Educación en Neuro-Finanzas; Una negativa estatal
Juan Diego Sánchez Sánchez sanchez.juandiego@gmail.com | Viernes 18 junio, 2021
Dr. Juan Diego Sánchez Sánchez, Ph.D
Asesor financiero empresarial, abogado, profesor e investigador
Los conceptos referentes a la educación financiera suelen ser ampliamente discutidos y abordados desde una óptica práctica, es decir, con un mayor enfoque a lo que parece ser su aplicación profesional, y casi siempre en referencia a la búsqueda de estas capacitaciones de forma directa por el interesado, más sin embargo, es poca o nula, la enseñanza ligada al manejo de las finanzas personales dada desde las instituciones de educación básica en el país, entiéndase, primaria y secundaria.
Más aún, no solamente es de interés analizar la carencia dada en temas de educación financiera para con los educandos, sino también la falta de abordaje científico que se le da al tema de las Neuro-Finanzas, concepto que puede ser definido como el estudio de los elementos de corte cerebral y neural, que definen y moldean las decisiones financieras de la personas, considerando para estos efectos, el análisis de la gestión del dinero por parte de la persona como un proceso integral, y ligado a la neuralidad misma del individuo, que en esencia, permite entender el porqué y el para que de las decisiones racionales o emotivas de la persona, y en este caso, ligadas enteramente a la gestión de sus finanzas personales.
Entre otros temas de interés en las Neuro-Finanzas, destaca el estudio de teorías neurales inexactas como la hemisferialidad cerebral, que plantea la existencia de un hemisferio derecho ligado a las asimetrías y formas, con su contraparte izquierda, con un enfoque más numérico, ambos entrelazados por un cuerpo calloso, que permite la gestión conjunta de este sistema. O bien, la no tan precisa teoría del cerebro tri-uno, donde se presenta un primer sistema llamado instintivo y ligado al bulbo raquídeo, que toma las decisiones totalmente de forma instintiva, contando a la vez con un segundo sistema conocido como el límbico, encargado de las emociones. Finalmente precisando el neo córtex, región cerebral encargada del análisis y el pensamiento estructurado, que en principio, pareciera ser el área que debería predominar en las decisiones financieras personales.
Adicionalmente, y siempre en línea de lo anterior, se detallan las teorías de la sinapsis y los neurotransmisores, donde la primera señala un ligamen a la estructuración de ideas y pensamientos dados por el espacio y contacto entre neuronas, planteando tres estadios de pensamiento, la presinapsis, la sinapsis media y la post sinapsis, cada una, sucesivamente, denotando mayores contactos neuronales que permiten, consecuentemente, generar ideas más complejas y analíticas. En lo que parece ser una contraproducencia, estarían los neurotransmisores, gestores de las emociones, precisando algunos como la dopamina (deseo), la serotonina (satisfacción), la gaba (bienestar), la oxitocina (apego), entre otros. Señalando acá una relación de interés, en la cual a medida que la sinapsis aumenta, los neurotransmisores parecen regularse, o bien, en palabras más simples, al incrementar el razonamiento, la emoción parece contralarse en mayor medida.
Puede también precisarse la división cerebral en lóbulos, contando con lóbulos temporales ligados al olfato, al audio y a la memoria emocional, otro occipital, con especial gestión de la visión, así como el parietal y el frontal. Son precisamente estos dos últimos lóbulos en particular, los que presentan una especial ligamen a la gestión de las finanzas personales, esto pues, el primero detalla un control del análisis de textos y de los procesos matemáticos, mientras que el segundo se enfoca en el uso de la razón, el sentido común y la toma de decisiones, siendo así los elementos neuro-conductuales de mayor preponderancia en la administración financiera personal.
Por otra parte, al señalarse el tema de la educación financiera, y en completo ligamen con la neuralidad del individuo, puede indicarse que esta hace mención a la capacitación referente al entendimiento y al correcto manejo de los recursos monetarios y sus aplicaciones personales, no tanto desde una óptica profesional y empresarial, lineamiento que se da más en carreras universitarias, sino más bien, desde un punto de vista del diario vivir de la persona en términos de la administración de su dinero, conducta, que claramente se liga a la toma de decisiones, las ponderaciones racionales y emocionales, así como al entendimiento de los patrones de conducta que un determinado individuo pudiese detallar en esta área.
Ahora bien, es entendido que la educación financiera personal no es un área que sea explotada o inculcada con toda la diligencia que se quisiera en las entidades educativas de niveles básicos, entiéndase, escuelas y colegios, y más bien, los pocos cursos que logran encontrarse, suelen ser dados en instituciones de educación superior, o bien bajo la modalidad de cursos libres, y más aún, difícilmente estos programas ahondan en el tema de la conducta neural ligada a la gestión personal del dinero. Lo que llama a hacerse la pregunta ¿Por qué no impartir estos temas desde niveles más básicos? Los cuales, aunque no necesariamente en demasía, podrían dar al menos una aproximación a los elementos neuro-conductuales de interés personal, así como al entendimiento de las acciones cerebrales existentes en las decisiones particulares de índole financiera.
Es de interés señalar aquí, que la educación financiera tiene como principal objetivo capacitar a las personas en términos de maximizar el uso de sus recursos dinerarios, de forma que puedan tomar las mejores decisiones posibles, esto en aras de lograr una adecuada administración de sus ingresos y gastos, que por ende los lleve a lograr obtener una estabilidad en materia financiera, mediante la cual su nivel de vida se vea mejorado. No con esto se señala que este tipo de capacitaciones busque como fin último que una persona acumule riqueza en gran magnitud, sino más bien, que logre una especie de libertad financiera y estabilidad monetaria.
Es precisamente del tema anterior, y en ligamen con la participación estatal en materia de educación financiera, donde puede señalarse la falta de interés que este último parece presentar a su implementación como una materia obligatoria a cursar por la población estudiantil. Esto puede definirse, precisamente, por el hecho de que el fin último de las finanzas personales, parece estar estrechamente ligado a la obtención de la libertad financiera de un individuo, lo que traería consigo la situación particular, en la cual la persona no se vería sometida a deudas insostenibles, que pudiesen menoscabar su capacidad pensante y crítica, esto pues, tal cual se define antes, a medida que los neurotransmisores emocionales aumentan, la racionalidad tiende a bajar.
Puede definirse entonces que una población educada financieramente, presentaría una capacidad analítica y crítica más alta, lo cual permitiría que la habilidad de escrutinio hacia la gestión estatal en materia de política pública, sea mucho más detallada y profunda, tema claramente contrario a los intereses estatales, debido a una eventual criticidad mayor de las personas, quienes al no verse sometidas a un temor infundado por una generación excesiva de noradrenalina y adrenalina (neurotransmisores ligados al estrés), que claramente limitarían su potencialidad pensante, señalarían tener una mayor fuerza hacía la crítica estatal. Es decir, parece ser que el temor financiero, denota mantener a raya el elemento crítico que una persona pudiese dar una gestión del gobierno, por lo que puede inducirse que es menester estatal, sostener un relativo pánico financiero en la población, esto en aras de limitar su criticidad a su gestión gubernamental.
Sin duda es interesante el análisis que puede darse en este punto, pues parece precisarse una correlación directa, donde a medida que la educación financiera sube, aumenta la capacidad sináptica de las personas, ergo, la criticidad al Estado es mayor, a lo cual la respuesta de este último pareciera ser definida por la negativa a la implementación de este tipo de educación en niveles básicos, pues a la postre, generaría una población más crítica y analítica.