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La Economía Social Solidaria en tiempos de Covid-19

Montserrat Ruiz Guevara mruiz@canaess.com | Lunes 20 julio, 2020

Monserrat Ruiz

A lo largo de más de 100 años, las personas habitantes de nuestro país han encontrado la forma de hacer empresa de manera asociativa, produciendo desde distintas figuras empresariales privadas, actividades productivas que han generado bienestar para ellos y sus comunidades de manera solidaria e inclusiva.

Esos son los valores y principios comunes de la Economía Social Solidaria, que pone a las personas en primer lugar y el objeto social sobre el capital, generando un motor de desarrollo económico, social y ambiental para la sociedad costarricense.

La creación de empleos, distribución de la riqueza, inclusión social de los grupos más desfavorecidos y vulnerables, son parte de los logros obtenidos a lo largo del territorio nacional y que se distinguen en figuras como Cooperativas, Fundaciones, Asociaciones Solidarista, Asociaciones de Desarrollo Integral con actividad productiva, ASADAS, entre otras que integran este gran ecosistema de la ESS.

En la actualidad se reconocen más de 6.000 empresas de este tipo que forman parte del gran parque empresarial de Costa Rica y que se encuentran llamadas a reproducir modelos exitosos, en búsqueda de tendencias que promuevan una producción y consumo responsable, cuya dinámica tenga como resultado la competitividad, formalidad, reactivación económica y generación de empleo, mejorando así la calidad de vida de las personas y comunidades involucradas.

La cadena de valor generada ha brindado mayores oportunidades de ingresos a mujeres y hombres (y a su entorno) que deciden iniciar un negocio desde la ESS, además de poder sentar las bases para impulsar políticas públicas y estrategias que impacten de esta manera en la inclusión financiera de los territorios, sectores productivos y poblaciones con mayores índices de exclusión.

En Costa Rica mas de 1,1 millón de personas se encuentran ligadas asociativa y laboralmente en alguna de las figuras empresariales de la Economía Social Solidaria de las cuales el 50% son mujeres y muchas de ellas se encuentran de manera activa en un puesto de toma de decisión. Laboralmente genera unos 140.000 empleos directos y más de 50.000 indirectos.

Somos una economía de mercados, una economía de personas, que generamos encadenamientos productivos y circuitos económicos con Pymes y grandes empresas privadas que se encuentren desarrollando actividades productivas en los territorios donde convivimos.

Hoy la ESS enfrenta al igual que todo el parque empresarial una pandemia mundial, donde se requiere de acciones y respuestas conjuntas. Es un tiempo que exige de la unión, la solidaridad, la cooperación, la lucha por la justicia social y la dignidad.

La respuesta de las entidades de la ESS ha demostrado la capacidad de resiliencia con la que han enfrentado esta difícil coyuntura contribuyendo voluntaria y solidariamente no solo ante la crisis sanitaria sino humanitaria también.

La ESS responde mejor a las crisis porque está enraizada al territorio y apoyada en redes de solidaridad que, cuando vienen momentos duros, se activan.

Las instituciones internacionales y los gobiernos de diversos países están mirando hacia la ESS para buscar soluciones.

Es por ello que se necesita la promoción de empresas Asociativas con visión sensible a los problemas que enfrentamos como sociedad, sensible al cuido, a la participación responsable de nuestra democracia, mediante la generación de buenas prácticas de gobernanza y empresariales, conductas éticas en las finanzas que fomenten la transparencia.

Se deben hacer esfuerzos para proteger los avances sociales logrados en años recientes e impedir retrocesos ante el escenario de menor crecimiento económico. El dinamizar la inversión e incrementar la productividad para retomar una senda de crecimiento sostenido y sustentable en el corto y mediano plazo es parte de los retos.

Ante este panorama y la necesidad de contribuir desde la ESS, planteamos soluciones y propuestas que coadyuven a la recuperación social y económica de manera transformadora e integral que ingrese a esta nueva realidad; proponemos que estas sean orientadas a mejorar y convertir los efectos de la Covid-19 en una oportunidad para generar modelos económicos más distributivos que impacten los territorios de nuestro país y así poder disminuir las brechas de desigualdad social y económica que ya antes de esta crisis azotaba a muchos hogares costarricenses.

Para ello se hace necesario un nuevo pacto social, apostar por las personas, la equidad como principio ético y de justicia en la igualdad; recuperar la dimensión humana, social, política, económica y cultural al trabajo para satisfacer las verdaderas necesidades de la población; la crisis ambiental no se encuentra separada de la crisis social, por lo que todo proceso transformador debe ser social y ecológico.

Además se debe construir un modelo de sociedad basándose en el desarrollo local armónico, las relaciones comerciales justas, finanzas éticas, la igualdad, la confianza, la corresponsabilidad, la transparencia y el respeto.

Montserrat Ruiz Guevara

Directora Ejecutiva de la Cámara Nacional de la Economía Social Solidaria

mruiz@canaess.com









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