El papel del liberalismo en la futura Asamblea Legislativa
Felipe Guadamuz Flores redaccion@larepublica.net | Viernes 22 abril, 2022
Los liberales estarán presentes de nuevo en la Asamblea Legislativa después de cuatro años fuera de ella. En su ausencia se reflejó en mucho la mediocridad de la actual Asamblea Legislativa, que con no poca frecuencia actuó con oportunismo, servilismo e inercia y el pueblo entendió que el liberalismo debe estar presente en el Poder Legislativo. Por lo tanto, los diputados liberales electos una vez que sean juramentados, deberán actuar conforme a los principios liberales y tomar en cuenta a los paradigmas de organización política actual, para que no vayan a cometer los mismos errores de la clase política tradicional, esa que nuevamente quedó fuera de Zapote, por no saber leer bien el sentir y cómo se organizan los pueblos en la tercera globalización y qué es lo que estos buscan y necesitan.
El resultado de las elecciones del pasado tres de abril, en segunda ronda, reflejan que los partidos políticos exitosos entienden que en la organización política actual no es por medio de maquinaria electoral que se logra el poder sino a través de movimientos sociales. Esta es una gran lección para la clase política tradicional y permite comprobar lo dicho por varios analistas políticos, con relación a que ya no nos encontramos ante la democracia representativa de la Revolución Industrial, sino ante una democracia participativa de la Revolución de la Tecnología, Información y Comunicación.
Ante este panorama, el liberalismo también debe reforzarse para que pueda tener una participación activa en la política moderna y Costa Rica no es la excepción, por lo que a los liberales en la Asamblea Legislativa les corresponderá formar parte de una oposición política responsable, después de haber estado ausentes durante cuatro años, ahora tienen como deber el promover los valores democráticos y liberales desde el Poder Legislativo, haciendo una oposición responsable pero también visionaria. Y a los liberales fuera de la Asamblea legislativa, les corresponderá aceptar su derrota electoral y dejar de lado las rencillas personales si quieren realmente contribuir con el desarrollo del país.
Hace unos días, Francis Fukuyama, un politólogo y escritor estadounidense muy reconocido, publicó un artículo en la revista Foreign Affairs intitulado “A country of their Own. Liberalism needs a new nation”, que traducido al español con una traducción libre del autor sería: “Un país para ellos. El liberalismo necesita de una nueva nación”, en el cual, a la luz del fenómeno de la regionalización, el liberalismo debe abrazar los valores de las sociedades democráticas y no rechazarlos para mantener el concepto de Estado-nación por la trascendencia que este concepto representa para la libertad.
Si los liberales continúan satanizando al Estado y a la administración pública, como se ha dado en algunos casos, estarán atacando la esencia del sistema de organización política que ha permitido al liberalismo existir y a la humanidad dar pasos agigantados en su evolución, como nunca había ocurrido en la historia de la raza humana.
El Estado-nación permitió a los pueblos organizarse y desprenderse de la figura del emperador y del monarca que no permitía el avance de la humanidad, por basarse en un sistema autocrático y en muchas ocasiones hasta teocrático de un supuesto mandato divino, que le permitía al monarca y a los suyos obtener privilegios, que en la vasta mayoría de las ocasiones eran inmerecidos.
Con el Estado, los pueblos pudieron enfocarse en la ciencia y en muchas oportunidades establecer Estados de Derecho que permitieron avances en distintas áreas del saber y que indefectiblemente mejoraron nuestra calidad de vida. El liberal debe ser crítico ante la ineficiencia estatal, pero no satanizar al Estado y partir de la falaz premisa de que todo lo estatal es malo.
Dentro de una democracia participativa, el liberalismo debe tener un rol más activo y pragmático, sin dejar de lado los valores que dieron nacimiento a esta manera de pensar, pero tampoco obviando los valores de cada sociedad, esa fue la conclusión a la que llegó Fukuyama en este brillante ensayo.
Las lecciones de Fukuyama no deben quedar solo en el papel y deben ser abrazadas por los liberales en Costa Rica, en especial cuando algunos no liberales han pretendido atacar a ciertos medios de comunicación, pero esos medios también deben ser responsables e informar al público de manera objetiva, evitando las parcialidades hasta donde sea posible e informando, no manipulando. Aquí es donde el liberalismo, con su organización pragmática puede contribuir, partiendo de uno de sus valores más importantes: el Estado de Derecho y, alzar la voz cuando se trate de manipular a la población.
