La plusvalía del inmigrante
Daniel Suchar Zomer daniel.suchar@hotmail.com | Miércoles 31 enero, 2024
Daniel Suchar Zomer, PhD
Analista Financiero
Profesor Universitario
Desde mucho antes de que se escribieran libros sagrados como la Biblia, Nuevo Testamento o el Corán; el flujo de personas buscando donde “mejor les pegue el sol” ya era un fenómeno natural de la población de aquellos días. Toda clase de profesionales (de aquella época) se movían por medio de calurosos desiertos, frías montañas, helados ríos, lagos e incluso, largas llanuras; para poder alcanzar una mejor calidad de vida en esos tiempos ancestrales.
Hoy en día, las políticas migratorias de los países son variadas, empezando por países bastante herméticos como naciones que son abiertas “a todo público”, bajo ciertas restricciones. Pero lo que sí es cierto, es que no existe país sobre la faz de la tierra que no posea inmigrantes. Por más impenetrable se muestre un país como Corea del Norte, Zimbabue, Cuba o Bielorrusia; siempre tendrán entre sus pobladores, gente de otras tierras.
Los efectos migratorios traen a colación un tema importante que impacta a la globalización que se vive hoy en día: La Fuga de Cerebros.
Cuando se realizan los estudios más asertivos sobre los procesos migratorios, se pueden ejemplificar situaciones como las vividas luego de la 2da Guerra Mundial, Dictaduras Europeas o persecuciones políticas, que nutrieron en el siglo pasado a naciones como Venezuela, Argentina e incluso, Brasil. En el siglo 21, los países más atractivos son otros. Panamá, Costa Rica, Estados Unidos, Canadá e incluso, fuera del continente americano, un Alemania, Francia e Inglaterra; son ejemplos de países receptores de dichas migraciones.
Es interesante comparar que la población nacida fuera de Chile (2%) o Colombia (0,3%) son lejanamente comparables frente a un Canadá (20%), Nueva Zelanda (28%) o Australia (27%), que muestran cifras mucho más altas con base en este indicador, que casualmente son países desarrollados o mucho más organizados que los latinos. Incluso, los Estados Unidos presenta un 13% de población inmigrante mientras que Israel presenta el 12% aproximadamente.
Las migraciones también están caracterizadas por una población en edad de trabajar, que según la OCDE, poseen estudios superiores universitarios. Lo que quiere decir que son personas altamente calificadas, entrando a ciertos países para “nutrirlos con savia nueva”, trayendo consigo cosas nuevas, diferentes y en ciertos casos, con una forma distinta de pensar que catapulta el país receptor.
De hecho, en los últimos 10 años, se ha aumentado la cifra de hasta 70% de estos inmigrantes a lo largo del mundo. Bajo este efecto, los aportes que se ven últimamente en Estados Unidos es poder encontrar que la mitad de los profesores de Harvard son extranjeros o que del 40% de las empresas nuevas, su equipo de líderes este conformado por un inmigrante. Esto quiere decir, que para el país de las barras y las estrellas, la inmigración constituye una parte importante en la solvencia económica y creación de empleos.
Cuando los inmigrantes llegan a los países de destino, ofrecen dos vías importantes para el fortalecimiento de sus economías. Por un lado, llegan los inversionistas extranjeros a colocar sus capitales en tierra de destino, promoviendo la capacidad productiva del país. Aquellos que en un país A (llámese de origen) con una experiencia en un sector especifico (producción de medicinas) llega a un país B (llámese de destino) sin dicha experticia en el área; a mediano plazo podrá el país B lograr desarrollar su ventaja competitiva en la producción de medicinas. Por otro lado, llegan aquellos profesionales que, con una visión distinta, pueden aportar ideas más frescas a las empresas locales y trasnacionales que se ubican en dicho país. Por algo, las compañías internacionales promueven a sus gerentes y directores a que se muevan cada cierto tiempo por diferentes países. Al fin y al cabo, lo importante es aportar experiencias a dichas organizaciones.
Las ideas que traen los “Cerebros” desde sus países es el Activo Intangible más importante que puede obtener el país de destino. Para muestra un botón al fijarse en Silicon Valley, donde se estima que un 50% de sus pobladores (empleados en las empresas de tecnología) son extranjeros y con una demanda importante de bienes y servicios (restaurantes, estadía, diversión) que deben ser desarrollados en dicha localidad, fortaleciendo su economía.
Por otro lado, aquellos países que carecen de fronteras abierta hacia los inmigrantes e incluso, promueven que sus pobladores “salgan corriendo” de sus tierras (Ejemplo se tiene a Venezuela hacia Panamá o Sirios hacia Grecia); ven desangradas sus economías pues su mejor material intelectual, busca otras latitudes en donde desarrollarse personal y laboralmente. Es por eso, que el Latinoamérica existe un rezago importante en tema de emprendimiento, innovación y diversificación de la producción. Se nota a leguas como los países mantienen unos cuantos sectores privilegiados (Materias primas), dejan en el olvido sectores que pueden generar mucho más dinero y empleo, por medio de bienes con valor agregado.
Pero no todo es como lo pintan. La fuga de cerebros de la inmigración también posee algunas personas que llegan a desestabilizar los países destinos. En Latinoamérica existe muy poca humildad por parte de algunos inmigrantes que poseen ínfulas de “criollismo nacionalista” y que al mudarse al país destino, aún siguen recordando como si vivieran en el país origen. Algunos inmigrantes al ver la imposibilidad de colocación en una posición laboral estable empiezan a crear empleos informales que vienen a quebrantar el orden del país receptor, con tal de no regresar a sus naciones de origen. Otros mantienen su vida “en vilo” mientras no los agarres la policía de inmigración u otros, simplemente se alejan lo más lejos posible para no ser pilados por los entes gubernamentales.
Los inmigrantes son y seguirán siendo desde tiempos ancestrales, una necesidad para todas las naciones. Con ellos traerá mejore beneficios y oportunidades de creación de nuevas empresas, empleos y calidad de vida. En definitivamente, aportarán mucho al crecimiento económico del país de destino siempre y cuando, el inmigrante cumpla con los requerimientos de entrada y estadía en su nueva nación. Se debe recordar que cada inmigrante debe traer congio una plusvalía al nuevo país y no una resta al mismo.