El casi casi en las obras públicas del MOPT
Luis Diego Vargas Rodríguez redaccion@larepublica.net | Viernes 06 octubre, 2023
Diputado Luis Diego Vargas Rodríguez
Partido Liberal Progresista, PLP.
Desde el inicio de la Administración Chaves Robles, hace 17 meses, las principales obras de infraestructura vial del país vienen requiriendo de un empujón para salir adelante; sin embargo, todavía no vislumbramos ese arranque tan esperado.
El Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT); su jerarca, Luis Amador; y el resto de autoridades de esa cartera y sus órganos coordinadores, se quedaron en el “casi, casi”, en el anuncio del “vamos a hacer”, y en la parálisis por análisis de las obras viales.
Basta con revisar cuánto se ha avanzado en este período para darnos cuenta de que esto es así. De la Ruta 27, entre San José y Caldera, este Gobierno anunció que negociaría su ampliación, pero no se ha concretado; el proyecto de la Ruta 32, de San José a Limón, se ha retrasado tanto que, ahora, el Consejo Nacional de Vialidad (CONAVI) estima que finalice en diciembre del 2024, y no en abril, como se había establecido inicialmente.
A esto, súmele que la ampliación del tramo entre Barranca y Limonal, en la carretera Interamericana Norte, lleva un año de estar paralizada y el MOPT sigue sin iniciar un nuevo proceso de licitación para adjudicar la obra a otra empresa; y hace menos de un mes se hizo pública una pugna entre CONAVI y el Ministerio de Hacienda porque el presupuesto para el mantenimiento vial durante el 2024 seguirá siendo insuficiente.
Ni qué hablar del corredor vial de Cartago, que lo archivó y a hoy ni una idea ha mencionado para dar una solución. El proyecto Taras La Lima, sigue divagando a la suerte y capacidad del contratista de obra.
La nueva carretera a San Carlos ya no va a estar finalizada en el 2026 como prometió el Presidente; más bien, el viceministro del MOPT indicó que para el 2027 se estaría dando la apertura de algún tramo.
La inexperiencia, la mala gestión de la comunicación y la mala asesoría, han dado al traste con el avance de las obras viales. No es posible que en casos específicos como la Ruta 1 (San José-San Ramón) se hable desde hace más de un año del finiquito del contrato, sin que las dos unidades técnicas involucradas en el proyecto, se sentaran a conversar, nunca se comunicaron.
Como lo dije en una audiencia en la Asamblea Legislativa con representantes del Fideicomiso con el Banco de Costa Rica y el MOPT, entre ambas instituciones ha habido “un pleito de perros y gatos”, que en nada ha beneficiado al país.
Lo que ha pasado en el último año con el proyecto de ampliación de la carretera a San Ramón es una clara muestra de la inacción del Gobierno y el menosprecio a las comunidades de Occidente, que tanto han esperado por una solución de calidad, pero, lamentablemente, lo que han recibido por parte del Poder Ejecutivo sólo son carreteras con más presas y horas en atascos que van en aumento.
Administrar recursos públicos no es solo que un jerarca crea que sabe, es necesario conocer la realidad del país y llenarse los zapatos de barro, situación complicada para alguien que ha hecho su carrera en la academia y fuera del país.
Me queda claro que el gobierno tiene serias deficiencias en la gestión de contratos, que consisten, ni más ni menos, en la administración de recursos tangibles, no hacerlo de forma correcta, como está sucediendo, puede dar al traste con importantes proyectos.
Se debe conocer de gestión pública y lo engorrosa que es en nuestro país, ahí radica la claridad de la gestión de los procesos y, en este caso específico, de los contratos, tener claro cuáles son los alcances de un contrato, amparado en la legislación nacional o con referencia a cláusulas de modelos internacionales. Nada de esto está ocurriendo, por eso no es extraño que saltemos de ocurrencia en ocurrencia.
Lo dije y lo diré, este ministro de Obras Públicas y Transportes se nos está quedando en “parálisis por análisis”; lleva una triste gestión que no es profunda, se dedicó a recibir obras terminadas por herencia de anteriores administraciones y desarma los contratos sin ser meticuloso, sin una verdadera gestión formal de proyectos.
Ojalá que don Luis Amador preste oídos a quienes queremos que termine bien su gestión de gobierno y que enderece el rumbo que lleva; para que al final del período, en lugar de lamentar el retroceso de la infraestructura vial, celebremos el paso a un país que avanza hacia el desarrollo.