El sesgo de algunos medios de comunicación fue muy evidente en las pasadas elecciones contra el hoy presidente electo y la ciudadanía percibió una especie de alianza entre esos medios de comunicación y aspirantes a la Presidencia de la República, lo cual refleja que en la era de la Información, en el medio de una tercera globalización, las personas que están informadas por distintos medios, comenzaron a desconfiar sobre los embates mediáticos contra uno de los candidatos y la relativa parcialización favorable hacia el otro. Esto evidenció que no creen en las aparentes manipulaciones que la clase política tradicional pueda intentar por medio de sus aparentes instrumentos de poder.
Los medios de comunicación colectiva deben recordar que su misión es informar de manera objetiva, pudiendo tener una línea editorial, pero ésta debería ser balanceada. El liberalismo protege la libertad de expresión, pero a la vez establece responsabilidades ulteriores a quienes abusan de ese derecho y los liberales no pueden quedarse callados cuando observen que algunos medios de comunicación estén siendo utilizados para manipular a la población.
En el citado ensayo de Fukuyama manifiesta que en Europa se ha podido observar un fenómeno de que, por haber habido paz por tantos años, algunos europeos están tomando por sentada la paz y la democracia, y paradójicamente están inclinándose hacia figuras autoritarias. El autoritarismo que ha venido dándose por cierto tiempo ya, se refleja actualmente en América Latina en Venezuela, Chile, El Salvador, México e inclusive se observa una ola de autócratas que podrían dominar el panorama político de América Latina en el futuro. El liberalismo en Costa Rica debe ser un vigilante de la libertad, alzar la voz si se trata de gobernar de manera autocrática, pero también ser racional y no caer en los juegos politiqueros de quienes al parecer por oportunismo político generan rencillas y sacan las situaciones de contexto para obtener beneficios politiqueros.
Por ello, es importante que la politiquería que imperó en las pasadas elecciones ceda paso a la política verdadera, donde exista una oposición política responsable, visionaria y comprometida con Costa Rica, que efectivamente sirva como contrapeso al Poder Ejecutivo desde la Asamblea Legislativa, pero que también lo haga con argumentos y no con ataques personales.
Si se van a presentar denuncias ante el Ministerio Público por situaciones irregulares, éstas deben ser porque se busca proteger los intereses públicos y no por venganzas personales ni oportunismo politiquero. La ciudadanía no es tonta y puede ver a través de los ataques personales y lo que sí importa para el país.
Habiéndose elegido ya a don Rodrigo Chaves como Presidente de la República, es hora de que la ciudadanía entienda que quienes son oposición, deben ser razonables y enfocarse en las soluciones país y superar los egos mancillados por haber perdido en la campaña.
Debe de abordarse en cuanto antes el tema del coste de la vida y analizar muy bien la estructura inquisitiva, irracional y desmedida tributaria, para simplificarla y que los ciudadanos puedan pagar impuestos razonables. El liberalismo entiende que todos tenemos el deber de contribuir con las cargas públicas, pero que como todos somos creados iguales, y esta es una verdad evidente, los impuestos deben pagarse de acuerdo con la realidad y la capacidad económica de las personas.
Ya tuvimos suficiente de sacar de contexto un hecho del cual quedó demostrado que ha habido situaciones mucho peores de otros lados a las cuales no se les dio el énfasis debido, y aun así el pueblo eligió a quien consideró como el mejor candidato para Zapote. Como dijo un comentarista en un programa radial hace unos días: “El soberano se ha pronunciado”.
La apertura del monopolio de RECOPE es fundamental para avanzar, porque RECOPE es un anacronismo de tiempos de monopolio que no le ha dado beneficios al país, sino que le ha generado pérdidas y la mantención de una clase burocrática que en la práctica no le han generado mayor bien al país. No hay relación entre la manera en la cual RECOPE ha solicitado por muchos años los aumentos a los precios de los combustibles con respecto a la manera y porcentaje mediante los cuales solicita los rebajos cuando los precios internacionales del petróleo y sus derivados varían. Los liberales en la Asamblea Legislativa deben retomar la bandera para la apertura del monopolio en la importación de los combustibles y poner a RECOPE a competir en un mercado, tal como lo hace el ICE. Esto como una conducta legislativa responsable y no como ocurrió en el pasado, cuando esta apertura se planteó se dio como un oportunismo politiquero al respecto.
Hay propuestas muy interesantes por parte de algunos partidos políticos que compitieron en la pasada contienda electoral, aunque no sean de partidos liberales podrían rescatarse por parte del futuro gobierno, para implementarlos y así sacar al país adelante; como por ejemplo, autorizar a los negocios para que operen a partir del primer día y así no tengan que esperar a que las autoridades les visiten para las inspecciones de rigor, atrasando la apertura de los emprendimientos y con ello de los ingresos de las personas.
