Descarbonicemos a Costa Rica bien en serio y no de mentirillas como nos engañaron
Ricardo Trujillo gerencia@fibrotel.cr | Miércoles 15 junio, 2022
Ricardo Trujillo Molina MScEE
gerencia@fibrotel.cr
Todo costarricense se ufana y vanagloria de vivir y ser ciudadano integrante de una sociedad sumamente amante y protectora de su ambiente. No es necesario gritarlo a los cuatro vientos y menos delegar en funcionarios que acuden a foros internacionales a los que se viaja en primera clase y se disfruta de finos vinos con antipasto y caviar. El que las administraciones anteriores nos hayan hecho creer con mucha y sutil publicidad y aprovechándose de nuestro amor por el ambiente, que seriamos el primer país del mundo en alcanzar para el año 2050 la tan necesaria carbono neutralidad, no tiene perdón alguno.
Tengo la impresión de que la sociedad costarricense ha sido vilmente engañada y burlada con el proyecto y plan de descarbonización que dijo estar impulsando la administración Alvarado. Con la actual crisis económica, devaluación e inflación, resultado del aumento sostenido en el precio de los hidrocarburos hemos podido darnos cuenta de que no hubo avance alguno en el cacareado plan de la descarbonización. Ahora estamos, importando más derivados del petróleo que en toda nuestra historia reciente. El cambio de la flota automotor a energía eléctrica es ínfimo, si acaso 3 mil carros eléctricos contra 2 millones a gasolina y diésel del total. Sin embargo, el anterior gobierno ya se gastó US$250 millones de dólares que le pidió prestados al BID y US $ 125 millones al BIRF, con el fin de promover el uso de la energía eléctrica como sustituto a los derivados del petróleo. Todo un fenomenal engaño, que al final de cuentas y en los próximos lustros, nuestros hijos tendrán que pagar con más impuestos. El haber cambiado medidores eléctricos análogos que realizaban perfecta y simplemente la función del neteo mensual de la energía entregada a los abonados con plantas solares distribuidas, por
digitales sumamente caros que por ahora solo se usan para desincentivar la instalación de esas plantas, no puede el ICE atribuirlos como un gran logro y un firme paso hacia la descarbonización. Todo lo contrario, ha sido el arma sofisticada y traicionera que esta utilizando para que los abonados que tímidamente han instalado alguno que otro panel solar para reducir su compra de energía, se vean obligados a firmar un contrato leonino y lesivo a sus inversiones, como el que todavía exige el decreto Minae # 39220.
¿En qué consiste alcanzar la meta de la descarbonización total?
Esa meta tiene múltiples definiciones. Una, la más estricta, consiste en dejar de utilizar por completo los derivados del petróleo, tanto nacionales como importados. Otra muy aceptada entre los ambientalistas es la de mitigar el vertido de gases efecto invernadero provenientes de la quema del petróleo y sus derivados, con la captura de esos gases por cualquier medio que lo permita y sea documentable, como podría ser el caso de la resiembra del bosque tropical o el ahorro en el uso de combustibles fósiles al ser sustituidos por otros energéticos más limpios en términos de polución con gases efecto invernadero. Lo verdaderamente engañoso del asunto es que en Costa Rica no existen registros realmente fidedignos sobre el vertido de gases contaminantes a la atmosfera, y los datos más recientes que se conocen y han sido publicados son de hace una década.
Es por lo anterior, que la mejor manera de conocer el avance de un plan de descarbonización sería el ver reflejada la paulatina sustitución de los combustibles fósiles en la cantidad que RECOPE importa anualmente. Y esa cifra continua en aumento, a una tasa de crecimiento hasta del 3% anual. Y no hay metas propuestas ni a mediano ni a largo plazo para comenzar a reducir esas importaciones. Con la reducción en el impuesto único a los combustibles que está en discusión política en estos momentos, lo mas probable es que tenga el efecto de mantener la demanda en crecimiento al mitigar el impacto económico vía impositiva que ya golpea severamente al bolsillo de los usuarios.
¿Qué tiene que hacer el actual gobierno para retomar el plan de descarbonización bien en serio?
