Feliz en el trabajo, sanidad mental
Candilejas candilejas.cultura@gmail.com | Viernes 28 febrero, 2020
¿Te sentís en una competencia y deseas ser la persona destacada en el trabajo y la vida? ¿Crees que eso es el éxito? …Las estrellas no concursan para brillar.
Puede existir relación entre felicidad y éxito, pero no a cualquier precio.
La codependencia no solo existe en relaciones amorosas. El lugar de trabajo, donde muchas veces pasamos la mayor parte de nuestras vidas, se puede convertir en nuestro hogar primario. ¡Cuidado!
El trabajo y el lugar donde lo desempeñas es un espacio en el que la socialización, ese proceso de educación desde tu infancia hasta tu muerte, te enseña a seguir construcciones y mandatos sociales para “calzar” en los cánones que los demás esperan de vos.
Por ende, importa buscar el punto medio en la relación laboral: “ni muy camarada, ni mandón (jefes), la primera actitud puede llevar a tu equipo a la anarquía; la segunda, intimidarlos o desmotivarlos”, dice Luis Obregón en su análisis publicado por expansión.mx.
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Para la psicoanalista francesa Marie Hirigoyen, la codependencia oculta en realidad un acoso ocasionado por envidia: el deseo del jefe de poseer lo que la víctima tiene, como por ejemplo admiración, carisma y una mayor educación académica.
El trabajador eficiente evidencia fallas y propone mejoras, creando una mejor cultura de empresa, lo que significa un detonante y amenaza para ciertas jefaturas, colegas y para el típico acosador.
¿Debe entonces el empleado subalterno evitar resaltar y ser sumiso? La costarricense, doctora en psicología y catedrática, Vilma Leitón Jiménez, responde: “…actualmente, en nuestra cultura es común ese tipo de actitudes, yo no lo definiría como envidia, sino más bien como un temor de que otro me sobrepase y en esta interacción, se entra en un abuso de poder.
Por supuesto la autoeficacia y autoestima juegan aquí un papel fundamental, porque si se tiene claridad en lo que respecta a la valía personal, los otros no son una amenaza, son colaboradores, como parte de un equipo que trabaja en una misma dirección.”.
Existe una fanática práctica del desempeño extremo, que divide al personal y a la vida de cada persona en exitosa o perdedora. “La vida es un aprendizaje por ensayo y error. El fracaso es latente…lo que no puede nunca aceptarse es la prohibición de la derrota”, dice el psicoanalista argentino Walter Riso en su obra Maravillosamente imperfecto, escandalosamente feliz, (2015).
La cultura empresarial hoy, en muchos casos, alienta el sobresalir: “empleado del mes”, “equipo estrella”, etc. ¿Qué diferencia hay entre el que llega primero en una natación de mar y el que llega de último si ambos recorrieron la misma distancia y llegaron a la meta? Ambos enfrentaron los mismos peligros y cansancio.
Esto solo produce: segregación, frustración, dolor…quizá hasta suicidio, por depresión.
La Dra. Leitón afirma: “Un líder seguro de sí mismo, de sus competencias y habilidades, podrá guiar y motivar a sus subalternos hacia la consecución de sus objetivos, manteniendo el respeto de cada colaborador que como persona le corresponde, validando sus avances y logros, y los límites claros con respecto al rol de cada quien”.
Lo anterior y su seguridad, sea como jefe o empleado permite una competencia y una salud mental sanas.
Empieza por cada persona, sino podés cambiar la situación, cambiá la actitud ante la adversidad.
Pero también, las empresas tienen la obligación moral de establecer mecanismos de protección laboral psicológicos. Lo contrario, produciría baja productividad y enfermedades en los colaboradores a un alto costo económico, social y de imagen para la empresa.
Carmen Juncos Biasutto y Ricardo Sossa Ortiz
Editores jefes y Directores de proyectos