Contraloría autorizó obra y dará seis meses de plazo para concluirla

Puente del Virilla tendrá seis carriles

Ampliación permitirá acabar con el embudo en la General Cañas

Los conductores que viven o trabajan en Heredia y Alajuela tendrán por fin un respiro. En los próximos seis meses deberá estar lista la obra de ampliación del puente que pasa sobre el Río Virilla, mejor conocido como “la platina”.

La Contraloría General de la República aprobó los trabajos para que la estructura pase de cuatro a seis carriles, por un monto de ¢2.190 millones.
Pese a que la ampliación se aprobó desde setiembre, la Contraloría solicitó al Consejo Nacional de Vialidad (Conavi) que justificara las razones por las cuales la obra solventaría las necesidades futuras de ese sector y por qué se hacía una adenda a un contrato previo de reparación.
Sobre dicho paso se hacían obras de reforzamiento y mejoras, a cargo de la empresa Codocsa, las cuales fueron suspendidas en agosto, luego de que el Conavi considerara que esos mismos trabajos soportarían una ampliación de la estructura.
“El interés público que motiva esta contratación es aprovechar que se contrate con la empresa que actualmente realiza las obras de remodelación del puente sobre el río Virilla, lo que resulta jurídicamente oportuno y válido”, señaló Allan Ugalde, gerente de la División de Contratación Administrativa de la Contraloría.
Sobre ese sector transitan diariamente cerca de 100 mil conductores que deben soportar las presas producidas por el embudo que provoca una carretera de seis carriles y que se reduce a cuatro cuando pasa sobre el puente.
“Es importante tomar en cuenta que las obras están muy avanzadas. Se ha completado el reforzamiento del puente, con lo que tiene capacidad de soportar la carga sísmica del país, y ahora dejará de ser ese cuello de botella para el tránsito fluido en la ruta hacia el aeropuerto”, comentó Mauricio González, viceministro de Infraestructura del MOPT.
Desde 2009, este paso ha sido centro de la polémica de la opinión pública debido a una serie de trabajos infructuosos, cuyo costo ha superado los ¢7 mil millones, sin ningún resultado positivo.

Rodrigo Díaz
rdiaz@larepublica.net