La cuestión política en Costa Rica
Alberto Salom Echeverría albertolsalom@gmail.com | Martes 30 noviembre, 2021
(decimotercera entrega)
Se analiza en esta entrega, tanto las nuevas circunstancias políticas en las elecciones de febrero 2018, las fuerzas principales presentes en la contienda, como el inicio de gobierno del presidente Carlos Alvarado sus aciertos, errores y dificultades.
I. El proceso electoral que arrancó en el 2017, al comienzo parecía desenvolverse dentro de cierta normalidad. El Partido Liberación Nacional punteaba en las encuestas, con Antonio Álvarez Desanti como su candidato. Fue apoyado por los Arias desde el inicio derrotando en las primarias a José María Figueres Olsen. (46% contra un 37% respectivamente). Hay que añadir que estas justas fueron las más concurridas de todas, merced a la capacidad organizativa y experiencia del PLN.
El Partido Acción Ciudadana fue el partido oficialista, puesto que ejercía la presidencia Luis Gmo. Solís Rivera, quien como lo hemos dicho, rompió por primera vez el bipartidismo tradicional en las elecciones anteriores celebradas en febrero del 2014. En julio del 2018, el candidato del PAC resultó también escogido de unas primarias internas, resultando ganador Carlos Alvarado Quesada con un porcentaje del 56%, seguido por el ex ministro de economía Welmer Ramos González, quien obtuvo el 44% de la votación. Igual que le había ocurrido al presidente Solís en su candidatura, Carlos Alvarado aparecía muy rezagado en las encuestas en los primeros meses de la contienda.
El Partido Unidad Social Cristiana realizó sus elecciones primarias el 4 de junio del 2017. Hubo varios precandidatos, mujeres y hombres; los dos más votados fueron el exministro y ex presidente de la CCSS, Rodolfo Piza Rocafort, quien obtuvo la mayoría con un porcentaje de 73%. El segundo lugar lo obtuvo el exdiputado Rafael Ortiz Fábrega con un 27% de la votación. Al inicio del proceso electoral nacional el candidato del PUSC aparecía en las encuestas bien posicionado.
El 16 de julio del 2017 realizó su convención, por primera vez en su historia, el Partido Movimiento Libertario. En este caso los contendores de estas primarias fueron Otto Guevara Guth, quien ganó la convención con un porcentaje del 59% de los votos, derrotando a su única contendora la entonces diputada Natalia Díaz, quien obtuvo el 41% de la votación.
Otros partidos inscritos que no tuvieron primarias, por lo que sus candidatos a presidentes y vicepresidentes de la República debieron ser escogidos por sus respectivas asambleas nacionales fueron: El Partido Republicano Social Cristiano, cuya Asamblea Nacional postuló a Rodolfo Hernández Gómez; el Partido Nueva Generación por su parte escogió mediante el procedimiento establecido, por segunda vez a Sergio Mena Díaz; la Asamblea Nacional del Frente Amplio postuló a Edgardo Araya Sibaja; El entonces diputado, Mario Redondo Poveda fue postulado por la Asamblea Nacional del Partido Alianza Demócrata Cristiana; el Partido Restauración Nacional hizo lo propio y eligió como su candidato al también diputado en ese momento, Fabricio Alvarado Muñoz; el Partido Renovación Costarricense nombró a la única mujer en la contienda como candidata presidencial, Stephanie Campos Arrieta; mientras que Accesibilidad sin Exclusión escogió a Oscar López Arias y el Partido de los Trabajadores a Jhon Vega Masís. Finalmente, la Asamblea Nacional del Partido Integración Nacional escogió como su candidato presidencial al abogado Juan Diego Castro Fernández.
Algunos datos interesantes de esta elección son los siguientes (los números y porcentajes fueron extraídos de diversos documentos):
1. Esta elección fue la decimoséptima desde 1949.
2. Se trata de uno de los comicios en los que ha habido mayor dispersión, por la cantidad de partidos políticos inscritos que participaron en la elección. Hubo 13 candidatos presidenciales. No obstante, ha sido superada por la actual contienda de febrero del 2022.
3. Se destaca por haber sido la contienda que marcó la ruptura más profunda con el bipartidismo tradicional. Lo que no implica necesariamente una ruptura definitiva, pues la realidad es muy dinámica y los partidos políticos logran en ocasiones rehacerse. Lo profundo de la ruptura con el bipartidismo (PLN-PUSC), quedó demostrado por el hecho de que ninguno de los dos partidos logró pasar a la segunda ronda electoral (o balotaje), ambos quedaron postergados al tercero, Álvarez Desanti con un 18.62% (considerada una derrota histórica de este partido político) y cuarto lugar, Piza Rocafort con un 16.02%; distantes ambos candidatos de los porcentajes obtenidos en primera ronda por el ganador de esta fase, Fabricio Alvarado quien obtuvo un 24% de la votación y de Carlos Alvarado que logró posicionarse segundo con un 21% de la votación.
