Don Horacio perdió con rival “fácil de descifrar”
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Martes 17 octubre, 2023
Alajuelense derrotó 2-0 a Guanacasteca y logró el pasaporte a la final del Torneo de Copa, donde enfrentará al Saprissa, en juego único el 18 de noviembre en el Estadio Nacional. Los morados dieron cuenta del Herediano desde el punto de penal.
Terminado el juego entre manudos y nicoyanos, el técnico de la ADG, Horacio Esquivel manifestó que el Alajuelense era un equipo “fácil de descifrar, obligado a una propuesta ofensiva de mayor volumen, por la calidad de su nómina, a la que se le debe exigir más”, repitió lo que han dicho otros técnicos, que la Liga “es un equipo predecible” y específicamente de ese juego por la Copa dijo, “lo ganó Joel Campbel, solo llegaron dos veces, jugué 20 minutos con un hombre menos y mi portero Antonio Monreal no tuvo que andar a los revolcones”.
Tengo la impresión de que don Horacio equivocó el momento para decir lo que dijo.
Un técnico puede afirmar que el rival de su equipo es predecible y fácil de descifrar, si lo derrotó en el partido.
Pero, si el Alajuelense, con ese cúmulo de deficiencias que le señala el técnico de Guanacasteca, los venció 2-0, quien queda como un mal estratega es precisamente el entrenador que perdió el partido.
Todas las debilidades que Horacio Esquivel le señala al Alajuelense, hubiesen calzado perfectamente, si la ADG gana el partido.
Al perderlo “ante un equipo tan malo”, quien queda mal, es precisamente el técnico del equipo perdedor.
¡Soga para tu propio pescuezo!, Horacio.
Al técnico del Alajuelense, Andrés Carevic, usualmente equilibrado y comedido, no le hicieron gracia las palabras de su colega y le recordó que la Liga no pudo presentar su equipo completo. Bueno, no jugaron Villalobos, Pérez, Lawrence, Celso, López, Suárez, Mora, Doryan, casi un equipo titular, pero esto no es excusa.
Alajuelense hizo un partido correcto y si Monreal no anduvo a los revolcones, mucho se lo debe a su defensa Roy Smith quien en sendas barridas agónicas y en las narices de su portero, le quitó “goles casi hechos” a Venegas, Góndola y Navarro.
La huella que dejó Horacio Esquivel en Limón es imborrable; el ascender a primera división a Puntarenas, es un mérito que no se lo quita nadie, pero hace “ratillo” que anda de mal genio, regaña públicamente a sus jugadores, reclama airadamente los arbitrajes y siendo además sicólogo, debería controlar mejor sus hoy desbordadas emociones.
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