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Lunes, 23 de diciembre de 2024



FORO DE LECTORES


El karoshi laboral

Eric Briones Briones redaccion@larepublica.net | Lunes 02 diciembre, 2024


CV


Dr. Eric Briones Briones

Doctor y Profesor en Derecho Laboral

Definitivamente los tiempos cambian y por ende el derecho laboral, debe ir de la mano con los mismos, si no, no estaría cumpliendo con satisfacer legalmente las necesidades sociales -dentro de las relaciones laborales- ante las respuestas que se esperan por parte de un ordenamiento jurídico.

Contaba mi padre, que, en sus tiempos, allá a mediados del siglo pasado, cuando laboraba -tanto para el sector privado, como público-, en muchos lugares se cerraban los centros patronales, a mitad de jornada, por cuanto se iba a almorzar y por ende se paralizaban durante esas horas la normal cotidianeidad del día del país.

Por otra parte, se trabajaban todos los sábados hasta mediodía en el sector público y sin olvidar que, al inicio de la unificación del derecho laboral patrio, en un solo cuerpo legal (sea el Código de Trabajo de 1943), los domingos de todo el año, eran feriados, por cuestiones religiosas.

El cobro salarial, era por medio de giros, en donde llegaba el pagador a cada institución y las personas debían hacer filas interminables y en caso de no estar a tiempo, había que ir a la siguiente institución, en donde se dirigiera el pagador, para recibir la paga (resulta cómico), pero así era.

Sin olvidar, que las computadoras no existían en el mundo laboral, sino hasta hace unos 35 años más o menos, pues, el trabajo se hacía, mediante las máquinas de escribir (siendo la novedad las eléctricas), pero había que utilizar el papelito blanco con rojo, llamado: “radex” , para borrar si había que realizar una corrección y/o digitar en una hoja de papel nuevamente, todo el texto y, en caso de que se quisiera enviar copias, había que poner el famoso papel de carbón (con el cuidado de no mancharse) o sacar fotocopias y esperar a que las recogieran y las llevaran a su destino final (no había correo electrónico).

Existía mucha centralización de servicios en la capital y eso significaba, que todo debía ser resuelto en San José o mediante llamadas de teléfonos fijos (no había móviles). Sin olvidar, que la gasolina, se pagaba con cupones intercambiables, lo que generaba una falta de control oportuno de la hacienda pública y que no se adjuntaba a la liquidación de una gira, los comprobantes de dormida, entre los gastos, entre muchas cosas más, que han venido modificándose con el transcurrir del desarrollo tecnológico.

Bueno, precisamente todo esto, es pasado, hoy, se están posicionando en el mundo laboral, como parte de los nuevos retos, la robótica; el mundo del metaverso; los controles GPS, en tiempo real; la inteligencia artificial; los chatbot, como el chat gpt. Herramientas estas, que están generando cambios en el desempeño laboral, pero así también dudas de cómo utilizarlas válidamente -ante la falta de regulación formal- al relacionarse, con el ámbito de la privacidad, intimidad, razonabilidad, proporcionalidad, fidelidad, veracidad, y ética, dentro del desarrollo de las relaciones laborales.

En este sentido, un país de la envergadura de Japón ha entendido esto, por lo que sus jornadas laborales consideradas, como “maratonianas”, han venido a disminuir, por ejemplo, en la empresa Toyota, para no solo flexibilizarlas, sino también acumularlas en 4 días consecutivos; lo que se puede traducir (desde que Henry Ford en 1926, las acumuló a 5 días consecutivos) en menos lesiones por movimientos repetitivos, menos rotación de los trabajadores y más productividad (https://www.motorpasion.com/industria/japon-era-famoso-sus-jornadas-laborales-maratonianas-toyota-puede-ser-primera-gran-empresa-reducir-semanas-a-cuatro-dias).

Así como evitar el síndrome del “burn out” (cansancio y hastío del trabajo) o el efecto “Karoshi”, que es nada menos y nada más que, una muerte consecuencia de la sobrecarga de trabajo a nivel físico/intelectual, jugando también los infartos un papel nefasto, dentro del ámbito de la seguridad social de un país, consecuencia de las excesivas malas prácticas laborales y la falta de equilibrio que debe existir en todos los quehaceres de la humanidad.

Ya estas situaciones deberían ser del pasado. Hoy la tecnología debe prevalecer en el mundo laboral, no solo haciendo más efectivo y productivo el trabajo, sino generando mejor bienestar para las personas trabajadoras del presente. No se concibe, que en pleno siglo XXl, se sigan proponiendo recetas decimonónicas que padecieron por sus condiciones propias del desarrollo humano, las generaciones antepasadas. No se vale.




































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