Génesis transformador
Candilejas candilejas.cultura@gmail.com | Viernes 26 agosto, 2016
Ingresa a Costa Rica a mediados del siglo XVIII, “todo el territorio que la circunda, está ricamente cultivado en plantaciones de café, produciéndose en sus vecindades las dos terceras partes de la cosecha”.
Así describe el viajero escocés Robert Dunlop los alrededores del San José de 1842. El café es, desde los inicios de la República, símbolo de la estructuración económica y sociocultural de los costarricenses.
En aquella época como hoy, el peso de las cosechas curva las ramas hacia el suelo, “es que agradecen al agricultor y se inclinan a Dios”, decía Tommaso Malavasi al inmigrante italiano José Corveti.
Hoy, agradecidos son el agricultor Óscar Méndez y su esposa Olga Porras, por la finca de café que tienen en Lurdes de Naranjo.
Méndez ha revolucionado el concepto tradicional de los cafetos, introduciendo uno holístico en su propiedad. De repente, las características organolépticas –aroma, sabor, acidez, etc.- del café de Naranjo se codearon con los grandes a nivel mundial: “de ser simples mejengueros nos vimos de pronto en las curules de las grandes calidades del café y hoy nos tuteamos con cafetaleros de reconocimiento mundial, esos llamados ‘gourmet’ o ‘boutique’…”, dice Méndez con chispeantes ojos azules.
No es coincidencia. Méndez y Porras tratan su tierra como un miembro más de la familia, haciendo de ella un dosel a favor de la flora y fauna, tal como en los viñedos europeos se siembran rosas, ellos siembran, entre el café, variedad de flores y árboles; transformando el paisaje tradicional cafetalero en un jardín botánico; “nos amamos”, dice el agricultor respecto de su tierra y plantas.
El verde oscuro de la flora se mezcla con el sonido de la quebrada, los olores a plantas medicinales, aromáticas y las flores de colores son una experiencia sensorial en la que pareciera que todo el planeta confabula en aquella microcápsula de tierra. Tierra impregnada en las uñas del humilde agricultor, la que parece haber traspasado su carne hasta llegar a su espíritu, porque dice “reposa en ella”.
La finca y el beneficio son un aparejo, una sinfonía producida por aves, árboles, frutas, flores; mezclados en una taza de café con historia social: detrás de cada quintal existe un inmigrante, un peón nicaragüense de la fina, como Minor Bravo, cuyo apellido hace honor al coraje con el que maneja el machete.
Esta mezcla es un “state of mind” (estado mental) dice en inglés el agricultor, idioma que ha tenido que aprender debido a la globalización de su negocio, que lo ha llevado a comercializar su producto con coreanos, canadienses, japoneses, australianos y estadounidenses.
Los ancestros de Méndez fueron agricultores. Quizá de aquellos beneficiados en vísperas de la Independencia (1821), cuando por iniciativa municipal, se distribuyeron gratuitamente matas de café entre los pobladores de San José, y tierras a quienes estuvieran dispuestos a sembrar el nuevo cultivo.
En 1832 se producen las primeras exportaciones del “oro negro” a Chile. Más tarde, en 1843, por accidente, llega a Caldera el capitán William Le Lacheur. Visionario, el navegante convence a los cafetaleros de entregarle sus cosechas a cambio de pagarles más tarde, luego de ubicar el grano en Inglaterra. Días después, el “Monarch” zarpa de Puntarenas con 5.500 quintales de café costarricense, abriéndose así el derrotero de exportación a toda Europa.
Olga Porras y Óscar Pérez son herederos de la caficultura de los abuelos labriegos del grano, con la diferencia que hoy ellos han hecho de su finca y beneficio “Génesis”, un concepto amigable con el ambiente. Precisamente le pusieron ese nombre por “respeto a la madre tierra, todos somos una unidad, no estamos fraccionados”, confiesan ambos y aseguran, con la sabiduría del maestro de la tierra: “esto es Génesis, porque es un regreso al principio”.
Carmen Juncos y Ricardo Sossa
Editores jefes y Directores de proyectos
Fuente: Rodríguez, Eugenio. “Biografía de Costa Rica”. Editorial Costa Rica. 1991 / Peters, Gertrud y Samper, Mario. “Café de Costa Rica…Un viaje a lo largo de su historia”. ICAFÉ. 2001.