La cuestión política
Alberto Salom Echeverría albertolsalom@gmail.com | Martes 02 noviembre, 2021
(Novena entrega)
Como lo he afirmado, en el 2006, la política en Costa Rica había dado un vuelco inusitado. Alto abstencionismo, gran polarización PLN-PAC, gran diferencia en el comportamiento electoral entre la zona urbana y la periferia predominantemente rural, tendencia a la desafección partidaria de los antiguos bloques electorales, resquebrajamiento de las paralelas históricas, PLN-PUSC, merced a la decepción de buena parte de las bases partidarias respecto de sus dirigentes históricos más relevantes, en particular respecto del PUSC; creciente proliferación de partidos políticos, tres de ellos con una votación mayor del 8%, PLN, PAC, Movimiento Libertario, seguidos del PUSC que, obtuvo para presidente y vicepresidentes, alrededor de un 6% de la votación; se produjo además, un aumento importante del número de partidos con , parlamentaria y municipal.
En lo concerniente a los temas políticos relevantes, tanto del proceso electoral, como dentro del ejercicio gubernamental, comienza a producirse un cambio drástico en la discusión política, la cual osciló predominantemente, entre los temas vinculados con la desregulación de la economía, la reducción de la burocracia estatal y la búsqueda de eficacia. En la mayoría de los casos, los temas estaban asociados a la perspectiva neoliberal, cuyo enfoque había sido adoptado entre otros, por el sector dominante del PLN, sin bien, en este caso en forma moderada. Frente al enfoque neoconservador, el PAC levantó un modelo alternativo de centro izquierda, mesurado también desde el punto de vista ideológico, pero ciertamente en clara confrontación con las posturas neoconservadoras. En la coyuntura electoral del 2002, el tinte ideológico del PAC no había sido tan claro, principalmente por la renuencia de su líder y principal fundador Ottón Solís Fallas a dejarse encasillar. Pero, ya para las elecciones del 2006, probablemente, debido a la polarización política que produjo el TLC y a la migración al PAC de connotados liderazgos de izquierda, buena parte de los votantes comenzaron a percibir a esta agrupación política como una opción progresista y parcamente de izquierda.
Para las elecciones del 2006, el PAC propuso como modelo alternativo temas contenidos en una profunda y novedosa agenda ética de lucha contra la corrupción y el compromiso con la sociedad de políticos que no llegaran a servirse ni a favorecerse de la política, sino que tuviesen una vocación de servicio público. En lo económico y político, la agenda del PAC planteaba propuestas eclécticas, pero de carácter claramente antineoliberal, sin que eso significara volver a una política de encierro o enclaustramiento como en lo que devino la economía bajo los auspicios del PLN entre 1953 y 1986. El PAC formuló propuestas alternativas, pero siempre dentro del sistema capitalista, lo que implicaba mantener una modalidad de control del mercado por parte del Estado. No obstante, el PAC fue abusivamente acusado de ser un partido antisistema. Esta fue particularmente una imprecación francamente falaz, acuñada contra el PAC por el académico e investigador de la Universidad de Salamanca, el Dr. Manuel Alcántara Sáez, con ocasión de su visita a Costa Rica en junio del 2006. Personalmente le escuché esta expresión en una de sus exposiciones brindadas en nuestro país.
Escribe la historiadora, Dra. Elizabeth Fonseca, quien fuera diputada del PAC en el 2006-2010 y ministra de Cultura en parte del gobierno del primer presidente del PAC, el Dr. Luis Guillermo Solís Rivera, lo siguiente: “En la década de 1980 el estado de bienestar social que había alcanzado la sociedad costarricense empezó a deteriorarse. Esto se debió, en gran medida, a la crisis que se vivía en Centroamérica: las guerras civiles en Guatemala, Nicaragua y El Salvador tuvieron consecuencias negativas en todos los países de la región. Pero también -añade la Dra. Fonseca- hubo en el mundo un cambio de posición ideológica, e instituciones como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional impulsaban medidas de corte neoliberal, que países pequeños, con economías débiles, y poca capacidad de reacción política, se vieron obligados a implementar. Costa Rica no fue la excepción. En Costa Rica -afirma- la inversión social se redujo, y la apertura comercial trajo graves resultados para algunos sectores. Por ejemplo, el Estado, que con anterioridad apoyaba a los pequeños agricultores que producían para el consumo interno, comenzó a apoyar la agricultora para la exportación. Simultáneamente hubo medidas tendentes a desmantelar las instituciones públicas: se les negó los recursos, se les prohibió la contratación de nuevo personal al tiempo que se implementaron los programas de movilidad laboral para reducir el número de trabajadores públicos. Esto afectó a instituciones que habían sido emblemáticas del Estado benefactor, y produjo un marcado crecimiento de la desigualdad social.” (Cfr. Fonseca, E. “Breve Introducción a la Historia del Partido Acción Ciudadana.” pac.cr/wp-content/uploads/2018/05/Historia-del-PAC.pdf).
