Columna Especial
China: ayer estabilizador del Asia, hoy impulsor del desarrollo global
José María Figueres Olsen Expresidente de la República
Embajada China en Costa Rica cr.chineseembassy.org | Jueves 11 febrero, 2021
Costa Rica y la República Popular China (RPC) disfrutan de una relación bilateral relativamente joven, pero llena de hitos que la hacen sobresaliente. En el año 2007, Costa Rica se convirtió en la primera nación centroamericana en es-tablecer vínculos diplomáticos con la República Popular China, con ello inició una tendencia regional. Apenas cuatro años después, nuestro país también se convirtió en el primero de la región (y sexto del mundo) en ejecutar un Tratado de Libre Comercio con la RPC, con lo cual se unió a lo que sigue siendo un grupo exclusivo de solo trece países en todo el mundo los cuales mantienen tratados de libre comercio con China. Durante muchos años, fuimos de los pocos países en sostener una balanza de pagos comercial favorable con China, gracias a las exportaciones desde nuestro país de la empresa INTEL. Nuestro intercambio comercial desde entonces ha venido en constante aumento, convirtiendo a China en el segundo mayor socio comercial de Costa Rica y a nuestro país en el segundo mayor socio de China en América Central.
Asia, impulsada por el dinamismo que le imprime la RPC, es el futuro. No menosprecio nuestras históricas relaciones con occidente, principalmente los Estados Unidos y Europa. Con estos bloques siempre hemos mantenido una intensa relación que debe continuar. Sin embargo, el ‘motor externo’ que puede impulsar rápidamente nuestra ambición de acercarnos de manera acelerada al bien-vivir es Asia y en ese contexto particularmente China.
Desde que China inició su apertura al mundo en 1978, bajo el mandato de Deng Xiaoping, además de su desarrollo vertiginoso se fue convirtiendo gradualmente en un gran estabilizador de la economía asiática. Dos décadas después, durante la crisis económica asiática de 1997, por encima de los esfuerzos propios de cada país China jugó un papel importante en la rápida recuperación de Asia. Entre otras medidas solidarias y de coordinación regional, menciono su política monetaria que mantuvo el valor de su moneda, el renminbi, que de lo contrario hubiera afectado negativamente a la región y prolongado la crisis.
Otra década más tarde el mundo cayó en la crisis de 2008, cuyo origen fue la ‘burbuja inmobiliaria’ en los Estados Unidos. Para entonces; sin embargo, Asia se había convertido en un potente motor que impulsaba la economía global con China a la cabeza. Gracias a ello y a la coordinación de políticas económicas por medio del grupo de países llamado G20, logramos salir de esa crisis con menos daño de lo que originalmente se pensó.
Hoy, diez años después de aquellos duros tiempos, nos enfrentamos al cataclismo económico mundial causado por la crisis relacionada con la COVID-19. China es el único país que controló su crisis sanitaria con el menor costo de vidas humanas proporcional a su población. También ha tendido una mano generosa y solidaria con muchos países afectados sin posibilidad de hacerle frente a su crisis. Al mismo tiempo, logró el milagro de hacer crecer su economía en un 2.3 % del PIB en 2020 (único país del G20 que creció).
El papel cada vez más amplio y las crecientes responsabilidades de China en la comunidad internacional se han venido consolidando a lo largo de estos años. En occidente, podríamos haber aprovechado eso para aunar esfuerzos entre China, como la más nueva potencia global, Europa y Estados Unidos y poder así enfrentar los grandes retos que hoy amenazan la convivencia armónica en el mundo: la pobreza, la falta de equidad y el cambio climático. Esa cooperación para resolver los retos globales más importantes nos habría generado enormes beneficios a todos. En lugar de ello, occidente se ha enfrascado en una guerra comercial con China, propiciada por el recelo que se le tiene al creciente liderazgo de China en el mundo de las tecnologías de las comunicaciones con Huawei a la cabeza y un conjunto de otras empresas impresionantes.
A Costa Rica no le conviene meterse en ese ‘guerra entre potencias’. En la búsqueda de nuestro bien-vivir, debemos empeñar primero nuestro propio esfuerzo y, segundo, trabajar con naciones que se encuentren dispuestas a colaborarnos en la resolución de nuestros retos. China se ha consolidado como exportador de tecnología, fuente de capital, constructor de infraestructura, generador de turismo y mercado creciente para nuestros productos. Aprovechemos estas condiciones en el marco de una relación bilateral mutuamente respetuosa, beneficiosa y armoniosa. De seguido, menciono algunas oportunidades concretas.
El Presidente Xi Jinping ha compartido con el concierto de las naciones su ideario para forjar “una comunidad de destino común”, con una visión convincente y de largo plazo de un mundo en el que la paz, la inclusión, el bienestar social y la sostenibilidad ambiental ocupen un lugar central. Este planteamiento tiene elementos concretos que conviene aprovechar en nuestro desarrollo.
Está por anunciarse el XIV Plan Quinquenal de la RPC, que será la guía de su desarrollo en los próximos cinco años. El combate del cambio climático, las energías renovables, los vehículos eléctricos y muchos otros factores vinculados al crecimiento de una economía de bajas emisiones de carbono, serán puntos medulares de ese Plan Quinquenal. Muchas de estas iniciativas aplicadas en nuestro país pueden jugar un papel muy importante en nuestro futuro desarrollo.
Costa Rica se ha ganado la confianza del mundo y se le ha otorgado una posición extraordinaria como ardiente defensor de la biodiversidad y la protección del medioambiente. El Presidente Alvarado ha convocado a nuestro país a un esfuerzo nacional para llegar a ser carbono neutral en 2050. Por su lado, el Presidente Xi Jinping ha anunciado el compromiso de alcanzar un nivel máximo de emisiones de carbono para 2030 y de ser carbono neutral para 2060. China y Costa Rica se convierten en aliados naturales en este espacio tan importante para la vida sobre el planeta.
Desde 2013, el Presidente Xi Jinping anunció la Iniciativa de la Franja y la Ruta. Inicialmente una estrategia de desarrollo de infraestructura regional rápidamente adquirió dimensiones mundiales con un enorme potencial para mejorar la conectividad entre continentes distantes y fortalecer los centros de integración regional. Costa Rica fue el segundo país centroamericano en firmar un acuerdo en el marco de esta iniciativa para la reducción de los desastres naturales en 2017. Nuestra infraestructura sigue siendo un cuello de botella para lograr mayores niveles de competitividad y calidad de vida. Conviene trabajar con China en el marco de esta iniciativa para lograr potentes desarrollos de nuestra infraestructura.
Por encima de este recuento de oportunidades que nos ofrece una sólida relación bilateral, está el merecido reconocimiento al logro más importante de la República Popular China: el haber sacado de la pobreza a más de 800 millones de personas y haber erradicado el año pasado la pobreza extrema. A lo largo de la historia de la humanidad, no se encuentra una proeza similar. Este hecho representa el esfuerzo de una nación entera que década tras década mantuvo objetivos claros y fue consolidando logros por encima de las dificultades de siempre.
En nuestro país, la salida de la crisis económica inducida por el manejo de la crisis sanitaria nos tomará mucho trabajo. Debemos empeñar todo nuestro esfuerzo en lograrlo. Pero también debemos forjar alianzas con otras naciones que, con mayores posi-bilidades que las nuestras, pueden jugar un papel importante en nuestro futuro. En ese sentido, nuestra relación con la República Popular China debe ser mucho más intensa y estratégica.
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