Emergentes podrán lidiar con problemas de EE.UU. y Zona Euro
Carolina Acuña cacuna@larepublica.net | Lunes 23 enero, 2012
Emergentes podrán lidiar con problemas de EE.UU. y Zona Euro
El crecimiento de las economías de los países emergentes continúa siendo moderado; una ventaja derivada de la tasa de expansión más débil es la reducción de las presiones inflacionarias en el mundo emergente.
Según el Indice de Mercados Emergentes (EMI) de HSBC, se situó en los 52,2 puntos en el último trimestre de 2011, apenas sin variación desde el nivel de 52,0 puntos registrado en el tercer trimestre, lo que señala una tasa de expansión económica moderada.
Hace un año la inflación era una preocupación fundamental, pero las últimas lecturas del EMI confirman que las presiones sobre los precios están ahora prácticamente bajo control. “Desde ahora, el truco será mantener una inflación moderada y evitar el colapso económico”, detalla el informe publicado por la entidad financiera global.
Numerosos observadores han argumentado que la debilidad en la actividad de los mercados emergentes es principalmente el resultado de factores fuera del control de las naciones en crecimiento.
Como cabía esperar, la responsabilización de la crisis de la Eurozona por la pérdida de impulso en el mundo emergente no ha tardado en llegar. Las débiles lecturas de algunos de los principales exportadores asiáticos —incluidos Hong Kong, Corea del Sur y Taiwán— son congruentes con esta hipótesis. Sin embargo, el debilitamiento de la actividad en el mundo emergente parece, en muchos casos, anterior a los recientes problemas de la Zona Euro.
“No es descabellado pensar que el crecimiento del comercio mundial alcanzó un pico a principios de 2011 y desde entonces no ha hecho más que descender”, expresa el estudio.
Durante buena parte de 2011, la pérdida de impulso se asoció no tanto con el desalentador crecimiento de la Eurozona sino, más bien, con la debilidad en los Estados Unidos, el Reino Unido y las propias economías emergentes.
En los próximos meses, el mundo emergente tendrá que lidiar no solo con una tímida recuperación en los Estados Unidos sino también con un posible declive en la actividad económica de Europa.
Esto no será fácil: sabemos por la experiencia de 2008/2009 que, en momentos de estrés económico, las naciones emergentes están sumamente expuestas. Empero, al menos estos países siguen reteniendo algo de poder para lidiar con cualquier repercusión: a diferencia del mundo desarrollado, queda todavía bastante margen para recortar las tasas de interés y proporcionar un estímulo fiscal. Este hecho no implica inmunidad, pero sugiere que las naciones emergentes podrían posteriormente gozar de un muy necesario “resurgimiento”.
El crecimiento de las economías de los países emergentes continúa siendo moderado; una ventaja derivada de la tasa de expansión más débil es la reducción de las presiones inflacionarias en el mundo emergente.
Según el Indice de Mercados Emergentes (EMI) de HSBC, se situó en los 52,2 puntos en el último trimestre de 2011, apenas sin variación desde el nivel de 52,0 puntos registrado en el tercer trimestre, lo que señala una tasa de expansión económica moderada.
Hace un año la inflación era una preocupación fundamental, pero las últimas lecturas del EMI confirman que las presiones sobre los precios están ahora prácticamente bajo control. “Desde ahora, el truco será mantener una inflación moderada y evitar el colapso económico”, detalla el informe publicado por la entidad financiera global.
Numerosos observadores han argumentado que la debilidad en la actividad de los mercados emergentes es principalmente el resultado de factores fuera del control de las naciones en crecimiento.
Como cabía esperar, la responsabilización de la crisis de la Eurozona por la pérdida de impulso en el mundo emergente no ha tardado en llegar. Las débiles lecturas de algunos de los principales exportadores asiáticos —incluidos Hong Kong, Corea del Sur y Taiwán— son congruentes con esta hipótesis. Sin embargo, el debilitamiento de la actividad en el mundo emergente parece, en muchos casos, anterior a los recientes problemas de la Zona Euro.
“No es descabellado pensar que el crecimiento del comercio mundial alcanzó un pico a principios de 2011 y desde entonces no ha hecho más que descender”, expresa el estudio.
Durante buena parte de 2011, la pérdida de impulso se asoció no tanto con el desalentador crecimiento de la Eurozona sino, más bien, con la debilidad en los Estados Unidos, el Reino Unido y las propias economías emergentes.
En los próximos meses, el mundo emergente tendrá que lidiar no solo con una tímida recuperación en los Estados Unidos sino también con un posible declive en la actividad económica de Europa.
Esto no será fácil: sabemos por la experiencia de 2008/2009 que, en momentos de estrés económico, las naciones emergentes están sumamente expuestas. Empero, al menos estos países siguen reteniendo algo de poder para lidiar con cualquier repercusión: a diferencia del mundo desarrollado, queda todavía bastante margen para recortar las tasas de interés y proporcionar un estímulo fiscal. Este hecho no implica inmunidad, pero sugiere que las naciones emergentes podrían posteriormente gozar de un muy necesario “resurgimiento”.