Economía 2024
Manuel Zúñiga García mazuga5@gmail.com | Miércoles 27 marzo, 2024
Manuel Zúñiga García
mazuga5@gmail.com
Economista
La economía costarricense extiende un buen desempeño post pandemia, merced a la paulatina recuperación del abanico de actividades económicas locales y de las ventas al exterior, dado un mejor desempeño generalizado de los socios comerciales. De seguido, esbozamos, algunos aspectos atinentes.
Producción. El año pasado la economía creció, preliminarmente, 5% (en 2022, 4,6%). La información reciente (enero 2024), muestra al sector agropecuario creciendo interanualmente 2,7% (un año antes 2,2%), impulsado más por la actividad pecuaria, que por la agrícola dados los reveses causados por fenómeno climático El Niño. Este, consiste en el calentamiento del océano pacífico, disminuyendo las precipitaciones en el pacífico y en parte de la zona central, pero intensificándolas en el atlántico. El comercio creció 5,2% y un año atrás lo hizo en 1,2%, destacan los materiales de construcción, alimentos y vehículos.
El transporte creció 8,7% mejorando el desempeño observado dos semestres previos de 3,9%. Cabe mencionar, la mayor movilización tanto de personas locales y turismo, como por mercancías vinculadas al comercio internacional. La construcción creció 1,9%, rompiendo el decrecimiento registrado los doce meses precedentes de 1,7%. La construcción privada aumentó 1,8% y la construcción pública registró un 6%, en concordancia con obra municipal (2023 fue año electoral municipal).
El año pasado las exportaciones crecieron 15% (un año antes, 9%). Las exportaciones de base local (régimen definitivo) crecieron 4,8% (mejorando el dato del año previo, 1,8%). Buen resultado, aunque modesto, considerando el crecimiento promedio histórico, ubicado en 4%. Por su parte, las exportaciones de régimen especial crecieron 22% (superando el 15% reportado un año antes), más que duplicando su promedio histórico de 9%. La demanda interna en el cuarto trimestre del año pasado creció 4% (un año antes lo hizo en 0,8%). Uno de sus componentes, el consumo de los hogares creció 6% (el año previo reportó 3%), impulsados por un mayor apetito por crédito de consumo y por un mejor ingreso real, derivado de la desinflación y un menor tipo de cambio. Otro de sus componentes, el consumo público, continuó frenado, conteste a las restricciones al gasto en pro del balance fiscal. Las estimaciones oficiales, esperan al final de este año, un crecimiento económico en torno al 4%.
Fiscal. Al cierre del ejercicio antecedente, los ingresos totales fueron por ¢7 billones, aunque se recaudó unos ¢159 mil millones menos, respecto de diciembre 2022, decreciendo un 2%. Los gastos totales sumaron ¢8,7 billones y crecieron 3%. En este grupo, los gastos por intereses crecieron 11%, correspondientes a deuda interna y externa. Como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB), el superávit primario se ubicó en 1,5% y el déficit financiero en 3,3%.
Las autoridades hacendarias siguen ceñidas en mantener a raya el gasto a fuer de mejorar el cuadro fiscal. Dos apuntes. Primero, de continuar así, sus necesidades de financiamiento interno serán menores, restando presiones alcistas a las tasas de interés locales y aún mejor, dejará disponibles recursos, para usos alternos, como el financiamiento de actividades productivas potenciales generadores de empleo.
Segundo, la razón deuda a PIB continúa bajando, siendo al corte, 61% (diciembre 2021, 68%). Para llegar al 60% se ocupa bajar la deuda del gobierno central unos ¢300 mil millones y/o aumentar el PIB unos ¢500 mil millones. Se trata de que ese porcentaje sea menor para desamarrar un poco el gasto.