Lo mas sencillo del mundo. Abrir totalmente el actual sobre regulado y monopolizado mercado de la energía. Con libertad absoluta en la generación, distribución y uso de la energía, el ciudadano pondrá el mejor esfuerzo y todo su intelecto para producirla y venderla al menor costo posible. Así de claro como lo insisto. Tanto la energía sólida como siempre ha sido la madera y el carbón y las liquidas como son los derivados del petróleo, como la eléctrica y hasta la gaseosa, pueden ser producidas generadas y extraídas por miles de personas y empresas en territorio nacional siempre y cuando exista un amplísimo mercado sujeto a la libre competencia.
En energía eléctrica todos sabemos que hay un mercado sumamente dominado por el ICE con un 70%. A este tipo de mercado no se le puede llamar monopólico, pues existen muchos generadores privados además del ICE, pero si lo podemos definir como MONOPSONICO. La generación de energía eléctrica que de antaño solo era económica al ser producida en grandes represas o usinas, ahora es muchísimo mas barata al ser producida en la misma ubicación en la que será consumida. Este cambio tecnológico redujo los caros costos de transporte a larga distancia y de distribución a nivel rural como urbano. La recién aprobada ley 20089 permitirá con un reglamento simple, reducir como nunca en la historia de la humanidad, los costos de generación de energía eléctrica a valores impensables hace dos años, de apenas 15 colones por Kilovatio hora, o el equivalente de dos centavos de dólar por kilovatio hora. Y si se llegase a permitir la total apertura en el mercado de la generación, esos costos podrían llegar a ser hasta de un centavo de dólar por kilovatio hora. Pero para llegar a esa reducción, habrá de dejar de seguir protegiendo los intereses del ICE y demás empresas monopólicas geográficamente como han sido las CONELECTRICAS. Esos intereses ya no son en beneficio de la población, son los intereses encubiertos de la banca acreedora que es por ahora la verdadera propietaria del ICE y demás empresas.
En combustibles, todos sabemos que RECOPE es el papa de los tomates y monopolio absoluto en importación y distribución a nivel nacional, no así para los puntos de venta. De la apertura total de este mercado depende que haya competencia abierta a nivel de mayoreo entre diferentes importadores y total competencia entre distribuidores y puntos de venta. También el estado tiene que abrir el mercado de la fabricación de alcoholes bioindustriales pues como energía liquida, podrían llegar a ser complemento de bajo costo ante la importación de destilados del petróleo de alto costo, si llegase a permitirse su uso irrestricto como aditivos no mezclados en plantel, sino que agregados por el usuario por separado al tanque y adquiridos en puntos de venta acondicionados para tal efecto. Estos biocombustibles de producción nacional serian el primer paso de la transición energética por la que todo el país clama a gritos en estos momentos. La sustitución del propano o gas licuado del petróleo importado por gas natural extraído en suelo costarricense sería el segundo paso sustancial en esa larga y difícil transición energética. El uso de gas natural comprimido de origen nacional para complemento de las gasolinas importadas sería un tercer paso en firme en esa transición y, por último, el cuarto paso que implica el mayor desembolso monetario para el ciudadano, el cambiar su auto de combustión por auto con motores eléctricos y baterías de almacenamiento de energía. Un desembolso no menor a los US$ 30,000 mil dólares a valor presente, y de US$ 60 mil millones de dólares para la totalidad de cambio de 2 millones de autos existentes. En esta erogación el estado muy poco podrá contribuir pues no cuenta con los recursos para ello, aunque si podrá incidir con políticas apropiadas para los créditos y facilidades de importación. Un estudio del BID estimo esta erogación nacional, es decir, el total del flujo de capitales de costa rica hacia los países productores de esa nueva tecnología, en 36 mil millones de dólares, una cifra muy pequeña para lo que en realidad podría costarnos la fase crítica para totalizar la descarbonización.
CONCLUSION
Si pretendemos descarbonizar a Costa Rica con el menor costo social y económico posible para el bolsillo del costarricense, pues es el único actor que terminará pagando por todo el proceso de la transición energética, ya que es un craso error creer que lo hará el estado o sus instituciones o la magnánima banca internacional o los firmantes del acuerdo de Paris; el actual gobierno del Presidente Chávez tiene que ayudar comenzando con la apertura total de los mercados energéticos que serán los únicos garantes para que entre todos lleguemos a generar la energía eléctrica al menor costo posible por Kilovatio hora, la unidad mundialmente estandarizada para medir la energía en general.