La responsabilidad de las empresas en la etapa de ebullición global: Hacia una producción sostenible
Silvia Chaves schavesh@bncr.fi.cr | Jueves 07 septiembre, 2023
El pasado lunes, 3 de julio, se registró el día más caluroso de la historia a nivel mundial, según datos de los Centros Nacionales de Pronóstico Ambiental de Estados Unidos. Ese día la temperatura global alcanzó por primera vez los 17,01 grados Celsius, superando el récord de agosto de 2016, cuando se registraron 16,92 grados. Tan solo un día después, el martes 4 de julio, este récord se volvía a romper: la temperatura subió 0,17 grados más.
Las olas de calor que azotan diferentes partes del mundo han dejado una huella de dolor y de pérdidas económicas: En México, donde se registran temperaturas de hasta 45 grados Cº, murieron más de 100 personas. Reino Unido vivió el junio más caluroso de la historia y también en Asia, España, entre otros lugares, las personas sufren por el clima extremo.
En la actualidad, la humanidad está enfrentando una crisis climática sin precedentes. La comunidad científica advirtió sobre los peligros de la ebullición global, un término empleado por la ONU para describir el acelerado y peligroso calentamiento de la Tierra. Ante esta realidad, las empresas tienen un papel crucial en la lucha contra el cambio climático y la búsqueda de la sostenibilidad ambiental justificando la importancia de adaptar la producción y las operaciones empresariales para mitigar y adaptarse al empeoramiento climático, abordando los criterios ASG (Ambientales, Sociales y de Gobierno) como herramientas fundamentales para guiar esta transición hacia un futuro más sostenible, o bien, enfrentar las consecuencias.
Las empresas deben comprender el impacto ambiental de sus operaciones y productos lo que implica, tan solo por mencionar algunos ejemplos, medir y divulgar sus emisiones de gases de efecto invernadero y otros indicadores ambientales relevantes. La transparencia es esencial para generar confianza entre los consumidores y los inversores provocando una mayor aceptación y apoyo para las iniciativas sostenibles.
Es imperativo fomentar una cultura interna empresarial enfocada en la reducción de la huella de carbono no como una moda, sino como una acción estratégica con el objetivo de la sostenibilidad e incluso la sobrevivencia del negocio. Esto incluye adoptar prácticas más eficientes en el uso de energía, promover el transporte sostenible y adoptar tecnologías limpias en los procesos de producción. La eficiencia energética y la adopción de fuentes de energía renovable son pasos cruciales en este sentido que incluso, representan en el mediano plazo importantes ahorros para la organización.
Las empresas deben adoptar el enfoque de economía circular para garantizar que sus productos y materiales se utilicen de manera más eficiente y se reduzcan los residuos. Además, es necesario asumir la responsabilidad del ciclo de vida del producto, desde la extracción de materias primas con responsabilidad, hasta el final de su vida útil, incluyendo opciones de reciclaje y reutilización.
La innovación juega un papel central en la adaptación al cambio climático. Hoy más que nunca se requiere invertir en investigación y desarrollo de tecnologías y prácticas más sostenibles. Al hacerlo, no solo se beneficiarán a sí mismas, sino también a la sociedad en general.
Los criterios no financieros, ASG, son fundamentales y las organizaciones deben integrarlos en su toma de decisiones y operaciones para garantizar que sus prácticas sean éticas, responsables y alineadas con los objetivos de desarrollo sostenible. Esta es la clave y pilar fundamental para proteger nuestro planeta, y por tanto nuestra vida.
La ebullición global es un grito de atención para que las empresas adopten un enfoque más responsable y sostenible en su producción y operaciones. La adaptación al cambio climático es una necesidad imperativa y las empresas tienen un papel clave en esta transformación. Al medir y reducir su huella de carbono, adoptar la economía circular, invertir en investigación y desarrollo y abrazar los criterios ASG, pueden liderar el camino hacia un futuro más sostenible y contribuir significativamente a la lucha contra el cambio climático. La responsabilidad empresarial no solo es una obligación moral, sino también una oportunidad para generar valor a largo plazo para sus accionistas, empleados y la sociedad en su conjunto.
El tiempo no espera.