Bicentenario de Costa Rica: feminización de la pobreza y el desempleo
Inés Revuelta Sánchez inesrevuelta@gmail.com | Viernes 10 septiembre, 2021
El término feminización de la pobreza ha sido acuñado por la Organización de Naciones Unidas, para referirse a la afectación desigual y desproporcionada que sufren las mujeres a nivel mundial. Esta es una situación que continúa en aumento a nivel global y que afecta, sobre todo y en el caso de Costa Rica, a las mujeres jefas de hogar.
Por eso, es importante revisar con detenimiento algunos aspectos muy concretos: la política educativa de inclusión, la capacitación técnica, la educación sexual y reproductiva, los estereotipos en la división sexual del trabajo, las políticas de cuido tanto de las niñas y niños como de las personas adultas mayores, y los círculos de violencia social que mantienen una fuerte incidencia de acoso, agresión e intimidación hacia las mujeres.
Costa Rica ha realizado enormes avances en las políticas públicas de igualdad de género, de protección de las mujeres ante la violencia y fortalecimiento de la red de cuido. Pero el abordaje debe robustecerse aún más para que, en primera instancia, se trabaje con las niñas en sus círculos educativos garantizándoles un acceso pleno a la educación, a la protección de sus derechos y a las condiciones óptimas para su desarrollo humano.
Este es un pilar fundamental para romper los círculos de pobreza y no seguir reproduciendo la misma problemática de forma transgeneracional.
De igual forma, debe revisarse el acceso a la educación pública; no solamente debe ser gratuita, de calidad y acceso digital real, sino que también analizada a la luz de los datos de desarrollo humano cantonal, desigualdades de género y por supuesto, los índices de agresión, violencia, embarazo adolescente y pobreza cantonal.
En el caso de las mujeres trabajadoras el país tiene una enorme deuda, con una supervisión laboral con enfoque de género que garantice los derechos de estas y sus oportunidades de educación, capacitación técnica y ascenso.
Aún persisten la discriminación, la desigualdad salarial, la exclusión de los puestos de trabajo por condiciones de embarazo o discapacidad, y ante una situación apremiante a nivel familiar, la mujer se retira del puesto de trabajo por asumir el cuido de personas menores o mayores.
La feminización de la pobreza debe abordarse integralmente desde la niñez para que el país revierta los dolorosos datos que tenemos en la actualidad y que se han agravado con la pandemia por el COVID-19. Urge concretar una política pública integral que asuma interinstitucionalmente la articulación de acciones tendientes a garantizar la igualdad de condiciones de desarrollo para todas las mujeres costarricenses con un enfoque interseccional.
En el Bicentenario de Costa Rica, debemos tener una férrea voluntad política para desterrar cualquier vestigio de retroceso en los derechos conquistados a pulso y fuerza por nuestras mujeres. Las políticas de igualdad de género no pueden ni deben ser moneda de cambio en tiempos de campañas políticas, azoradas por añejas y trasnochadas visiones patriarcales; 200 años de Independencia deben no solo pesar sino también sumar parejo entre mujeres y hombres para la construcción de una mejor Patria, sin pobreza y desempleo.