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Europa debe ampliar el plazo de negociación para una salida

Bloomberg | Martes 23 agosto, 2016


Theresa May, primera ministra británica luego de un encuentro con el presidente de Francia. Bloomberg/La República


La Unión Europea dice que quiere claridad sobre si la primera ministra británica, Theresa May, va en serio con su promesa de “Brexit significa Brexit”. Esta transparencia beneficiaría tanto al Reino Unido como al resto de Europa, y hay una manera muy sencilla de obtenerla: ampliar el plazo de dos años que comienza tras la notificación formal de la decisión de abandonar el bloque europeo.

El artículo 50 del Tratado de la Unión Europea concede un plazo de dos años de negociaciones desde el momento en que el Reino Unido declare formalmente su salida. Pero este periodo no es suficiente: ninguna de las dos partes está preparada y hay demasiado que negociar.
El Reino Unido no tiene prisa por comenzar el proceso y tiene el control sobre el momento de la notificación. Sin embargo, tanto el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, como el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, han insistido en que las negociaciones sobre la relación futura del Reino Unido con el bloque no pueden comenzar hasta que no se invoque el artículo 50.
La respuesta es la de invocar el artículo 50 rápidamente, pero abandonar el plazo arbitrario de dos años para concluir las negociaciones.
Esto daría a ambas partes lo que buscan. Europa conseguiría la claridad que exige: el Reino Unido se marcha y se puede reconocer formalmente como un no-miembro pronto. Por su parte, el Reino Unido obtendría el tiempo necesario para conducir una transición de manera ordenada a nuevos acuerdos comerciales con la Unión Europea y el resto del mundo.
Sin duda, ambas partes también perderían algo. Europa cedería su poder de negociación: ya no podría utilizar el plazo de dos años como amenaza implícita para arrinconar al Reino Unido en un acuerdo desfavorable. Y el Reino Unido perdería la opción de titubear indefinidamente sobre si realmente está dentro o fuera. No obstante, en términos generales, ambas partes saldrían mejor paradas si hay claridad sobre el “dentro o fuera”, junto con un plazo de tiempo adecuado para negociar una separación ordenada y amistosa.
Según informaciones, David Davis, el ministro responsable del Brexit, ha contratado a menos de la mitad de los 250 miembros asignados a su nuevo departamento. Liam Fox, el secretario de comercio internacional, emplea a menos de cien de los mil expertos en política comercial que va a necesitar, según estimaciones.
Una complicación añadida son las elecciones que se celebrarán en Francia y Alemania el próximo año. Hasta que no tengan lugar estos comicios, el Reino Unido no sabrá quién estará representando a los dos miembros más poderosos de la Unión Europea, y los resultados podrían cambiar el curso de las negociaciones.
Es justo decir que el Reino Unido debería haber considerado estas dificultades antes de votar a favor de una salida. Pero también hay que decir que el Artículo 50 no estuvo bien pensado y no debería considerarse como un texto sagrado. En cualquier caso, el artículo permite formalmente una ampliación del plazo de dos años.







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