Aplauso al Sol Naciente
Luis Fernado Rojas lrojas@larepublica.net | Sábado 05 abril, 2014
Aplauso al Sol Naciente
De principio a fin Japón fue mejor y se lleva la corona con toda justicia
En una tarde-noche mágica, no solo para las japonesas sino también para los costarricenses, llegó a su fin el Mundial Femenino Sub-17, cuya final fue presenciada por 22 mil almas que le sacaron todo el jugo que le restaba a este evento, inédito e histórico en Centroamérica.
España jugó con dignidad y esfuerzo, pero se puso la soga al cuello muy temprano cuando aceptó el primer gol con solo cinco minutos de juego, tras un remate de Shiho Matsubara, que la arquero Elena del Toro apenas tocó, la pelota rebotó en el horizontal y Meika Nishida envió al fondo de los cordeles.
La “rojita” no se desboronó. Siguió bien plantada, pero su 5-4-1 apenas le valió para sostener por un buen rato más el juego, ya que con solo Nahikari García en punta, contra las postes niponas y la buena arquera Mamiko Matsumoto nada pudo hacer. La portera japonesa no tuvo mayores problemas para controlar los balones aéreos, única arma de las ibéricas para buscar el marco asiático.
En Japón, tras el gol, Sugita, Hasegawa y Kobayashi, que conforman la cintura de lujo de las niponas, se dedicaron a recuperar balones e intentaron poner a sus delantera de cara al gol, y bien que lo hicieron, pero Elena de Toro se encargó de que el marcador no fuese más alto.
En las gradas la gente celebraba. Muchos iban con Japón, otros con España y hasta algunos con ambos, todo lo aplaudían, y surgió la Ola, a la que se sumaron la presidenta Laura Chinchilla y hasta el mismo Joseph Blatter, presidente de la FIFA. En el intermedio aplaudieron mucho a la selección de Costa Rica, que agradeció con una pancarta el apoyo.
El ingreso de Fuka Kono en los últimos 30 minutos del partido, trajo muchos dolores de cabeza a la defensa española. La japonesita les salía por todas partes y sus acciones alegraron más al público y al 78, Kobayashi, la referencia en el corazón del área, donde Kono pone el gol de la tranquilidad.
Como siempre disciplinadas las japonesas en la banca se mantuvieron sentadas hasta el pitazo final, y luego estallaron en júbilo con las del campo; después vino la premiación y el juego de pólvora que despidió el primer mundial de la FIFA en la historia de nuestro país. Ojalá que no sea el último.
Luis Rojas
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