Mall-manía
Daniel Chacón redaccion@larepublica.net | Viernes 07 diciembre, 2012
Representan más de 600 mil metros cuadrados en el Área Metropolitana
Mall-manía
El vínculo entre la imagen y el comercio los impulsa
Se trata de un cambio no solo comercial, sino también cultural.
El auge de los malles en los últimos años ha sucedido no solo como una opción para el comercio, sino para que las personas encontremos un espacio de esparcimiento seguro y en el cual exista entretenimiento sano.
Sin embargo, los malles enfrentan sus propios retos como lo es la rentabilidad y alimentar la ilusión de espacios artificiales.
En la actualidad, la imagen y el producto van de la mano.
Comprar debe generar un sentimiento de satisfacción y el ambiente debe ser agradable.
A cambio, las áreas públicas de San José, ofrecen pocos espacios que cumplan con estos requisitos.
A la desventaja del tráfico, los malles ofrecen el parqueo; a la inseguridad, un espacio controlado y además un espacio agradable para el esparcimiento.
Además, el mall le permite al consumidor encontrar todo tipo de producto, en un solo lugar.
Mientras tanto, el alquiler del espacio del negocio en un mall a menudo sale más cómodo para el comerciante, que contar con una tienda independiente.
En cuanto a la planificación de espacios, es una solución artificial a los problemas de urbanismo.
Al no contar con calles bonitas y seguras, preferimos a menudo acudir a los malles, que si bien resultan artificiales, nos hacen sentirnos a gusto.
De hecho, existe una persona detrás de los malles pensando en estrategias para atraer cada vez a más personas, y garantizar un flujo de consumidores que incentive a las mejores tiendas a pagar un alquiler en determinado lugar.
Hoy están decorados de Navidad, ofrecen actividades para atraer a los pequeños y motivar a los padres a ir; así como otros imanes para el resto de segmentos de consumidores.
“Esperamos la visita de unas 300 mil personas entre ambos Multiplaza en la época navideña, que puede representar alrededor del 40% de las ventas del año”, dijo Elisa Rojas, gerente de Mercadeo de Grupo Roble.
Solo en 2012, vimos la inauguración de Paseo Metrópoli, Lincoln Plaza, y Plaza Tempo, que combina las oficinas con el comercio, así como la quinta fase de Multiplaza.
Todos llegaron tras identificar la necesidad de un espacio de este tipo, porque ya eran demasiadas personas las que transitan en la zona, y con pocas opciones de lugares para caminar y comprar sin riesgo.
De hecho, la competencia entre ellos es más fuerte porque han surgido más plazas y centros comerciales que apelan a características de cercanía y ubicación, consideró Gerardo Vargas, gerente general de Paseo de las Flores.
Incluso, ya todos los puntos cardinales del Área Metropolitana estarían cubiertos, a excepción del sur de la capital, que tiene características distintas y su demanda está bien cubierta por tiendas de menor tamaño.
Sin embargo, los malles enfrentan sus propios retos.
El auge en el desarrollo puede generar que en un futuro no todos los proyectos sean rentables, y se llegue a un punto de saturación.
En lo que a la calidad de la vida urbana se refiere, la afluencia de la gente en los malles implica hasta cierto punto una deserción de los espacios públicos.
El tiempo enseñará si detrás de esto hay o no un problema. Por ahora, estamos viviendo cada vez más la vida del mall-manía.
Daniel Chacón
dchacon@larepublica.net