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Conductores de Uber: ¿socios o empleados?

Javier Adelfang jadelfang@larepublica.net | Viernes 06 mayo, 2016




Uber llegó a Costa Rica y revolucionó el transporte de pasajeros. Aquel que lo probó, dejó el taxi y cambió de proveedor.
Sin embargo, la rebaja de la tarifa en un 20%, que benefició a miles de usuarios, golpeó el bolsillo de los llamados “socios conductores”, y reabrió el debate sobre la relación laboral entre la empresa y los conductores.
Se espera que entre hoy y mañana unos 1.000 conductores se desconecten de la aplicación en las horas pico, a modo de protesta por la reducción de la tarifa.

¿Socios?
La primera afirmación de Uber al poner un pie en el país fue que los conductores no son empleados, sino socios que trabajan de manera independiente, en una “comunidad de autoabastecimiento”.
Sin embargo, tras consultas a choferes de la aplicación, quedó claro que los “socios” no tienen participación en las decisiones estratégicas del negocio.
Se trata de una determinación unilateral de la empresa, en la que no se consultó a quienes realizan el trabajo en las calles, y son los principales afectados por la medida.
La visión general de un socio de una empresa es la de aquel que tiene algún grado de participación en las decisiones o, si se trata de un accionista minoritario, recibe alguna participación de las ganancias.
“Un socio es cuando conformás una sociedad y podés participar de manera activa en esa sociedad. Actualmente somos empleados”, afirmó un conductor de Uber.

La otra cara de la moneda
La rebaja de las tarifas ha sido, sin lugar a dudas, un beneficio para los usuarios y el golpe de nocaut en la competencia contra los taxis rojos.
No obstante, el descontento entre los conductores está en aumento, quienes consideran que los viajes en muchos casos ya no son rentables.
“Nos piden un servicio excelente, agua, confites y luego nos bajan un 20%. Además, al otro día que nos avisaron de la rebaja subió la gasolina. Un montón de conductores se han ido. Yo lo estoy valorando”, agregó otro socio.
La reducción de la tarifa es asumida completamente por el conductor, aunque para atenuar la situación, la empresa propone un esquema de incentivos.
En la filosofía de Uber está la idea de que la rebaja generará una mayor afluencia de clientes, por lo que, con el correr del tiempo, los choferes ganarán más; sin embargo, la situación no sería tan simple.
“Ellos te pueden decir que van a pagar incentivos, pero no es cierto, hay que trabajar más”, afirmó.

Protesta
Durante las horas pico de hoy y mañana unos 1.000 choferes de Uber se desconectarán de la plataforma a modo de protesta por la rebaja de tarifas.
Además, planean reunirse en un punto estratégico en la capital para hacer más visible el reclamo.
Se trata de la primera “huelga” de choferes de Uber en Costa Rica y podría alcanzar al 30% de los conductores.
En ese caso, será difícil que incluso la tarifa dinámica, una modalidad que aumenta el precio ante el exceso de demanda, pueda normalizar el servicio.
La medida tiene su antecedente en una serie de protestas realizadas en México durante el mes de enero, contra la reducción de las tarifas y el aumento de la comisión que retiene la empresa por cada viaje.
Sin embargo, no todos los conductores piensan lo mismo. Algunos, coinciden en que se trata de un trabajo independiente donde la empresa, a pesar de imponer la tarifa y las reglas de juego, es solo un medio para llegar al cliente.
“Yo nunca me he sentido socio y cuando a uno no le gustan las políticas del servicio, entonces deja de participar. Nadie me obliga a ser parte. No hay ningún contrato. Yo salgo a trabajar si quiero. Soy totalmente independiente”, comentó el conductor.

Negocio para terceros
Hasta ahora lo que sabíamos es que cualquier dueño de un carro, que cumpliera con los requisitos, podría ser parte de Uber.
Sin embargo, la aplicación permite que una persona inscriba hasta tres carros para que los conduzcan distintos choferes, que no sean los dueños.
Todos los conductores consultados coinciden en que es una práctica que ha crecido en los últimos meses.
De esta manera, se crearía una relación laboral del tipo patrón-empleado, similar a la del dueño de una placa de taxi y quien efectivamente maneja el carro.
En ese caso, los dueños del carro deberían formalizar la relación con su empleado pagando las cargas sociales correspondientes.
Al ser una modalidad permitida por Uber y trabajar bajo su esquema y aplicación, surge la pregunta de si no sería responsabilidad de la empresa controlar que se cumpla el código laboral, o si se trata de una cuestión entre dos personas, en la que la empresa no tiene injerencia.
“En el caso de los socios colaboradores emprendedores que deciden contratar choferes para seguir creciendo su pequeño negocio, ellos gestionan y negocian libremente, y de manera independiente, las condiciones bajo las cuales se regirá la relación entre ellos”, comentó Rocío Paniagua, vocera de Uber.
Si nadie controla esto, se podría desarrollar un esquema de vulnerabilidad, como ocurre hoy con los taxis tradicionales.
Esto podría afectar directamente al usuario, por cuanto ya no se trataría de una persona trabajando felizmente con la aplicación en sus momentos libres, sino de un chofer corriendo para conseguir el dinero suficiente para pagar la comisión, el alquiler del carro, el combustible, y que le quede algo para llevar a la casa.
El debate tiene mayor avance en otras partes del mundo. Por ejemplo, un tribunal laboral en California determinó en junio del año anterior que un conductor de Uber es un empleado y no un socio, como así lo pretende la empresa.
Este mismo tribunal había fallado en 2012 que se trata de un contratista independiente, pero, al reunir más detalles, cambió su decisión tres años después, según reporta la agencia Reuters.







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