4. Las diversas encuestas reflejaron una gran volatilidad del electorado, que pasó de brindar su apoyo de una candidatura a la otra, sin atenerse necesariamente a la adscripción ideológica del partido político respectivo. Esto significa que las elecciones, vienen evidenciando el “desalineamiento partidario” de una gran parte de los electores, en particular del votante joven. Este fenómeno ya ha sido bastante estudiando por los investigadores costarricenses, especialistas en ciencias políticas y también por los comunicadores. Ello explica el repunte primero en las encuestas de políticos como Juan Diego Castro o del propio Rodolfo Hernández, quienes experimentaron un desplome en el resultado electoral, probablemente derivado, entre otras cosas por su mal desempeño en los debates. Castro obtuvo en las elecciones un 9% de la votación y Hernández solamente un 4%.
5. En octubre del 2017, una encuesta de la CIEP de la UCR reveló que entre las principales preocupaciones de los costarricenses de cara a las elecciones del 2018 estaban el desempleo (17.24%), la corrupción (15.36%), la situación económica (11.27%), la inseguridad (8.74%), la pobreza y desigualdad (8.65%). No obstante, los temas valorativos ya en ese momento contaron con un 5.73% de la mención de los votantes como un asunto objeto de su preocupación. Para la segunda ronda, entre Carlos Alvarado y su contendor Fabricio Alvarado, que lo aventajaba por una diferencia de tres puntos porcentuales, los temas relacionados con la religión, las preferencias sexuales, matrimonio igualitario, violencia contra las mujeres, aumentan su importancia entre los electores, pero, no resultaron tan preponderantes como se creyó en un inicio. (Cfr. Chinchilla, Sofía. “Estudio de UCR: Por estos factores Carlos Alvarado ganó las elecciones”. La Nación, 26 de abril, 2018). Finalmente, el resultado de la votación en segunda ronda fue de un 60% a favor de Carlos Alvarado Quesada contra solamente un 39% que se inclinó por Fabricio Alvarado.
II. Final del “balotaje” y ramificaciones con el inicio del Gobierno de Carlos Alvarado. Aunque el resultado del balotaje de abril 2018 arrojó datos tan contundentes a favor del actual presidente Alvarado dándole un mandato claro e inexcusable, es preciso acotar algunos hechos ocurridos que obligan a matizar lo expresado.
En primer lugar, en la primera ronda electoral del mes de febrero quedaron establecidos los resultados de las votaciones, tanto para las diputaciones como para regidores de cada uno de los partidos que lograron elegir. El PAC experimentó un descenso en el número de diputados, pues bajó de 14 diputados que alcanzó en el 2014 a 10 en el 2018. Este hecho constituye todo un desafío para un partido político que gana las elecciones presidenciales en un “balotaje”, aunque hubiera ocurrido por tan amplio margen de votos sobre su contendor. Esta circunstancia impuso el diseño de una estrategia de alianzas que había comenzado en la propia precampaña de la segunda ronda y debió continuar en la acción de gobierno, con lo que se buscaba alcanzar un mínimo de “gobernabilidad”.
