El masculino deseado
Candilejas candilejas.cultura@gmail.com | Viernes 15 noviembre, 2019
“¿Tiene hijos? ¿Es casada?”. Estas son preguntas frecuentes en entrevistas de trabajo a mujeres. Habrá veces en que un “sí” o un “no” les permita obtener el empleo.
No ocurre lo mismo con los hombres, asegura la investigadora Isabel Gamboa Barboza, coordinadora de los “Debates sobre Feminismos” de la CIEM, Universidad de Costa Rica, UCR.
“Si bien hoy el machismo se ve minimizado, porque el hombre comparte las tareas tradicionalmente impuestas a la mujer, como cuidar a los niños, existen formas de agresión no tan evidentes, como la ´negación de la sexualidad, el silencio´, y otras maneras que agreden a las mujeres”, manifiesta Ana Hidalgo Solís, coordinadora del “Departamento de prevención contra la violencia” del INAMU.
Para ella, no solo en el hogar, sino también en el centro laboral se puede observar este tipo de lo que se define como “micromachismos”, es decir, “una discriminación contra la mujer por comportamientos masculinos muy sutiles, hasta invisibles”, asegura Hidalgo.
La escritora inglesa Virginia Woolf, en su analogía etnográfica explica el “poder hipnótico” de la dominación masculina a través de una sociedad como lugar de conspiración contra la mujer.
Para ella, dicha conspiración está canalizada por el propio Estado como el órgano que permite universalizar e institucionalizar la dominación del hombre sobre la mujer.
En este sentido, Gamboa, en el libro “La civilización de los cuerpos, pedagogías sexuales y de género en la educación primaria costarricense”, a presentarse este 13 de noviembre en la biblioteca Carlos Monge de la UCR, descubre lo que llama un “conservadurismo en los roles de género”; encuentra una “profunda misoginia”, en donde las niñas son percibidas como “despreciables y servidoras”. Tales hallazgos los hace estudiando libros de texto de primaria como “El Robot enamorado”, y “El águila y los gallos”, cuentos utilizados en la primaria costarricense.
Se trata de lo que el sociólogo francés, Pierre Bourdieu, en su libro “Dominación masculina”, llama “violencia simbólica”, en una “sociedad falocéntrica”. Bourdieu cree que “es indispensable desarticular los mecanismos y las instituciones que llevan a cabo la producción del eterno masculino”.
Es por ello que el Ministerio de Educación Pública ha estrenado dos programas: 1. “Escuelas para la igualdad”, que identifica el sexismo en las aulas para trabajar la igualdad entre los estudiantes, y, 2. “Programa de primera infancia”, que se ejecuta en preescolar, educando contra la violencia de género.
Una pareja comparte una de las labores diarias en el hogar.
Ana Hidalgo, del INAMU, enfatiza que la Institución ha puesto este tema como prioritario y central, pero, dice, “es una labor de todo el Estado y la sociedad”.
El Ministerio de Justicia también se ha integrado, lanzando “Centros cívicos para la paz”, los que ya se encuentran en Garabito, Desamparados, Santa Cruz y Guaraní de Heredia. Es un programa comunitario que consiste en charlas, talleres, y otros, en lugares de alto riesgo social.
Otra forma de recrear los “micromachismos” es a través de los medios de comunicación masiva. Por ello, la oficina de control de propaganda del Ministerio de Gobernación está trabajando en ello bajo la dirección de Ana Rita Argüello Miranda, para que el “Estado cumpla con la generación de cambios culturales que favorezcan la igualdad entre los géneros”, explica.
Un ejemplo destacable es la “Red de Hombres por la Igualdad de Género del Sector Público”.
“Parte de nuestro trabajo consiste en coadyuvar con los mecanismos institucionales de igualdad de género, para la toma de consciencia de las prácticas machistas existentes y desnaturalizarlas, posicionando la idea de que es posible impulsar ambientes de trabajo respetuosos e inclusivos, empezando por no tener, ellas, siempre las mismas oportunidades laborales”, indica Erick Quesada Ramírez, coordinador del programa para el ICE.
Y, ¿las empresas privadas? Muchas han puesto mecanismos para luchar contra el “micromachismo”.
Una vez al año, el INAMU las reconoce con un “sello de igualdad de género”.
El INAMU continúa la lucha, ganando cada vez más aliados en esta batalla por una igualdad de género real en Costa Rica.
Carmen Juncos Biasutto y Ricardo Sossa Ortiz
Editores jefes y Directores de proyectos