Grande Pemberton
Cristian Williams cwilliams@larepublica.net | Lunes 19 diciembre, 2011
Grande Pemberton
Entre los tres tubos le llegó el momento de convertirse en héroe. Tapadas tras tapadas, sobriedad justa y vuelo de águila le valieron al portero de Alajuelense, Patrick Pemberton, ser el mejor de la final.
Si los equipos se hacen de atrás para adelante, Alajuelense tuvo lo mejor en su portería, con una tarde cargada de inspiración, que le quitó el grito de gol de la garganta a los florenses más de una vez.
Solo a quemarropa, como lo hizo José Luis Cordero, podían vencerlo, porque si lo intentaban de otra forma resultaba imposible.
Patrick Pemberton, con su soberbia actuación en este juego final, calló muchas bocas, dado que ha sido un portero cuestionado por un grueso sector de la afición rojinegra, que no le perdona su amarga noche en aquel juego de vuelta en el Ricardo Saprissa, cuando los morados en media hora le dieron vuelta a un marcador negativo de 2-0 que arrastraban del Morera Soto, igual, una mayoría manifiesta de la prensa deportiva que ha criticado su trabajo en el marco erizo.
Sin rencores, Patrick dedicó su noche de gloria a Dios, su familia e incluso a los periodistas que no han confiado en su trabajo.
“Esto es de equipo; trabajamos como grupo; ganamos, perdemos y erramos como grupo; somos campeones, honor al cuerpo técnico, y salgo tranquilo porque no tengo que demostrarle nada a nadie. Aquí en este equipo todos nos conocemos”, dijo la figura del juego antes de ir por su medalla como monarca.
Cristian Williams Méndez
cwilliams@larepublica.net
Entre los tres tubos le llegó el momento de convertirse en héroe. Tapadas tras tapadas, sobriedad justa y vuelo de águila le valieron al portero de Alajuelense, Patrick Pemberton, ser el mejor de la final.
Si los equipos se hacen de atrás para adelante, Alajuelense tuvo lo mejor en su portería, con una tarde cargada de inspiración, que le quitó el grito de gol de la garganta a los florenses más de una vez.
Solo a quemarropa, como lo hizo José Luis Cordero, podían vencerlo, porque si lo intentaban de otra forma resultaba imposible.
Patrick Pemberton, con su soberbia actuación en este juego final, calló muchas bocas, dado que ha sido un portero cuestionado por un grueso sector de la afición rojinegra, que no le perdona su amarga noche en aquel juego de vuelta en el Ricardo Saprissa, cuando los morados en media hora le dieron vuelta a un marcador negativo de 2-0 que arrastraban del Morera Soto, igual, una mayoría manifiesta de la prensa deportiva que ha criticado su trabajo en el marco erizo.
Sin rencores, Patrick dedicó su noche de gloria a Dios, su familia e incluso a los periodistas que no han confiado en su trabajo.
“Esto es de equipo; trabajamos como grupo; ganamos, perdemos y erramos como grupo; somos campeones, honor al cuerpo técnico, y salgo tranquilo porque no tengo que demostrarle nada a nadie. Aquí en este equipo todos nos conocemos”, dijo la figura del juego antes de ir por su medalla como monarca.
Cristian Williams Méndez
cwilliams@larepublica.net