Desempleo: Los olvidados de la economía
Javier Adelfang jadelfang@larepublica.net | Jueves 27 abril, 2017
El desempleo nacional gravita desde hace tiempo alrededor de la cifra del 9,5%.
Lo que se muestra como un número inamovible esconde a un grupo de personas que han ido quedando relegadas y olvidadas hasta transformarse en desocupados estructurales, que por las condiciones del mercado están destinadas a mantenerse en esa condición.
Se trata de los olvidados de la economía, unas 141 mil personas (un 65% de los desocupados) cuyo nivel educativo es secundaria sin terminar y de los cuales, más de la mitad supera 25 años.
Para ellos la inserción en el mercado es cada vez más difícil.
En los últimos años el país ha crecido casi al 4% en promedio, una cifra nada despreciable teniendo en cuenta el contexto mundial.
Sin embargo, la economía no genera empleo para estas personas, con el agravante de que los avances tecnológicos van eliminando poco a poco los puestos más elementales.
Son parte de un problema que se fue gestando en las últimas décadas al calor del cambio en el modelo de desarrollo nacional, con empresas que requieren cada vez más mano de obra calificada.
“Muchas de las actividades productivas más importantes del país no son intensivas en mano de obra, y las que contratan trabajadores no calificados, como la agricultura y los operarios industriales entre otras, han perdido el dinamismo y generan pocos nuevos puestos de empleo”, dijo Natalia Morales, investigadora del Estado de la Nación.
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El problema reside en un desequilibrio entre la oferta y la demanda, en el que el mercado requiere trabajadores calificados, mientras que el grueso de los que buscan trabajo y no encuentran se concentra en persona de escasa educación.
Un dato que confirma esto es el desempleo por nivel educativo donde las personas que no terminaron la secundaria tienen una tasa del 12,8%, mientras que entre los universitarios con título es del 5,4%. Estos datos no son menores.
Para encontrar soluciones a un problema de larga data es preciso indagar en el perfil de estas 141 mil personas que no terminaron la secundaria. Entre ellos se pueden vislumbrar dos grupos de acuerdo con la edad, por un lado los jóvenes entre 15 y 24 años y los mayores de 25.
En el primero se aglutinan 57 mil jóvenes, de los cuales 52 mil no terminaron la secundaria y 5 mil ni siquiera la primaria (hay que aclarar que entre estos datos se incluyen personas en edad de finalizar sus estudios).
Es esencial lograr que este grupo finalice sus estudios y que se capacite, ya que todavía está en edad de insertarse en el mercado laboral.
El segundo grupo está conformado por 84 mil adultos de más 25 años de los cuales 53 mil tienen más de 35 años, una edad que dificulta la posibilidad de encontrar un empleo.
Este último conjunto es el más afectado, ya que la capacitación lleva un tiempo del que muchas veces los adultos carecen, y es donde las oportunidades presentan mayor escasez.
De no mediar un cambio, están condenadas a mantener su estatus de sin-trabajo, con el agravante de que los que no terminen sus estudios tienen altas posibilidades de sumarse a las filas de este grupo.
A pesar de esto, la educación se asoma como la única solución al problema. La economía costarricense ha ido mutando en las últimas tres décadas desde la agricultura y la industria hacia un perfil de servicios, donde la instrucción es esencial.
El Estado lleva adelante políticas de capacitación y de fomento para que las personas, sobre todo las más jóvenes, puedan capacitarse y finalizar sus estudios.
“En la presente administración se han fortalecido programas como ‘Empleate’ que pretende mejorar la empleabilidad de las personas jóvenes entre los 17 y los 24 años de edad, incorporando también a personas con discapacidad hasta los 35 años”, afirmó Alfredo Hasbum, ministro de Trabajo.
Sin embargo, superado el rango de edad considerado joven (15 a 24 años) las posibilidades laborales parecieran estar en el límite, relegando a buena parte de los desocupados al ostracismo en el mercado laboral.
PANORAMA
Natalia Morales
Investigadora
Estado de la Nación
No tenemos una “receta” para solucionar el desempleo, pero evidentemente hay que darles capacitación a estas personas, no hay otra alternativa, pero no se trata de que se inserten al sistema educativo tradicional, sino que se capaciten en los sectores en los que ya tienen experiencia.
La economía costarricense ha cambiado mucho en los últimos 30 años, pasó de la agricultura y la industria a los servicios y hoy el mercado es incapaz de absorber la fuerza de trabajo, en parte, porque esa oferta no reúne las características que buscan las empresas.
El problema está en que muchas de estas personas fueron excluidas de la educación a edades muy tempranas y se insertaron al mercado laboral en sectores no calificados de baja remuneración.
Hace falta una política de empleo, con visión de varios años, que ponga especial atención en las mujeres y en la mano de obra no calificada, incentivar sectores productivos que contraten este tipo de trabajadores y aumentarles la productividad.
Alfredo Hasbum
Ministro
Ministerio de Trabajo
Los datos evidencian un problema arrastrado por muchos años que requiere una atención central por parte del MEP y que desde el MTSS se ha venido abordando mediante programas como “Empleate”. Estos esfuerzos son vitales para aumentar niveles de instrucción y disminuir brecha entre oferta y demanda.
El INA juega un papel fundamental en la formación profesional para atender la población que requiere certificar sus competencias y por ello se trabaja en una iniciativa de ley que pretende darle mayores herramientas a esa institución y así poder brindar más y mejores servicios para estas poblaciones que requieren atención estatal.
Programas para mejorar la empleabilidad, impulsar el fortalecimiento del INA e incorporar planes de incentivos empresariales para la contratación de personas con estos perfiles ha sido la tónica de trabajo.