Festival premia a bailarines ticos con capacitación en México
Melissa González mgonzalezt@larepublica.net | Jueves 07 septiembre, 2017
l Festival de Coreógrafos Graciela Moreno llegó a su final y con ello el reconocimiento a exponentes nacionales salió a la luz.
Los bailarines dieron una gran dosis de creatividad que llenó cada espacio del Teatro Nacional con 15 obras, desde sus jardines hasta el foyer, esto gracias al aporte del Certamen La Semilla, a través del cual se presentaron danzas disruptivas que iban desde los tres hasta los nueve minutos.
Este año se premió a Catalina Zeledón Arroyo como mejor intérprete femenina, por su desempeño en “Quimérica”, creación conjunta entre Zeledón y Annemarie Altmann.
Mientras que el título de mejor intérprete masculino se le otorgó a William Retana Alfaro, quien participó en “Visiones (En el frágil hilo de la memoria)”, “Pulsión” y “ADN en Preludio y Tres Actos”.
Como parte de los incentivos se les otorgó una pasantía de tres meses de entrenamiento profesional junto al elenco de la Compañía Nacional de Danza, la cual concluirá con el montaje de una coreografía para cada uno de los ganadores, dio a conocer Luis Piedra, presidente de Anatradanza.
Mientras que el jurado internacional resaltó tres coreografías “No. Nunca pasó” de Josué Campos; “Si la hubiera conocido antes, le habría declarado mi amor”, de Alejandro Rivera y José Raúl Martínez, y “Benjamín”, de Camilo Regueyra Bonilla.
Campos y Regueyra recibieron una residencia artística en el Centro de Investigación Coreográfica, en el Centro de Producción de Danza Contemporánea y en la Escuela Nacional de Danza, todas del Instituto de Bellas Artes de México.
“En virtud de las características de lo que pensamos puede ofrecer la formación dancística en México y de cara también a los diferenciados procesos de dos creadores, ambos ricos y cargados de posibilidades, consideramos un empate entre Josué Campos y Camilo Regueyra”, dijo Javier Contreras, vocero por parte del jurado.
Obras premiadas
- “No. Nunca pasó”, de Josué Campos: “Por ser congruente, arriesgada, que maneja recursos sencillos pero no simplistas. Y porque desde una metáfora clara, explora las distintas maneras de relacionarse con la propia memoria”.
- “Si la hubiera conocido antes, le habría declarado mi amor”, de Alejandro Rivera y José Raúl Martínez: “Porque maneja eficazmente los vínculos entre el presentar y el representar, que contrasta inteligentemente el tiempo verbal de la memoria y el presente de la acción y porque hace un uso discreto de la emotividad”.
- “Benjamín”, de Camilo Regueyra Bonilla: “Por hacer un uso inteligente de la tecnología y de un lenguaje de movimiento directo, arraigado en las formas kinéticas cotidianas, para plantear una lectura clara con respecto a las diferentes densidades y obsesividad de la memoria”.