Energía nuclear en Costa Rica y pronto
Eugenio G. Araya eugearay@gmail.com | Jueves 14 noviembre, 2024
Eugenio G. Araya
Físico
En ninguna región o continente del mundo, ni en ningún país a través de la historia, la demanda de la energía ha crecido de manera lineal; siempre y en toda parte ha sido de manera exponencial, siempre. En Costa Rica las proyecciones de demanda se han hecho de manera lineal. Sin entrar mucho en matemáticas y funciones, una función lineal y una función exponencial para proyecciones de energía pueden converger al inicio, es decir, se parecen mucho, pero al avanzar en el tiempo la función exponencial crece contundentemente creándose una diferencia importante entre esta y la función lineal, lo que significa en la práctica que la proyección lineal de energía se queda corta respecto a la demanda exponencial real, lo que deriva en faltantes de energía, racionamientos y eventualmente apagones. ¿Le suena conocido?
Luego de que nuestra producción de energía eléctrica fuera 98% renovable, es decir solo el 2% térmica -con generadores propulsados con motores diésel- ya en el 2023 un 16.5% del total fue necesario producirla de esta forma o importarla, que posiblemente fue producida también con diésel en su origen. Eso nos dejó con una porción del 83.5% renovable. Se nos va destiñendo lo verde de nuestra matriz eléctrica y va quedando en evidencia la diferencia entre las proyecciones y la demanda real. Para el 2024 y el 2025 podríamos llegar a un 25% de emergía térmica generada con contaminantes.
El último proyecto hidroeléctrico del ICE fue Reventazón, que no solo tuvo un costo muy superior a las proyecciones originales, sino que no puede operar al 100% debido a una falla geotérmica no detectada. Reventazón fue concebido el siglo pasado, inició su construcción en el 2010 y se inauguró en el 2016; luego de eso el ICE no ha construido ningún otro proyecto de envergadura. Según las proyecciones del instituto, cuando se inauguró Reventazón se aseguró que tendríamos independencia energética hasta el 2035, y ya en el 2024 estamos con un faltante enorme.
Los proyectos de energía requieren de un largo tiempo desde su prediseño hasta su puesta en marcha. Los proyectos hidroeléctricos y geotérmicos en Costa Rica pueden tomar cerca de 10 años incluyendo el tiempo que toma la aprobación de permisos y créditos internacionales para su construcción. Los proyectos eólicos y solares son más rápidos, pero la energía que generan es fluctuante; no son de energía firme como se les denomina. Hoy día la generación eólica aporta cerca del 2.64% de la energía total y los proyectos solares el 0.0726%. Claramente hay espacio para más generación en estas dos modalidades, pero la demanda la requiere en cantidades grandes y más inmediatamente.
Me hubiese gustado estar de oyente en la sesión de junta directiva del ICE donde se tomó la decisión de más generación térmica para el 2025, pero aunque no estuve, estoy seguro de que la opción de energía nuclear ni siquiera vino a la mente de ninguno de los directores del ICE.
Los prejuicios, los temores infundados y las decisiones no informadas científicamente nos llevan a tomar decisiones que seguramente nos llevarán por caminos más tortuosos. La generación térmica además de ser la más contaminante de nuestra matriz eléctrica, resulta también la más cara. Eso nos pasa una enorme factura a todos los costarricenses y a nuestras empresas, lo que hace que nuestros productos sean menos competitivos en el mercado internacional. Ya somos caros por otras razones, y si encarecemos aún más nuestra energía, peor aún. Ya nos anuncian aumentos grandes en el costo de la electricidad para el año entrante por el denominado factor térmico, esto es, la generación con motores diésel.
El mayor prejuicio en contra de la energía nuclear son los accidentes nucleares y las muertes asociados a ellos. Pero esto es precisamente un prejuicio por falta de información o por desinformación. Mueren más personas en el mundo por accidentes de tránsito en un año -1.9 millones solo en el 2023 según la OMS- que todas las personas que han muerto en toda la historia de la humanidad por accidentes nucleares, pero a pesar de la descomunal cifra de muertes por accidentes en las carreteras no dejamos, ni dejaremos de usar vehículos, mientras que si le tememos a la energía nuclear.
También es falso que si tuviéramos energía nuclear nuestra visitación turística se vería afectada. Solo París recibe 19.1 millones de turistas anuales, 10 veces lo que recibe toda Costa Rica y Francia tiene reactores nucleares. La ciudad de Praga recibe 8 millones de turistas al año, 4 veces lo que recibimos nosotros en todo nuestro territorio y República Checa tiene reactores nucleares. Y puedo seguir con una larga lista fácilmente comprobable. Cuando un turista está frente a la torre Eiffel en París o en la Plaza Vieja de Praga mirando el reloj astronómico, no se cuestiona la energía de aquellos países. Igual aquí, los turistas vienen por nuestras playas, volcanes y naturaleza, nuestro tipo de energía no se lo cuestionan hoy ni se lo cuestionarán mañana, pero de seguro sí dejarán de venir si no hubiera electricidad para los aires acondicionados de los hoteles o la iluminación de los restaurantes.