A mi modo de ver, el PAC incurrió en algunos errores claves, a la hora de abrir la posibilidad de lo que llamó un “Gobierno Nacional”. Ya en la campaña para enfrentar el balotaje, se le otorgó una alta prioridad a la negociación en las cúpulas, especialmente con dirigentes del PUSC que había brindado su apoyo al PAC, como el excandidato Rodolfo Piza, Edna Camacho quien fuera su candidata a la primera vicepresidencia y también con el Ing. Rodolfo Méndez Mata, uno de los dirigentes históricos del PUSC. (Cfr. Arrieta, Esteban. “PUSC no suspenderá militancia a quienes apoyen a otro partido para segunda ronda”. La República.net, 14 de marzo, 2018). Debe quedar claro, no obstante, que el Comité Ejecutivo del PUSC, rechazó la posibilidad de apoyar a algún candidato, por lo que también hubo dirigentes que le dieron su adhesión momentánea a Restauración Nacional. El PAC incurrió en el error de colocar en un segundo plano las negociaciones con dirigentes liberacionistas; probablemente ello ocurrió por el hecho de que el grueso de los dirigentes del PLN que estuvieron en la campaña en la primera ronda, en cuenta su candidato Antonio Álvarez, se inclinaron a favor de Fabricio Alvarado. Sin embargo, hubo dirigentes de gran envergadura del PLN, como los exministros Leonardo Garnier Rímolo, María Luisa Ávila, Fernando Ferraro y otros como el intelectual y dirigente socialdemócrata Enrique Obregón Valverde, así como también el exministro de cultura Carlos Fco. Echeverría, que apoyaron a Carlos Alvarado; aún más, algunos de ellos estuvieron dispuestos a una negociación de carácter político que, de haberse dado de un modo más formal habría allanado el camino para la gestión de gobierno. (Cfr. Declaraciones en Semanario Universidad. 13 de febrero, 2018). A pesar de los errores que se pudieron haber cometido en esas negociaciones en las cúpulas partidarias, las encuestas dejaron claro, desde mediados de febrero recién pasadas las elecciones de la primera ronda, que el PAC ganaba con solidez el mayor número de simpatizantes de otros partidos políticos, tales como PLN, PUSC, PIN y FA. (Cfr. “PAC gana mayor número de simpatizantes de otros partidos” NCR. 17 de febrero, 2018).
Otra cuestión que sembró dudas en el electorado más fiel al PAC fue que se hubiese dicho formalmente que fruto de las negociaciones, se le había concedido a Edna Camacho (PUSC), representante de uno de los sectores más conspicuos de las políticas neoliberales, la coordinación del sector económico en el futuro gobierno. Aun cuando parece que nunca asumió el cargo realmente, insisto, dejó una estela de dudas en el electorado de orientación más progresista afín al PAC. Esta sensación inquietante se vio incrementada inicialmente por el nombramiento de Rodolfo Piza como ministro de la Presidencia. Pero, en este segundo caso, el malestar se disipó posteriormente, merced al desempeño éticamente respetuoso de parte de Rodolfo Piza. Dentro de los acuerdos se nombró además al experimentado dirigente político, el Ing. Rodolfo Méndez Mata como ministro de Transportes. Dicho sea de paso, según mi criterio y así he escuchado expresarse a mucha gente con la que me relaciono, Rodolfo Méndez ha realizado una gestión sobresaliente al frente de esa cartera. También fueron nombradas personas de tradición liberacionista, como la exministra del COMEX Dyalá Jiménez Figueres, y se escogió una representante del Frente Amplio, Patricia Mora Castellanos al frente de la cartera de la Condición de la Mujer.
El PAC mostró en esta oportunidad una preocupación por tener un acercamiento con grupos de la sociedad civil, como fue el caso del grupo con arraigo en “Facebook”: “Coalición por Costa Rica”. El agrupamiento tuvo gran amplitud, reuniendo en su seno muchos costarricenses (en especial personas jóvenes), que no tenían adscripción partidaria. Luis Ramírez Salazar escribe cuando se formó el grupo: “Los impulsores de Coalición Costa Rica son Ballesteros… [se trata del politólogo, de nombre Javier a quien Ramírez ya había mencionado antes], …los politólogos José Rojas, Karla Acuña, Daniel Schuster y Ana María Morales, así como la publicista Diana Portilla. Este grupo se conoció en contextos universitarios y en juventudes de partidos políticos…” Existe total independencia. Cita para fundamentarlo al propio Javier Ballesteros, quien declara: “No tenemos vínculos ni con el Partido Acción Ciudadana ni con ningún otro partido. Por supuesto entendemos que en este caso en particular nuestros objetivos y la visión del país que queremos en la coyuntura electoral actual es viable solamente con el liderazgo de don Carlos Alvarado en la presidencia de la República, entonces tenemos que tener [sic] vías de comunicación abiertas con ellos" manifestó Ballesteros, quien anteriormente formó parte del PLN. (Cfr. vozvoto.org/política/nota/simpatizantes-pac-pusc-pln-lideran-grupo-cpalicion-costa-rica).
La organización de Sociedad Civil mencionada organizó durante el proceso hacia el balotaje actividades en diferentes cantones, de forma independiente respecto de la dirección nacional del Partido Acción Ciudadana, pero sí estableció coordinaciones con los grupos locales del PAC. No obstante, estos jóvenes aparte de haber entregado un manifiesto al entonces candidato Carlos Alvarado, no establecieron ninguna negociación ni ningún otro tipo de acuerdos hacia el gobierno. Continuará en la próxima entrega.
Alberto Salom Echeverría
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