El gobierno entrante no debe dejar de lado el tema de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas, MIPYMES, que son las que mueven al mayor porcentaje de la economía de este país. Los liberales en la Asamblea Legislativa, conscientes de la importancia de las MIPYMES, deben hacer lo que esté a su alcance para ayudar a los emprendimientos y así poder reactivar la economía.
Es imperativo revisar la Constitución Política y en alguna medida limitar la autonomía abusiva que se le ha dado a la Caja Costarricense de Seguro Social en materia de cargas sociales, la cual, por no estar sujeta al sistema de pesos y contrapesos dentro de un sistema de separación de poderes y de funciones de esos poderes, ha hecho lo que le ha venido a su antojo, pasándole por encima y atropellando a los derechos de los administrados. Los liberales en la Asamblea Legislativa podrían presentar un proyecto para modificar a la Constitución Política para así limitar la autonomía irrestricta de la Caja en ese sentido y que ésta deba estar sujeta al sistema de contrapesos antes indicado.
Está bien pensar en grande y pensar en atraer inversión extranjera directa, pero no se debe dejar de lado al emprendedor local. Ya las elecciones pasaron y el liberalismo no puede desconectarse del hecho de que los valores del emprendimiento, la iniciativa personal, el respeto al Estado de Derecho, entre otros, deberán ser el norte del actuar de la nueva administración y de los diputados liberales.
Además, como bien apunta Fukuyama, el liberalismo no solo debe enfocarse en la gratificación material, sino que debe proteger el aspecto social de que las personas seamos libres de organizarnos como mejor creamos, interactuar con quienes deseemos en un marco de respeto, y respetar la libertad, la opinión, las decisiones ajenas y las preferencias ajenas. En consecuencia, el liberalismo no puede dejar de lado el aspecto no económico y debe enfocarse en la protección de los derechos no económicos de los individuos, sin caer en la trampa de la izquierda iliberal que a través de la academia y de ciertos recintos educativos, pretende imponer sus ideologías al resto de la ciudadanía, porque la intolerancia a la intolerancia es también intolerancia. En un Estado de Derecho, la tolerancia es el valor por excelencia. Ser intolerante a la intolerancia es una contradicción que ataca la esencia de la libertad que existe en ser tolerante.
Los ciudadanos estamos cansados de los ataques personales y de la politiquería barata, queremos soluciones. Independientemente de si votamos por el presidente electo o no, es nuestra obligación como ciudadanos ponernos al servicio de la patria y ayudar, pero entendiendo que es obligación del presidente electo recordar que gobierna para toda Costa Rica. Los liberales que fueron electos como diputados para asumir su rol diputadil el próximo ocho de mayo, hicieron muy bien durante la campaña en mantenerse al margen de la politiquería y esa debe ser la consigna para los próximos cuatros años.
La lección a la clase política tradicional ha quedado clara y si no ha sido así entonces seguirá perdiendo elecciones. Si quiere ganar las elecciones en el siglo XXI deberá dejar de lado su arrogancia y chovinismo, deberán escuchar las nuevas ideas y leer el panorama electoral y entender que el país no es solo de ellos, sino que pertenece a todos. Si realmente quieren ser partícipes de la democracia, deberán remozar sus estructuras y escuchar a quienes les pueden aconsejar sin pretender considerarse los dueños de Costa Rica ni de sus respectivas agrupaciones políticas.
Ya terminó la campaña electoral y ahora todos debemos trabajar por Costa Rica. Bienvenido don Rodrigo Chaves Robles, por favor, por el bien de Costa Rica, haga un buen gobierno y, a la oposición en la Asamblea Legislativa, no sean unos oportunistas como lo fueran muchos de los diputados de la saliente Asamblea Legislativa que, en opinión de este comentarista, ha sido una de las peores en la historia de la Segunda República, que por su inercia, servilismo y complacencia con el oficialismo le causó graves daños al país.
Los liberales que ocuparán una curul a partir del próximo ocho de mayo, no son los únicos responsables de hacer una buena oposición, sino que es una obligación de todos aquellos diputados que no formen parte de la fracción oficialista. Con respecto a los diputados del partido oficialista, ustedes serán responsables de con lo que prometieron.
No se les olvide señores diputados de oposición y oficialistas que el pueblo es el soberano, ustedes son los que nos representan, pero nosotros fuimos quienes los elegimos. Si no cumplieren con sus compromisos y obligaciones recuerden: “Que Dios y la Patria, os lo demanden” y el electorado se los cobrara en las urnas electorales.