Según lo que este servidor pudo vivir y conocer, me aventuro a señalar que esa cita de Elizabeth Fonseca que dejo reseñada supra es representativa del pensamiento u opiniones de la inmensa mayoría de la dirigencia del PAC en aquel momento, probablemente con pequeñas diferencias de matiz. Y también a esas alturas del 2006, se había fraguado una importante cohesión ideológica en las bases. La lucha que emprendió el PAC en contra del TLC contribuyó mucho a ese propósito. Para que se obtenga una mayor comprensión, resumo a continuación los principales puntos que muestran la consolidación de esta unidad. Hubo coincidencia en cuanto que:
1. El Estado de Bienestar en Costa Rica comenzó a agrietarse significativamente en la década de los ochenta, principalmente en el cuatrienio 86-90.
2. Invierto el orden en el que Elizabeth Fonseca dejó mencionadas las causas de dicho agrietamiento, para significar la prelación de éstas. Lo escrito por la Dra. Fonseca Corrales, no necesariamente estaba estableciendo esas prioridades. En mi concepto, le atribuyo más importancia a la crisis interna del modelo de desarrollo que al conflicto centroamericano; la fuerza inercial de la crisis interna del modelo, conjuntamente con la enorme presión ejercida por los organismos financieros internacionales (OFI), fue lo que empujó la política en una determinada dirección, provocando entonces que las élites partidarias liberacionistas, cuando menos las más influyentes de entonces, depusieran parcialmente, aunque de manera muy importante las banderas de defensa del Estado Social de Derecho. Este cambio político ya lo venían incubando desde finales de los ochenta. Por fin, en esta nueva coyuntura, se decantaron en torno a adoptar una posición proclive a las políticas neoliberales impulsadas abiertamente por los OFI, revestidas con el atractivo ropaje del aperturismo del mercado y en general de la economía.
3. Las dos causas estaban interrelacionadas entre sí, de un modo que, los serios conflictos centroamericanos espoleaban la crisis interna del modelo de desarrollo hacia adentro y viceversa. Sin embargo, el factor determinante recaía en la cuestión interna.
4. Hubo una importante contracción de la inversión social, que afectó de manera significativa el bienestar social de la población de menores recursos económicos, sociales y culturales.
5. Debe quedar claro que el PAC no se opuso a la apertura económica, siempre y cuando ésta no se produjera a expensas del Estado Social de Derecho. Pero, sí es cierto, que el TLC fue un “parte aguas”, que indujo a una polarización política, principalmente entre el PLN de un lado y el PAC por el otro. La realidad incontrovertible, es que el aperturismo de ciertas instituciones, incluido el ICE, no fue más allá, merced a la lucha de las organizaciones sociales y del PAC, junto con el entonces diputado José Merino Del Río del FA quién, justo es reconocerlo, desempeñó un papel clave en la Asamblea Legislativa y fuera de ella. Enseguida pondré un ejemplo emblemático que les va a interesar a quienes me siguen por este medio.
Cuando el TLC se negoció con los Estados Unidos, durante la administración Pacheco De la Espriella, en la agenda no se incluía del todo en un inicio, el tema de la apertura telefónica. Menos aún se mencionó la apertura eléctrica. Esto lo dijo abiertamente el jefe del equipo negociador por Costa Rica, el ministro de Comercio Exterior, Dr. Alberto Trejos Zúñiga, ante un grupo de la sociedad civil, denominado “Democracia” fundado por quien llegaría a ser la ministra de Justicia del gobierno Solís Rivera, la Msc Cecilia Sánchez Romero y, además por el suscrito. El ministro fue invitado a disertar en este grupo que se reunía con regularidad por esos años del 2002 al 2006, en La Casa Italia, en el Barrio Francisco Peralta. Esa noche, este servidor le preguntó al Dr. Alberto Trejos si el Tratado de Libre Comercio se proponía abrir el mercado de la telefonía y el de la electricidad. El ministro Trejos dijo tajantemente que no, ya que los “norteamericanos” estaban tranquilos respecto del tema aludido; fue sincero en su respuesta creo yo, como se lo hice saber en otra ocasión en la que tuve la oportunidad de intercambiar con él, después de un debate que tuviera sobre el TLC con el entonces candidato del PAC Ottón Solís. Sin embargo, debo decir que no es que no hubiese intención por parte de los Estados Unidos de provocar una apertura en los mercados de las telecomunicaciones y en el de la electricidad. Sobre todo, en el primero. Como también había interés en ello por parte de grupos económicos en contacto con grandes empresas telefónicas, dos de las cuales llegaron a invertir en Costa Rica, después de que se abrió el mercado respectivo. Así las cosas, en cuanto vieron que la oportunidad estaba dada, desde el punto de vista del balance de fuerzas político, arremetieron con fuerza y rapidez, para abrir el mercado de los seguros y el de las telecomunicaciones.
Admito que, si se debían abrir o no dichos mercados, es un asunto controversial. El tema es otro, se trataba de que las reglas del juego estaban tan delimitadas en cuanto a la agenda de negociación, que COMEX había estipulado hasta por escrito que, al menos en esa ocasión, no se abriría ni el mercado de los seguros, ni tampoco, como ya se dijo, el de las telecomunicaciones, menos el eléctrico. Quizás, la razón fue que se trataba de temas sensibles particularmente en el caso costarricense; en consecuencia, no se quería poner en riesgo el conjunto de las negociaciones. En un momento ya avanzado de estas, quebrantaron las reglas estipuladas y “se la jugaron”, incorporando estas temáticas en la agenda. (continuaré la próxima semana con la décima entrega de esta serie).