Zona franca, sueño rural
Oscar Rodriguez orodriguez@larepublica.net | Lunes 09 julio, 2012
Al menos seis comunidades interesadas en parques empresariales
Zona franca, sueño rural
Mayor opción sería la de unir empresas agroindustriales
Las posibilidades de la gente de Cañas, Guápiles y Quepos de tener más empleo aún forman parte de un sueño colectivo. Estas zonas, al igual que otras ubicadas fuera del Area Metropolitana, quieren tener un parque empresarial bajo el régimen de zona franca, sin que hasta ahora se haya cumplido.
Son seis en total las comunidades que hacen fila a la espera de recibir un aval del Gobierno para establecer zonas con los beneficios fiscales y económicos que más de 250 firmas —en su mayoría concentradas en el Valle Central— ya reciben.
Pero esta posibilidad aún no llega, pese a que el sector empresarial considera que existen buenas opciones para generar empleo y llevar mayor productividad a estas áreas.
Una de estas opciones sería la de crear una zona franca agroindustrial, algo por lo cual abogan tanto en el sector privado como en el propio gobierno.
Existen en el país al menos 11 empresas dedicadas a este tipo de industria, repartidas entre San Carlos, el Caribe y las cercanías de Puntarenas.
Sus operaciones en el país ya demuestran que existe un mercado y el potencial de éxito. Por ello en el sector impulsan la creación de una zona agroindustrial, como primer paso para llevar más empresas a zonas rurales, temática bajo la cual se desarrolló esta semana el Congreso Nacional de Zonas Francas, organizado por la Asociación que las agrupa (Azofras).
“El modelo de desarrollo del mundo se diseñó para las ciudades, la zona rural siempre es la más pobre en cualquier lugar (…) en las ciudades hacemos ejercicio, vivimos, comemos, todo lo encontramos, es un reto que debemos enfrentar si queremos llevar más empresas fuera de las ciudades”, dijo Bernardo Mesa, gerente de GEA, firma colombiana que ha logrado arraigarse en áreas rurales.
No obstante, cumplir ese sueño rural de tener empresas más cerca implica varios retos. El primero es la infraestructura, de modo que calles, escuelas, edificaciones, estén construidas acorde con el tipo de productos que se desarrollarán.
Por ejemplo, si se quiere hacer una zona franca agroindustrial, los caminos deben estar adecuados para soportar transporte pesado.
Otro reto es la tecnología, de modo que el acceso a esta sea llevado a las áreas donde se requiera.
Y otro de los muros por derribar tiene que ver con la educación, de modo que se incentiven, en las áreas a desarrollar, disciplinas acordes con el tipo de industria que se instalará en las zonas.
“El desafío que nos queda es que trabajemos de manera conjunta… por eso invito a las zonas francas, a Comercio Exterior y al Banco Interamericano de Desarrollo para que diseñemos una estrategia”, puntualizó sobre el tema Gloria Abraham, ministra de Agricultura.
Luis Valverde
lvalverde@larepublica.net
Zona franca, sueño rural
Mayor opción sería la de unir empresas agroindustriales
Son seis en total las comunidades que hacen fila a la espera de recibir un aval del Gobierno para establecer zonas con los beneficios fiscales y económicos que más de 250 firmas —en su mayoría concentradas en el Valle Central— ya reciben.
Pero esta posibilidad aún no llega, pese a que el sector empresarial considera que existen buenas opciones para generar empleo y llevar mayor productividad a estas áreas.
Una de estas opciones sería la de crear una zona franca agroindustrial, algo por lo cual abogan tanto en el sector privado como en el propio gobierno.
Existen en el país al menos 11 empresas dedicadas a este tipo de industria, repartidas entre San Carlos, el Caribe y las cercanías de Puntarenas.
Sus operaciones en el país ya demuestran que existe un mercado y el potencial de éxito. Por ello en el sector impulsan la creación de una zona agroindustrial, como primer paso para llevar más empresas a zonas rurales, temática bajo la cual se desarrolló esta semana el Congreso Nacional de Zonas Francas, organizado por la Asociación que las agrupa (Azofras).
“El modelo de desarrollo del mundo se diseñó para las ciudades, la zona rural siempre es la más pobre en cualquier lugar (…) en las ciudades hacemos ejercicio, vivimos, comemos, todo lo encontramos, es un reto que debemos enfrentar si queremos llevar más empresas fuera de las ciudades”, dijo Bernardo Mesa, gerente de GEA, firma colombiana que ha logrado arraigarse en áreas rurales.
No obstante, cumplir ese sueño rural de tener empresas más cerca implica varios retos. El primero es la infraestructura, de modo que calles, escuelas, edificaciones, estén construidas acorde con el tipo de productos que se desarrollarán.
Por ejemplo, si se quiere hacer una zona franca agroindustrial, los caminos deben estar adecuados para soportar transporte pesado.
Otro reto es la tecnología, de modo que el acceso a esta sea llevado a las áreas donde se requiera.
Y otro de los muros por derribar tiene que ver con la educación, de modo que se incentiven, en las áreas a desarrollar, disciplinas acordes con el tipo de industria que se instalará en las zonas.
“El desafío que nos queda es que trabajemos de manera conjunta… por eso invito a las zonas francas, a Comercio Exterior y al Banco Interamericano de Desarrollo para que diseñemos una estrategia”, puntualizó sobre el tema Gloria Abraham, ministra de Agricultura.
Luis Valverde
lvalverde@larepublica.net