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Autonomía eléctrica y sostenible es clave para la industria en Costa Rica

Fernando Ortuño Cubillos redaccion@larepublica.net | Martes 23 julio, 2024


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Fernando Ortuño

Fundador

Director general de greenenergy®.

Durante el primer semestre de 2024, las empresas industriales de Costa Rica han enfrentado el fenómeno global de la incertidumbre energética. Las fluctuaciones de las redes tradicionales y el riesgo de cortes de energía pusieron en evidencia dos realidades: algunas empresas entraron en estado de incertidumbre, mientras algunas más avanzadas en su visión de la descarbonización y la sostenibilidad, estaban mejor preparadas.

La experiencia de la pandemia por COVID-19 hizo evidente que los planes de crisis y continuidad del negocio se deben plantear para lo conocido y aún más, para lo que no ha sucedido pero podemos anticipar.

La tendencia global es el desarrollo de microrredes donde se incorporan energías renovables con baterías y dejan la quema de hidrocarburos como última opción. Es decir, tener un generador que reactive la planta después de una suspensión de servicio eléctrico se convirtió en una medida obsoleta: ante la realidad climática, social y económica actual se requiere autonomía eléctrica y sostenible.

Las microrredes como soluciones

Una microrred fotovoltaica es un sistema que genera y distribuye electricidad a partir de energía solar. Se conforma por paneles solares, inversores, baterías para almacenamiento y plataformas de control energético inteligente, que incluso puede administrar otros activos eléctricos como plantas de emergencia, bancos de hielo, esquemas de deslastre de carga, entre otros.

Las microrredes pueden operar conectadas a la red pública, funcionando en paralelo con esta, provocando ahorros sobre el gasto eléctrico. También pueden trabajar de manera independiente, brindando confiabilidad energética, sobre todo en aquellos casos de fluctuación en voltaje o apagones del servicio público. En estas situaciones, la energía se sostiene a través de la microrred por un tiempo definido, previo a prender una planta de emergencia y quemar combustible fósil.

Un paro de algunos minutos en una planta de producción, por ejemplo de alimentos, podría significar millones de colones en pérdidas económicas y acarrear complicaciones logísticas difíciles de superar. Igualmente, mantener la operación durante varias horas mediante la quema de hidrocarburos es insostenible y generaría indicadores negativos con impactos directos a los resultados de negocio en las empresas de triple utilidad y las que avanzan hacia modelos responsables de producción.

Ante accidentes, condiciones climáticas o por los avisos de racionamientos eléctricos hechos por el ICE en mayo, las empresas que ya cuentan con una microrred tuvieron mayor seguridad en su operación, porque estaban listas para lo inesperado, mientras otras industrias se enfrentaron con la incertidumbre (gran cantidad de empresas en todo el mundo carecen de cálculos sobre los costos ligados a un paro no programado en su operación).

El objetivo de una microrred en Costa Rica es hacerle frente a la inestabilidad del sistema eléctrico tradicional que se ha experimentado históricamente. Lugares como Heredia, con alta concentración de operaciones transnacionales, se han registrado más de 30 eventos transientes rápidos (por sobretensión) al mes, y un promedio de 10 pérdidas de alimentación eléctrica no programada este año. Con las innovaciones tecnológicas de una microrred, hasta el 90% de estas situaciones se soluciona en milisegundos, con lo cual se reduce el consumo de combustible fósil, el estrés operativo y el impacto económico.

Les comparto un ejemplo: en la planta de producción de Bimbo, ubicada en Heredia, hace un año se instaló una microrred con más de 370 paneles solares que generan 187 kilowatts pico (kWp) de potencia máxima, con los cuales se provee en promedio el 5% de la energía que consume la planta anualmente. Además, integra un sistema de almacenamiento de 1.3 MW en inversor y 2.7 MW baterías, con un controlador inteligente que permite dar un esquema de respaldo por hasta 2 horas continuas sin necesidad de encender la planta de emergencia y quemar combustible fósil, que es lo tradicional.

Contar con este recurso le permite a la empresa mitigar anualmente más de 29 toneladas de dióxido de carbono (CO2) en promedio, que equivale a plantar más de 1.300 árboles por año.

Una microrred como la que describí es de los proyectos más ambiciosos del país a nivel de recursos energéticos distribuidos y opera con una batería de última generación, que combina litio, hierro y fosfato y es tan poderosa que equivale a la energía que consumen 300 casas en un día, 22.000 km recorridos con un vehículo eléctrico, y su peso es aproximadamente el de tres elefantes africanos.

Hoy tener la capacidad de seguir produciendo en situaciones de racionamiento o inestabilidad energética ya es un diferenciador de negocio, pero esta habilidad será la norma en empresas decididas a navegar la incertidumbre climática y aportar a la descarbonización del país y el planeta.

Costa Rica está lista para ser líder en esta transformación y necesita que las empresas tomen decisiones valientes, conscientes y visionarias sobre sus impactos en la economía y el ambiente.








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