Ecosistema para los negocios en América Latina
Camilo Ulloa Calderón camilo.ulloa@cr.gt.com | Miércoles 12 octubre, 2022
Camilo Ulloa Calderón
Consultor Financiero
Grant Thornton Costa Rica
En los últimos cuatro años Latinoamérica se ha convertido en terreno de inversión y expansión de negocios. Y es que, la necesidad de las compañías tanto multinacionales como multilatinas por responder ante la constante y cambiante demanda global, ha sido una de las principales razones por la que la región, por su capacidad para satisfacer dichas presiones, se ha posicionado como un punto atractivo para desarrollar sus actividades comerciales.
La llamada Inversión Extranjera Directa (IED) ha sido un ingreso realmente relevante para el desarrollo económico y tecnológico de América Latina, pues es la inversión que empresas multinacionales (EMN) han efectuado en la región para desarrollar la calidad que las nuevas dinámicas de la economía internacional, en el contexto de la expansión de las cadenas globales de valor, exigen. No obstante, la región no solo ha percibido flujos por parte de la IED; cada vez más compañías originarias de la región (Multilatinas) se han sumado a la lista de los principales emisores de flujos e impacto dentro de la misma.
Según datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), las compañías multilatinas han presentado un patrón en su comportamiento con respecto a la expansión de sus operaciones. Se observa, bajo lo anteriormente comentado, que un 88% de las compañías han desarrollado un modelo de expansión intrarregional, mientras que un 7% ubica sus filiales en Norteamérica. Esto indica que, pese a que las tendencias de inversión exponen un crecimiento en el interés por cubrir otras regiones, lo cierto es, que una gran parte de Multilatinas se mantienen dentro de la región. Aunado a esto, a pesar de que gran parte de las empresas son conformadas por sociedades anónimas, solo alrededor del 36,7% cotiza en la bolsa de valores de su respectivo país. Se estima, por la naturaleza de la problemática, que es causado en virtud de que aún se debe desarrollar más en materia de gestión, gobierno corporativo, entendimiento financiero, sostenibilidad y transparencia dentro de Latinoamérica.
Ahora bien, resulta importante mencionar al menos tres de los principales motivos por el cual las compañías mantienen un considerable interés en mantener o migrar sus actividades económicas a la región. El primer motivo es abastecer al mercado interno del país, el aprovechamiento de las cualidades locales y la búsqueda de estrategias para la eficiencia del negocio; el segundo motivo resulta ser la seguridad jurídica y la estabilidad de esta, además de beneficios como calidad de acuerdos de libre comercio en caso de compañías que necesiten explorar nuevos territorios para la distribución, entre otros. El tercer motivo corresponde al acceso de mano de obra calificada y no muy costosa. Como ejemplo de este último motivo sobresalen los Centros de Servicios Compartidos (SSC), extensiones en América Latina de las EMN y que corresponden al 49% de la IED, mientras que el otro 51% pertenece a industria y sector primario.
Otro punto notable al hablar sobre los negocios en América Latina es el modo de financiamiento obtenido por las filiales para establecerse. Según datos compartidos por el Banco Mundial y Cepal, el 58,6% de las filiales estudiadas en la región, utilizaron como financiamiento la reinversión de las utilidades, mientras que 46% fue mediante préstamos de su casa matriz y el 36% con financiamiento facilitado por la banca privada de su respectivo país, tan solo el 17% fue financiado por banca pública. Esto indica que, pese a la gran cantidad de negocios existentes, se observa cierta rigurosidad e incluso dificultad para acceder a financiamiento por parte del sistema financiero, a razón de riesgos y preparación para la solicitud de este, lo que claramente dificulta la evolución de pequeñas y medianas empresas.
Asimismo, cabe preguntarse la capacidad de desarrollo de los negocios ante este acceso al financiamiento observado y cómo se ha logrado alcanzar niveles históricos de avance empresarial. Según una encuesta de respuesta múltiple realizada por el Instituto para la Integración de América Latina y el Caribe (INTAL) el 53% de las compañías (EMN y Multilatinas) confirmaron una ampliación en su capacidad operativa, donde el 78% lo logró accediendo a mejoras tecnológicas, un 40% mediante rigurosidad en la captación de recursos humanos y un 22% en la ampliación de sus establecimientos existentes. Además de esto, la concentración en la disminución de costos operativos resulta relevante para una mayor capacidad de utilidades, sin dejar de lado el sentido de sostenibilidad y responsabilidad social.
La importancia de conocer esta información se radica en función de buscar el mejoramiento en el espectro productivo de la región, pues es con el entendimiento y el análisis de las tendencias empresariales con las que se puede invertir de manera más precisa en la atracción de nuevas oportunidades y mejores condiciones para los negocios emergentes.
Ahora, cuando se dirige la mirada hacia la situación actual del ecosistema de negocios en la región, se pueden observar ciertos dilemas. Como bien se sabe, muchas de las empresas sobrevivieron a la crisis del COVID y otros acontecimientos internacionales, recortando su capacidad de inversión, reduciendo los niveles de capital, afectando considerablemente a América Latina. Si bien es cierto el 2021 fue un año de leve crecimiento para muchas compañías, se estima que aun su nivel de capital desciende en un 20% con respecto a sus cifras prepandémicas. La importancia de la recuperación de capital para los negocios de la región resulta prácticamente prioritario, pero desafortunadamente las decisiones tomadas en las distintas entidades internacionales de subir las tasas de interés, obligó a los Bancos Centrales de los países latinoamericanos a elevar también sus tasas para evitar fuga de capitales, lo que encareció los prestamos corporativas y dificultando aún más el acceso a financiamiento que permita una reinversión por parte del sector productivo. Aunado a esto, se da un efecto directo de la falta de capital y aumento de los costos: el desempleo y la informalidad. Según el estudio realizado por Center for Global Development (CGD), el número de trabajadores informales y el desempleo han aumentado de manera significativa lo que limitará aún más la productividad y el crecimiento de la región, sin mencionar el hecho de que las compañías dentro de la formalidad han bajado su rendimiento a razón de la coyuntura macroeconómica latinoamericana actual.
En cuanto a las perspectivas para el futuro de las principales entidades regionales, se estima que el futuro dinamismo de los negocios latinoamericanos estará determinado por el avance de los acontecimientos internacionales. Es otras palabras, la inflación que es la causante de los principales males en América Latina y el desarrollo productivo de esta, al ser efecto directo del aumento de los precios de las materias primas, la volatilidad cambiaria y la tendencia de la apreciación al dólar en los mercados internacionales y el precio de los bienes importados, el fenómeno inflacionario persistirá con un comportamiento al alza. No obstante, se visualiza que al menos la región observará un leve crecimiento, que si bien es cierto no igualará los niveles prepandemia, definitivamente será un respiro para los negocios establecidos en la región de América Latina.