Cómo disminuir el gasto público
| Sábado 27 septiembre, 2014
Aspectos importantes relacionados con ahorro público no son parte del cotidiano intercambio de discursos al respecto, con algunas excepciones esporádicas
Cómo disminuir el gasto público
El tema como es lógico parece girar bastante en torno a los recortes y a la necesidad de tener mayores ingresos. Austeridad, no evasión fiscal, no contrabando. Esto es esencial lograrlo.
Pero aspectos importantes relacionados con esto no son parte del cotidiano intercambio de discursos al respecto, con algunas excepciones esporádicas.
No obstante, esos aspectos están ahí, son parte de la realidad y no se pueden soslayar si queremos ser serios.
Una de estas cuestiones es la urgencia de realizar una reestructuración del aparato estatal, a fin de reducirlo y convertirlo en profesional eficiente y eficaz.
Estamos claros en que esta tarea tiene un costo político elevado, una gran dificultad y complejidad porque mientras eso se realizara el Estado debería, sin embargo, continuar brindando sus servicios sin interrupciones.
Estamos claros en que han sido gobiernos anteriores los que han inflado enormemente el aparato estatal, y además de un modo irresponsable porque no se logró con ello mejoras en la prestación de los servicios.
No obstante, vemos que sí es posible ir haciendo cambios, poco a poco y lo decimos en forma constructiva.
Uno de ellos es el cierre de instituciones que no cumplen ninguna función o están duplicadas, triplicadas o cuadruplicadas en algún caso. Esto probablemente contaría con la aprobación de las mayorías en los tres poderes de la República.
Hacerlo mediante la movilidad horizontal de sus funcionarios, incluida su capacitación en casos necesarios, no produce desempleo.
Sin embargo, tiene la virtud de eliminar costos de operación de las entidades que se cierren y dotar de más personal a otras que sí lo necesitan.
Por otro lado, no se está haciendo la tarea en algo que no requiere aprobación legislativa.
Esto es el no pago de anualidades y otros rubros a funcionarios que no hayan sido evaluados para comprobar que, además de cumplir con la función que les exige su cargo, han ido más allá mejorando servicios.
Para esto no se requiere mayor aparato estatal. Se logra con solo que los máximos jerarcas de cada entidad de gobierno y de juntas directivas de entes autónomos cumplan con su deber de verificar qué hacen los mandos medios. El “reinado” sin control de muchos de ellos debe acabar porque es parte de la corrupción.
No estamos viendo que ocurran estas cosas.
Seguimos viendo duplicidad de departamentos legales, proveedurías y otros, lo cual no es coherente con disminución del gasto y austeridad.