Calles malas: Mal negocio
Manuel Avendaño mavendano@larepublica.net | Lunes 14 octubre, 2013
Presas aumentan emisiones de gases en un 30%
Calles malas: Mal negocio
Deterioro de carreteras y falta de nuevas obras son resultado de 50 años de rezago
Si ha notado que la gasolina de su carro le dura menos últimamente, no es porque su carro tenga un desperfecto. La respuesta se relaciona con la cantidad de presas en las que queda atrapado durante el día y con el mal estado de las calles nacionales.
La infraestructura vial del país tiene 50 años de rezago que se traducen en un golpe directo a su bolsillo cada vez que va a la gasolinera.
Existen acciones de mediano y largo plazo que pueden reducir el consumo de combustible y la contaminación en el país.
Primero se deben hacer cambios en la dirección de las vías, eliminar giros a la izquierda en algunos puntos y sincronizar los semáforos para dar mayor agilidad al tránsito en los centros de ciudad, según un estudio del Programa de Desarrollo Urbano de la UCR.
Los cambios viales no requieren mayor inversión y podrían dar buenos resultados ya que permitirán a los vehículos alcanzar velocidades superiores a los 15 kilómetros por hora.
La segunda medida consiste en aumentar las velocidades de ruedo demarcadas en las carreteras, con el objetivo de que los vehículos no quemen combustible en vano.
Fortalecer los servicios de transporte público es otra alternativa, lograr que los buses y los trenes sean competitivos para que las personas opten por dejar su carro en la casa.
Actualmente el tren de Heredia transporta cada día a 10 mil personas, cantidad que viaja en los buses en tan solo dos horas, explicó Jonathan Agüero, director de Transportes de la Escuela de Ingeniería Civil de la Universidad de Costa Rica.
Mejorar este servicio sería una buena medida para evitar el alto consumo de combustibles.
Adicionalmente, para lograr que los buses mejoren el tiempo de los viajes se necesitan carriles exclusivos en algunas vías importantes.
Esto concluye en la impostergable construcción de nuevas obras como el tramo norte de la Circunvalación, los pasos a desnivel en las rotondas y la ampliación de las entradas a Heredia que deben lograrse en los próximos años.
La consecuencia del rezago vial la vivimos a diario en las calles, en el aire y en las facturas de combustibles.
Un motor de carro está diseñado para transitar a velocidades superiores a 40 kilómetros por hora, cuando esto no ocurre se gasta más y emite gases nocivos para el medio ambiente.
Por ejemplo, un vehículo atrapado en un embotellamiento produce un 30% más de contaminantes y gasta combustible en igual porcentaje, evidenciado así en un estudio de la UCR.
Abandonar la idea de construir nuevas carreteras y mejorar las que ya existen son el resultado del rezago en infraestructura más grande en la historia del país.
Dejar de lado la necesidad de mejorar las calles durante los últimos 50 años terminó por desembocar en una crisis vial.
Los recientes hundimientos en Circunvalación y el puente sobre el río Parismina en la ruta 32, así como el colapso de alcantarillas en otras vías encienden las luces de alerta.
Muestra de ello han sido las largas presas que se han generado en la capital durante las últimas semanas. La afectación en una sola ruta puede generar un colapso general alrededor.
Esto ocurre especialmente en el Área Metropolitana.
Nunca es tarde para construir nuevos puentes, calles y pasos a desnivel, pero cuanto más se posterguen estas obras mayores serán el gasto en combustibles y el daño ambiental.
Manuel Avendaño
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