El nuevo cerebro
Candilejas candilejas.cultura@gmail.com | Viernes 16 agosto, 2019
“A sus 18 años, Leo se convierte en soldado. No le importa la guerra civil que divide a su país de los Balcanes.
El batallón al que pertenece debe encontrarse en Sartro Tchiva, lugar de los combates. El auto que los traslada debe pasar un puente en el que, solo él y su equipo, evitan la inminente explosión del mismo y por ende sus muertes. Es su ´cuarto cerebro´ el que lo guía y salvará en medio de los asesinos”.
El párrafo anterior es un extracto del libro “El cuarto cerebro”, de la escritora y guionista Dominique Lombardi.
Durante los primeros cincos años del siglo actual, la doctora, científica y escritora, Michelle Fortune, descubre que los niños de hoy tienen sus lóbulos frontales sobreactivados. En ellos se encuentra una capacidad para intuir o ver imágenes del futuro, tal cual le pasa a Leo evitando ser víctima de la explosión sobre el puente.
Le llama “el cuarto cerebro”, ubicado detrás de la frente en la corteza prefrontal (dos lóbulos frontales).
También se liga a la expresión literaria filosófica “futuros”, que designa los acontecimientos que se supone tendrán lugar, o podrían tener lugar, y a veces los enunciados sobre tales acontecimientos, indica la fundación “para el desarrollo potencial” en su sitio Internet www.sonria.com.
De acuerdo con el neurobilogista Pierre Changeux, el cerebro tiene una evolución sociocultural e indica que la sociología lo atribuye a la capacidad de hacer o ser algo (ver entrevista: ScolaWebTV: Le cerveau, évolution biologique, culturelle et individuelle ); de ejercer un dominio hegemónico sobre uno y varios individuos en beneficio de todas las personas que nos rodean y de uno mismo, de acuerdo con la investigadora y escritora Michelle Fortune, una de las mayores teóricas sobre este tema.
Fortune asegura que en este cuarto cerebro se realiza una planificación consistente en un conjunto de actividades que se encuentran interrelacionadas y coordinadas para la protección del ser y su medio ambiente.
Según esta investigadora, el nuevo cerebro descubierto ocupa también un rol de relevancia social, tal como lo declara Pierre Changeux más arriba, a través del cual, se supone, que las personas que lo poseen les importa a muchos o a todos, existe una empatía sobresaliente.
Eso surge porque estos seres humanos poseen recursos o atribuciones que pueden afectar nuestras vidas para bien o para mal.
Por ello, la investigadores citados consideran oportuno que los padres dejen que las cosas ocurran naturalmente con sus hijos, no detenerlos.
Este descubrimiento, creen los científicos mencionados, hacen para las nuevas generaciones que la educación resulte más sencilla y de ahí la importancia de adaptar ésta a la evolución genética del ser humano.
Los adultos de hoy, y nuestros antepasados, también cuentan con este cuarto cerebro, afirma Fortune, la diferencia es que lo tenemos dormido, no despiertos como ocurre con las personas que nacen a partir de este nuevo siglo.
Importante considerar también a la neurocardiología ( Grupo Gamma: Neurocardiología: descubriendo un nuevo concepto), la que indica que el corazón posee una forma de inteligencia diferente a la atribuida al cerebro, y lo ha llamado también el “cuarto cerebro”, con mucha más influencia en nuestra vida de la que podemos imaginar: ambas inteligencias, la del cerebro y la del corazón, se complementan, pero parece que el puesto de mando se sitúa en el corazón, considera la teoría neurocardiológica.
Fortune, en su libro “Mandala y pedagogía”, explica cómo este “cuarto cerebro” está totalmente abierto al futuro, tal cual ocurre con Leo en el libro de Lombardi explicado más arriba. Además, dice la investigadora, es la zona de la proyección y de la intención, para preparar acciones futuras.
Este “nuevo” cerebro, se ocupa de la reflexión y la acción a tomar para adaptarnos mejor a las situaciones de la vida.
¿Será entonces este despertar cerebral y evolutivo genéticamente en las nuevas generaciones la salvación del planeta y de nuestra propia especie?
Carmen Juncos Biasutto y Ricardo Sossa Ortiz
Editores jefes y Directores de Proyectos