Invertir en desarrollo
Invertir en desarrollo
Cuando decidimos invertir; ya sea tiempo, energía, o dinero, es porque creemos que habrá un beneficio mayor luego del esfuerzo realizado. Al tomar una decisión, sea cual sea, asumimos el riesgo asociado a la rentabilidad esperada.
De manera que lo que en forma implícita está de por medio es el tema de las expectativas, de la confianza. ¿Qué tan bien o mal espero que me vaya? Esa es la valoración que hacen los empresarios a la hora de decidir arriesgar su dinero en una nueva empresa, o en una mejora a la existente. Es la valoración que hacen las personas a la hora de elegir un título, un plazo, una moneda y un rendimiento dado para colocar sus ahorros. Es también la lógica del estudiante, del consumidor. Es la lógica del ser humano.
Las expectativas favorables son fundamentales para decidir una inversión de largo plazo. Hace muchas décadas, Costa Rica tomó decisiones trascendentales que nos han permitido vivir muchos años a las nuevas generaciones. Pues bien, es fundamental retomar la visión de largo plazo para promover el desarrollo. No podemos ni debemos seguir viviendo al día, porque la rentabilidad (económica y social) que dejamos de percibir es alta.
De cara al proceso electoral que está por abrirse en el país, resulta imperante que superemos el corto plazo, que valoremos opciones que nos planteen el país de los próximos 30 o 50 años. No puede haber progreso con políticas de gobierno únicamente. Se requieren políticas de Estado que hagan sostenible el desarrollo. Porque los gobiernos pasan, las autoridades cambian, pero el tejido empresarial productivo, que es el que arriesga, que invierte, que genera riqueza, que produce empleos y que paga impuestos, se mantiene. Porque las empresas requieren certidumbre jurídica, un clima favorable de inversión y, por supuesto, un sistema social que posibilite el bienestar de todos, a través de empleos de calidad.
Es hora de retomar la inversión en el desarrollo. De reconocer en voz alta que aspiramos a un país que brinde oportunidades para todos, que tenga educación de calidad, que genere empleos formales suficientes para superar los niveles de pobreza, en particular de los jóvenes y en la zonas rurales. Es hora de mejorar el clima de inversión, de promover la formalidad y de eliminar los obstáculos al desarrollo; es hora de pensar en la rentabilidad de una buena y meditada decisión de inversión de largo plazo, que exige decisiones y sacrificios pero cuyo balance final será positivo.
Shirley Saborío M.
Directora ejecutiva UCCAEP
ssaborio@uccaep.or.cr