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Domingo, 17 de noviembre de 2024



FORO DE LECTORES


¿Impuesto sobre la Inteligencia Artificial?

Manrique Blen MBFO@auxadi.com | Jueves 14 marzo, 2024


Manrique Blen


El humano, es por naturaleza disruptivo; somos, la perpetua ruptura del estatus quo personificada. Desde carroñeros hasta astronautas, hemos colectivamente viajada millones de años y lo único en común durante este trayecto es que cíclicamente hemos roto el molde heredado, para construir sobre uno nuevo.

Sin embargo, todo cambio se había soñado, trazado y construido con tiempo suficiente para que existiera una especie de alineación tosca entre nuestras capacidades colectivas y el nuevo capítulo en que nos embarcamos. La Inteligencia Artificial (IA) rompe ese esquema y nos pone frente a lo que probablemente sea la disrupción más rápida, más inmediata y con mayor impacto para la humanidad.

Según análisis del Fondo Monetario Internacional al menos el 40% de la fuerza laboral mundial se verá impactada por la IA y un 19% de los puestos de trabajo en mercados desarrollados podrían están en riesgo inminente; siendo el impacto mayor conforme menor sea el grado académico.

Si bien los porcentajes pueden cambiar leventemente de estudio a estudio, la conclusión es siempre la misma: existirá una transformación abrupta para una gran parte de la población económicamente activa, mucha de la cual deberá de asimilar que su rol es ahora obsoleto para alguien de carne y hueso.

La esperanza dicta que la fuerza laboral se adaptará a nuevos roles que los mantenga vigentes (como ha pasado con toda disrupción hasta ahora). Al final del día, cada puerta tecnológica que la humanidad abre trae consigo el pan bajo el brazo para quien esté dispuesto al reto; sin embargo, esto toma tiempo y dinero.

¿Cómo financiar esta movilización técnica monumental y cubrir necesidades básicas durante esta metamorfosis? De esta encrucijada es que nace el concepto del Impuesto a los Robots o impuesto a la IA. Hay varios modelos, pero en principio propone que el Estado cobre un impuesto a toda empresa que sustituya humanos por IA o por cualquier herramienta de automatización.

Los ingresos de este tributo serían destinados para financiar la movilidad de la fuerza laboral obsoleta hacia nuevas áreas de conocimiento; y nutrir – en el ínterin - las arcas del estado por los tributos que dejaría de recaudar por los puestos desplazados.

Según MIT, y en el caso específico de los EE. UU. este impuesto no debería de superar el rango del 1% al 3.7% del valor de la tecnología implementada, dado que un porcentaje mayor implicaría un impacto nocivo para el crecimiento económico doméstico, mientras que uno menor tendría poco o ningún impacto en las políticas fiscales necesarias para salir del impase. Corea del Sur, por otro lado, optó por disminuir sus incentivos fiscales en proporción a la perdida de trabajadores en lo que se considera la primera versión real de este impuesto.

Poniéndolo en perspectiva local para invitar a esta discusión: si mañana, todos los hogares costarricenses despertaran con una disminución marginal de sus ingresos, inmediatamente un 13% se sumaría al 23% que ya vive bajo la línea de pobreza. Con 1 de cada 5 puestos de trabajo en riesgo abrupto como consecuencia de la IA, esto fácilmente podría ser una realidad en un cortísimo plazo en nuestro país. Aceptar esta realidad y optar por una política fiscal consecuente es un requisito.

El futuro siempre será brillante, para aquellos que lo construyen. Nuestra felicidad futura dependerá en gran medida de las decisiones que tomemos como colectividad y de que tan bien nos preparemos para el nuevo molde que nos espera.







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