La maniobrabilidad de las cifras fiscales pasa por recortar renglones de gasto, lo cual, claramente, no abunda en vítores. Dada la inflexibilidad del gasto público, la variable de ajuste, una vez más, es disminuir la inversión social. En consecuencia, unos 135 mil estudiantes se encaminan a la deserción, para quienes el apagón educativo de la pandemia ahora se desdobla en otro. Esta población, entre más se aleje de la educación, quedará más cerca de actividades deleznables por mera sobrevivencia material. Fatal ...
En junio pasado, Zapote anunció que el país quedó campeón en el control de la inflación, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Sin embargo, aún no se anuncia, que, en el indicador de la desigualdad por ingreso de la OCDE, nuestro país también es campeón (Vide: https://data.oecd.org/inequality/income-inequality.htm#indicator-chart). A partir de resultados macroeconómicos, según el Bank of América, Costa Rica es la economía jaguar, ¡muy bien! Pero, en indicadores sociales, somos aspirantes a gatico minino, no tan bien …
Para el presente ejercicio, las autoridades hacendarias persistirán en mejorar los balances fiscales, estimándose un resultado primario de 2,3%, un resultado financiero de -2,4% y ubicar la deuda respecto del PIB en 58,8%. Las autoridades esperan mejores resultados para, en su momento, alojar recursos en los renglones sociales.
Monetario. En agosto 2022 la inflación marcó 12% y en adelante inició un proceso desinflacionario hasta mayo 2023, reportando una inflación de 0,88%. A partir de junio 2023 el indicador fue -1,04% y hasta febrero 2024 con -1,13%. La disminución de precios en las materias primas importadas explica, en parte, tal comportamiento. El año entre julio 2015 y junio 2016 fue deflacionario, ¿recuerdan? En tres meses veremos si se repite la historia.
A propósito de descensos, lo suyo hizo el tipo de cambio cuando en junio 2022 marcó casi los ¢700 por US dólar y en adelante empezó la reducción que a la fecha ronda los ¢505 por US dólar (apreciación nominal de 28%). Ese lapso equivale a 1,8 años.
Y ardió Troya … Ante este burumbum, varias cosas. Primero. En una esquina, sectores productivos reclaman acciones a la autoridad monetaria para revertir ese desplome. En la otra esquina, esa autoridad, reitera que la cotización se rige por la interacción de oferta y demanda, desprendida del mercado cambiario (¿mercado?). En esa línea de razonamiento, dicen, si la oferta es mayor a la demanda, el tipo de cambio baja.
Segundo. Se alega que las ventas externas pierden competitividad, pues sí. El modelo exportador debe sentarse, únicamente, en un tipo de cambio creciente, pues no. Las fuentes de competitividad deben provenir de una infraestructura robusta de tipo vial, portuaria, aeroportuaria, energética, educativa, institucional y tasas de interés competitivas.
Tercero. Suman nueve meses deflacionarios. En octubre 2022 la tasa de política monetaria estuvo en 9% y a la fecha está en 5,25% (acumula una reducción de 375 puntos base). Pero, en ese lapso, las tasas activas en colones de la banca permanecieron petrificadas en promedio 12%. ¿Para cuándo la reducción? A pesar de los rezagos, se supone, que la tasa de política monetaria transmite sus movimientos al resto de tasas del sistema financiero. Esta inflexibilidad a la baja (sticky prices), impide tasas de interés competitivas en colones, desestimulando demandar crédito para actividades comerciales, que podrían utilizar tal sobrante de US dólares para importar artículos, insumos, etc.
Cuarto. En general, para las actividades comerciales, la fluctuación cambiaria es un factor de riesgo mitigable, mediante coberturas cambiarias ofrecidas localmente. Así, vemos como el tipo de cambio ha sido el pararrayos de la discusión por su impacto de corto plazo, pero es solo la punta del iceberg; subyacen, otros elementos estructurales, merecedores de tratamiento con perspectiva de mediano y largo plazos. Por lo demás, las mejores vibras para Ustedes en este 2024¡!