Ciberfábrica: la nueva cultura de producción
Candilejas candilejas.cultura@gmail.com | Viernes 09 noviembre, 2018
La revolución de las nuevas formas de producción cambia la industria, la cultura y las posibilidades de acceso a los productos.
Ahora se puede hacer una casa de 38 metros cuadrados, en 24 horas, por un costo de $10.000.
Las hace, por ejemplo, la empresa Apis Cor, con sede en Rusia y San Francisco, utilizando impresión en tercera dimesnsión conocida como “3D”.
Esta, en términos simples y básicos, es una tecnología de fabricación que permite crear objetos por la superposición de capas de diversos materiales según el caso.
Puede revolucionar totalmente las formas tradicionales de elaboración de artículos como zapatos, casas, automóviles, ropa, alimentos, y un sinnúmero de cosas más.
La impresión 3D podría retomar incluso, en algunos casos, el contacto directo que podía haber entre la persona que necesitaba algo y el artesano que lo fabricaba, como ocurría antes de la Primera Era Industrial en el siglo XVIII.
Este contacto se rompió cuando la fabricación en masa, en las fábricas, cambió la anterior cultura artesanal.
Sin embargo, ahora las personas podrían adquirir cosas hechas según sus gustos y posibilidades económicas mediante el servicio de fabricación en 3D que ofrecen empresas dedicadas a ello.
Ya se elaboran, mediante esta nueva tecnología, diversos alimentos a partir de ingredientes naturales, sin aditivos.
Y en una de las áreas en donde es sorprendente el éxito alcanzado es en el campo de la medicina, fabricándose prótesis económicas a medida, entre otros elementos.
Y ¿qué ocurre con la impresión 3D en Costa Rica?
Ejemplos de laboratorios con esta nueva tecnología en centros educativos nacionales son la Universidad de Costa Rica, la Universidad Veritas, el Instituto Tecnológico, el Instituto Nacional de Aprendizaje y la Universidad Estatal a Distancia.
“La impresión 3D es algo en pleno desarrollo y una incidencia que puede tener en Costa Rica es la posibilidad de producir en pequeña escala. Ya hay esfuerzos en ese sentido y la empresa privada en algunos casos trata de conseguir financiamiento bancario para ello”, asegura Fabián Abarca profesor en la Escuela de ingeniería electrónica de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Costa Rica, universidad donde se están fabricando componentes para robots con esta nueva tecnología.
“Algunas escuelas cuentan con impresoras 3D para uso y experimentación de sus estudiantes”, dice Mabel Valerín, de la Vicerrectoría de Investigación del Tecnológico de Costa Rica.
El laboratorio de impresión 3D de la Universidad Veritas, forma parte de la Red Mundial Fab Lab y ofrece el servicio a sus estudiantes y al público en general.
“Tenemos diversos proyectos como el educacional, comercial y clientes, mobiliario para edificios e institucional, proyectos sociales como el de artesanía (cerámicas), y contamos con un Fab Lab Móbil, para ofrecer el servicio en todo el país”, asegura Monserrat Cices, Coordinadora institucional de ese centro educativo.
El Instituto Nacional de Aprendizaje, INA, cuenta con una impresora 3D industrial, “mucho más grande que las destinadas a uso doméstico. Es un equipo de alta calidad, asegura Luis Rojas, de esa entidad, quién agrega que con dicha impresora se pueden fabricar piezas mecánicas, plásticas, para aeronáutica, industria médica, metalmecánica, mecánica, entre muchas otras.
La impresora es para uso y entrenamiento de los estudiantes del INA, institución que ofrece asesoría en esta materia y en algunos casos brinda servicios gratuitos de impresión 3D para equipo tecnológico a algunas Pymes.
El Sistema Integral de Formación Artística para la Inclusión Social (SIFAIS), es una organización sin fines de lucro que busca promover el crecimiento cultural de un barrio marginal y a través de esto la transformación social para una mejor vida de su gente.
Doce jóvenes entre los 14 y 17 años, de La Carpio, participaron en el primer “Fab Kids Sifais”, como se llamó a esta iniciativa impulsada por la Fundación SIFAIS y Fab Lab Véritas, para formar, primero a estos jóvenes, y luego expandir esa preparación en materia de 3D, entre otras tecnologías modernas.
Esta nueva revolución industrial, como decíamos al inicio, cambia la forma de producción, la cultura y la vida. Queda en manos de cada persona trabajar para que la moderna tecnología llegue a toda la gente, causando una transformación positiva.
Carmen Juncos Biasutto
Editora jefa y Directora de proyectos