Confinamiento incrementó desigualdad de género y aumentó carga doméstica en mujeres
Elizabeth Rodríguez elizabethrodriguez.asesora@larepublica.net | Viernes 11 junio, 2021 11:53 a. m.
El espacio doméstico se convirtió en el lugar con mayor desigualdad de género, el cual se incrementó a partir del confinamiento que provocó la pandemia por Covid-19. Esto se da porque el trabajo remunerado se trasladó a la esfera privada del hogar donde el cuido de los hijos y las responsabilidades se acumulan desproporcionadamente.
Lo anterior se desprende de la investigación “Conciliación de vida laboral y vida familiar en el marco del Covid-19 en mujeres académicas de la UNA”, elaborada por Ana Elena Obando, del Instituto de Estudios de la Mujer de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional.
La suspensión de clases presenciales, el teletrabajo, así como una nueva normalidad “en burbujas familiares”, borró la línea que dividía al trabajo remunerado de las tareas domésticas.
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“Al cambiar los tiempos y el espacio, aumentaron las horas de ambos trabajos, comprimidos en un espacio que no tenía las condiciones físicas para el teletrabajo”, destacó la investigación.
Los resultados de este estudio se obtuvieron a partir de cinco grupos focales conformados por 22 académicas en total, con edades entre los 33 y 57 años.
Ya antes de la pandemia, datos de la Organización de las Naciones Unidas reportaban que las mujeres dedican tres veces más tiempo que los hombres a los trabajos domésticos y de cuido no remunerados, entre 22 y 42 horas por semana.
Además de estos aspectos, la salud mental de las mujeres mostró alertas de “soledad doméstica”. En confinamiento y con miedo al contagio, se limitaron las ayudas con las labores del hogar, a la vez que las aisló por completo del espacio social presencial.
“Las académicas manifestaron que extrañan la oficina como un espacio separado del hogar”, indicó el estudio, ya que aquí podían mantener cierto equilibrio emocional y social.
La investigación arrojó recomendaciones para generar cambios y encontrar un balance entre ambos sexos, tanto desde el Estado como institucionalmente. Entre esos recursos se ofrece el desarrollo de campañas para instar a los hombres universitarios a asumir en un 50% las tareas del hogar y de cuido.
Como lo indica la ONU, para ir cerrando las brechas se debe enfatizar en el reconocimiento de los cuidados no remunerados mediante la prestación de servicios públicos, provisión de infraestructuras y formulación de políticas de protección social.
“Medir a ambos sexos bajo los mismos parámetros y exigirles los mismos requisitos obviando la división sexual del trabajo, resultará en odiosas discriminaciones contra las mujeres y perpetuará las desigualdades de género existentes”, concluyó Obando, autora de la investigación.