El neuro-atractivo falaz de la izquierda; El cerebro y la economía
Juan Diego Sánchez Sánchez sanchez.juandiego@gmail.com | Lunes 30 septiembre, 2019
Es bien conocida la contradicción histórica, política y práctica que existe entre la corriente económica denominada la izquierda y su contraparte definida por la derecha.
Esta división de corrientes de pensamiento ha desembocado en disputas e incluso en guerras a nivel mundial, repercutiendo de forma directa en el diario vivir, tanto desde un punto de vista personal, como estatal.
Cabe señalar que una de las diferencias básicas de estas dos corrientes económicas, entre otras, radica en el concepto de la propiedad privada y riqueza, tornándose este, primeramente desde el enfoque izquierdista, en un aspecto de interés común y de repartición igualitaria entre las personas o bien las unidades productivas.
Esto sin importar el nivel de aporte o generación de riqueza que cada individuo tenga, mientras que, para el enfoque derechista, la propiedad es inconculcable en todos sus extremos y es dada únicamente para aquellos que producen y generan riqueza, es decir la ganancia final obtenida por la propiedad privada es derivada del trabajo individual.
Mientras que en la izquierda, la participación en la propiedad es definida por el Estado de forma igualitaria para todos, sin importar el aporte productivo del individuo.
Claro está, ambos enfoques así explicados representan las utopías de las dos corrientes.
Ahora bien, si se liga la teoría económica a la neuro conducta de la persona, puede observarse que la generación de riqueza por mano propia implica la acción humana ligada al esfuerzo y el trabajo individual, es decir a un cuasi instinto de supervivencia, aspecto que puede ligarse al cerebro instintivo, o bien, denominado de forma no tan precisa como el reptiliano, en el cual se generan los impulsos y el instinto como tal, no presentando racionalización o emoción alguna.
A su vez, este concepto de esfuerzo y trabajo para la acumulación de riqueza puede ligarse al neo córtex (cerebro racional), pues implica la generación de pensamiento complejo e ideas estructuradas que permitan generar y acumular la riqueza de forma propia e individual, no contando en este enfoque con una protección del Estado como ente que asigne la propiedad privada.
Por lo cual, puede indicarse también que este proceso derechista de acumulación de riqueza demanda un proceso de corte post sináptico (entiéndase la sinapsis como el contacto entre neuronas), el cual conlleva la generación del intelecto complejo y los pensamientos estructurados.
Esto también puede ligarse a una activación del lóbulo frontal en el cual se desarrolla el sentido común, implicando que al adoptar un enfoque derechista, el cerebro parece enfocarse más en procesos racionales y estructurados de pensamiento, ligados a un instinto de supervivencia que conlleva un esfuerzo mayor, relacionado incluso a químicos como la dopamina (deseo) y adrenalina (acción), pero con una recompensa ligada al trabajo realizado.
Por otra parte, el enfoque izquierdista parece más bien limitar el instinto de supervivencia generado en el cerebro instintivo, donde también resalta el denominado bulbo raquídeo, conformante de este sistema y que, en parte, controla los impulsos más básicos del ser humano.
Adicionalmente, puede señalarse que, al haber una intervención estatal en la cual se asegura la repartición de la propiedad privada y la riqueza de forma igualitaria, y sin importar el grado de productividad del individuo, el cerebro parece accionar de mayor manera el sistema conocido como límbico (cerebro emocional), operando a su vez procesos de corte pre sináptico, es decir donde no se generan pensamientos complejos, sino más bien, en contraproducencia, se activa el neuroquímico de la serotonina (satisfacción).
Esto por la preconcepción cerebral de que en un enfoque izquierdista económico, la riqueza se obtiene aún sin la participación productiva requerida, donde el quatum de acumulación de riqueza se define por igualdad más no por esfuerzo.
El cerebro entra en un estado de neuro-conformismo y, hasta cierto punto, de atrofia neural, al no tener activo el instinto de supervivencia que se liga a los procesos sinápticos complejos que generan la creatividad económica necesaria para generar la ganancia a nivel personal, esto pues, en el enfoque izquierdista es el Estado, quien administra y reparte la propiedad y la riqueza como tal.
Es así que puede definirse que la derecha, al estar ligada a la producción individual, casi supervivencial, obliga al cerebro a pensar cómo generar esa riqueza, mientras que la izquierda más bien denota crear una especie de atrofia neural, al no requerir que el instinto de supervivencia y el pensamiento analítico sean necesarios.
Por lo que puede indicarse que, a más patrones cerebrales que denoten este comportamiento, el crecimiento económico parece disminuir, pues en esencia no se tendrían unidades económicas individuales que creen nuevas fuentes de generación de riqueza individual.
Estas, por un efecto multiplicador, generan mayores oportunidades a la masa común de individuos, pues en función del principio de analogía, al crecer un árbol en un bosque denso los demás harán lo mismo en búsqueda de la luz; sin embargo, si todos entran en un letargo, el bosque no crecería.
Dr. Juan Diego Sánchez Sánchez, Ph.D.
Asesor empresarial, profesor universitario e investigador