Fantasma de la crisis de los 80 genera tensión en círculos políticos y económicos

La proyección de los indicadores económicos para el cierre de este año genera tensión en círculos políticos y económicos por la incertidumbre de que se repita la crisis económica de la década de los 80 si no se actúa pronto y acertado.

Una caída económica del 5% del PIB, la peor desde 1982 cuando superó el 7%, y un déficit que podría alcanzar los dos dígitos, son algunas de las señales que generan esa alarma.

Sin embargo, hay elementos que bajan un poco la ansiedad como lo es la baja inflación, la diversidad de las exportaciones, la contención del dólar, la apertura a buscar ayuda externa, entre otros.

No se debe ni puede repetir la crítica situación, cuando el precio del dólar se quintuplicó y la pobreza llegó hasta el 54% de los hogares del país, advirtió el presidente Carlos Alvarado, al defender la necesidad de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

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“Leo proclamas de no más impuestos, como si la consecuencia inevitable de no hacer nada no fuera terminar con una devaluación como en los tiempos de (Rodrigo) Carazo”, añadió Óscar Arias, dos veces presidente de Costa Rica.

La caída del consumo, el riesgo financiero de la Caja de Seguro Social y del régimen del IVM, el desempleo, la merma en la producción y exportación y el crecimiento del gasto y el endeudamiento, son otros paralelismos.

“Esa crisis se caracterizó por una fuerte caída en la producción nacional, un deterioro muy marcado en los ingresos de las familias, una muy alta tasa de desempleo”, detalló Fernando Naranjo, presidente de Grupo Cefsa.

Pero ¿Es posible qué se repita la historia de la década de los 80?

Analistas consideran que aún queda margen de acción para evitar tocar fondo.

El hecho de que la inflación se encuentre baja y se cuente con un modelo de exportaciones basado en una diversificación de productos y no en el café y banano como en el pasado, son algunos elementos que diferencian de las condiciones de la Costa Rica de aquella época.

Además de que el país hoy le apuesta más a la inversión extranjera directa y a que se cuenta con reservas en dólares suficientes.

“(La crisis) nos legó varias lecciones, como los perjuicios de mantener un tipo de cambio fijo y desalineado, de posponer un ajuste fiscal necesario y de intentar financiar el gasto público con emisión monetaria del Banco Central”, dijo Rodrigo Cubero, presidente del ente emisor.

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Así mismo, se tiene la apertura del gobierno de negociar recursos de organismos multilaterales como FMI, BCIE, BID, cuando en los 80, el presidente Rodrigo Carazo cerró esa posibilidad.