¿Cómo determinar si existe deterioro de los activos no monetarios en una entidad?
Álvaro Castagneto redaccion@larepublica.net | Lunes 25 marzo, 2024
Por Álvaro Castagneto
Socio Líder de Auditoría
Deloitte
Desde el punto de vista contable, los activos representan bienes, derechos y recursos que están controlados por las compañías, los cuales resultan de eventos pasados y de los que se esperan recibir beneficios o ingresos económicos en el futuro. Recordemos que el valor en libros de cada uno de estos activos no puede exceder el valor que se va a recuperar por los mismos.
Cada cuenta en particular –ya sea Disponibilidades, Activos Financieros, Inventarios, entre otros– tiene, en la respectiva norma contable que los trata, su medida de comparabilidad con su valor recuperable. Por ejemplo, instrumentos financieros aborda el deterioro en la Norma Internacional de Información Financiera (NIIF) 9, por su parte, la de inventarios lo tiene en la propia Norma Internacional de Contabilidad (NIC) 2, que obliga a comparar el costo del inventario contra su valor neto de realización; lo mismo sucede con los activos no monetarios.
Pero ¿cómo se determina la existencia de deterioro de los activos no monetarios, qué debe analizar la compañía y cómo debe contabilizarlo?
Tratando específicamente el tema de los activos no monetarios —los cuales están representados principalmente por la propiedad, planta y equipo, así como los activos intangibles (plusvalías, intangibles comprados o desarrollados internamente)—, la NIC 36 establece los procedimientos que una entidad debe aplicar para asegurarse de que se sus activos estén contabilizados por un importe que no sea superior a su importe recuperable, donde este último es definido como el mayor entre el valor razonable, menos costos por disposición y su valor en uso.
Según la NIC 36, siempre se deberá realizar el análisis de deterioro, al menos una vez al cierre de cada periodo a los activos intangibles de vida indefinida y a los activos intangibles en construcción. Para los demás activos no monetarios de vida definida, se deberá realizar solo en caso de existir indicios de deterioro.
También es importante considerar que existen activos que no poseen un mercado activo para determinar su valor razonable. Ante estas situaciones, la NIC 36, en su párrafo 20, establece que para estos casos se puede utilizar el valor en uso como su importe recuperable.
Por su parte, las compañías deben analizar los factores internos y externos que puedan representar indicios de deterioro.
Los factores internos se basan principalmente en los datos generados por estadísticas de producción, tanto de un activo individual como de una unidad generadora de efectivo (UGE), identificando obsolescencia, deterioro físico o disminuciones en la producción.
En los factores externos, se debe prestar especial atención a temas legales, restricciones o regulaciones locales, tecnológicas y temas económicos o de mercado. Un claro ejemplo es el sector de tecnologías de la información, el cual se renueva constantemente y los cambios suelen repercutir en sistemas que se vuelven obsoletos por no ser compatibles o bien, no suelen soportar las actualizaciones requeridas.
Para determinar el valor en uso de un activo o de una unidad generadora de efectivo, se deben estimar las entradas y salidas futuras de efectivo, tanto de la utilización continua del activo como de su disposición final. Estas proyecciones deben ser razonables y fundamentadas, principalmente, en datos estadísticos generados en el pasado por el mismo activo o UGE, así como también se debe tomar en cuenta las situaciones económicas actuales y futuras que se presentarán a lo largo de la vida útil restante del bien.
La NIC 36, en su párrafo 35, indica que, por lo general, no se suele disponer de presupuestos o pronósticos financieros que sean detallados, explícitos y fiables para periodos superiores a cinco años. Por esta razón, las estimaciones que haga la gerencia sobre los flujos futuros de efectivo se basarán en los presupuestos o pronósticos más recientes, para un máximo de cinco años.
Al determinar la existencia de un deterioro, se debe contabilizar y presentar de acuerdo con lo establecido en el párrafo 60 de la NIC 36, el cual indica textualmente lo siguiente:
“La pérdida por deterioro del valor se reconocerá inmediatamente en el resultado del periodo, a menos que el activo se contabilice por su valor revaluado de acuerdo con otra Norma (por ejemplo, de acuerdo con el modelo de revaluación previsto en la NIC 16 Propiedad, Planta y Equipo). Cualquier pérdida por deterioro del valor, en los activos revaluados, se tratará como un decremento de la revaluación efectuada de acuerdo con esaotra Norma.”
El tema de la NIC 36, y otras normas de relevancia para las organizaciones, se desarrollarán durante el Programa de Actualización de Normas Internacionales de Información Financiera (NIIF), que impartirán expertos de Auditoría y Assurance de Deloitte Centroamérica y República Dominicana. Este programa se desarrollará en abril de 2024.
Este artículo se realizó con la colaboración de Juan Carlos Jiménez, Gerente de Auditoría en Deloitte.