Los avances en la energía nuclear desde 1950 hasta hoy la convierten en una energía muy segura, considerada verde en una gran cantidad de países, y resulta ser la más barata. Más económica que la solar y la eólica, y muchas veces más más barata que la hidroeléctrica y la geotérmica, y es la energía más firme de todas las que produce el hombre, con la misma producción 24 horas al día, todo el año, por 50, 70 y hasta 100 años, sin importar si hay o no hay sol, si hay o no hay lluvias, si hay o no hay vientos; no depende en absoluto de las condiciones del clima o estacionalidades de ningún tipo.
Los reactores nucleares pequeños modulares (SMR por sus siglas en inglés) de IV generación son tan pequeños que vienen montados en un contenedor de 40 pies, sellado para funcionar sin ningún tipo de mantenimiento por 50 años, y producen entre 80 y 120 mega watts de energía por 50 años y pueden ser una solución más inmediata para la producción de energía limpia a gran escala, y de paso añadir otros pluses muy deseables para el medio ambiente y para el mundo en general. No requieren embalses, represas, movimientos de tierra, ni cubrir hectáreas de terrenos fértiles con paneles.
En cuanto a temas de seguridad, los SMR’s de Generación IV tienen la última tecnología para prevenir derrames, producto de la experiencia de los grandes reactores y de la operación de estos SMR’s en los submarinos y portaviones nucleares. Se han incorporado a ellos sistemas automáticos de control independientes del factor humano -que ha causado algunos de los accidentes- como la caída de material radiactivo por gravedad dentro de reservorios previstos, evitando recalentamiento y accidentes.
El combustible nuclear de los SMR’s puede variar, pero la mayor tendencia es a utilizar Torio (Th 90) que es un elemento transuránico mucho más común en la naturaleza, lo que implica menores procesos de minería y refinado. Al ser más común y necesitar menos procesos, también es sustancialmente más económico que el Uranio o el Plutonio. Del Torio no es posible fabricar bombas ni armas de ningún tipo, evitando la proliferación de armamento bélico nuclear, lo que resulta entonces en la primera gran ventaja de este elemento como combustible nuclear. Una variante de SMR’s puede utilizar una mezcla de Torio con residuos de Uranio de la basura nuclear de otros procesos. Su fabricación es tal que no requiere prácticamente nada durante su operación y con la tecnología actual están geolocalizados y vigilados desde la planta de fabricación. Cuentan con alarmas contra intentos de abrir el SMR así como de una eventual falla. Como son modulares, cuando sea necesaria más energía se colocan varias unidades una junto a la otra. Cuando el SMR termina su vida útil, se retira del lugar completo sin dejar residuos de ningún tipo y se regresa a la planta del fabricante en el mismo contenedor. El residuo nuclear queda dentro del mismo equipo y puede ser reciclado en aquellos SMR’s que están diseñados para mezcla de Torio y residuos.
Con esta breve descripción es fácil entender que, dejando los prejuicios de lado, podríamos tener energía más barata, más firme y más inmediata, suficiente para cubrir la diferencia que tenemos hoy entre las proyecciones y la demanda real, con unos pocos SMR’s colocados en un predio de una hectárea, y esto se puede hacer tan rápido como para antes de la próxima Semana Santa si los tomadores de decisión tomaran decisiones valientes y acertadas. Con escalabilidad, se pueden adjuntar tantos SMR’s como sean necesarios, ya sea junto a los primeros o en otro punto estratégico del país para aumentar la producción a necesidad. Sería además energía limpia, que bajaría el costo de la energía para todos los costarricenses, y regresaríamos a tener una matriz eléctrica totalmente verde, preparada para proveer la energía de la transición energética en la movilidad de personas y mercancías, liberándonos de la importación de petróleo y convirtiéndonos en un país con independencia y seguridad energética por muchas décadas en el futuro.
La seguridad y la independencia energética es un tema de carácter estratégico que concierne al desarrollo económico y social del país, y reviste vital importancia para su prosperidad y desarrollo. Los tomadores de decisión en esta materia están obligados a garantizar el suministro constante, firme y al mejor precio de la energía, y la energía nuclear es una opción que se ha olvidado por meros prejuicios. Prácticamente todos los países desarrollados del mundo cuentan en su matriz energética con energía nuclear. Si queremos estar en el escenario de los países desarrollados y competir de tú a tú con nuestros competidores alrededor del mundo, la energía abundante y a bajo precio es la clave para ello.
Debemos afrontar los retos que presenta el siglo XXI en materia de demanda de energía con tecnologías también del siglo XXI, apegándonos a la verdad, la certeza y la rigurosidad científica. Debemos abandonar los prejuicios del pasado para afrontar los desafíos del futuro con mente clara, decisiones correctas y visión a largo plazo.