La convención aún no da a Trump un eje para la elección general
Bloomberg | Jueves 21 julio, 2016
Hace un año, cuando Donald Trump bajó la escalera mecánica de la Trump Tower para anunciar su candidatura a presidente de los Estados Unidos, fue recibido con risitas divertidas y confusión por gran parte de la prensa política nacional y el “establishment” republicano que el desarrollador de propiedades de Nueva York estaba a punto de arrasar.
Ahora ya nadie se ríe. Pero él también está en una competencia distinta y más difícil en este momento.
Trump llevó la delantera durante la mayor parte de las primarias republicanas por márgenes cómodos, pero está por debajo de la presunta candidata demócrata Hillary Clinton en la mayoría de las encuestas desde hace meses.
Sus particulares posturas respecto a prohibir el ingreso de inmigrantes musulmanes y levantar un muro en la frontera sur de los EE.UU. con México no son argumentos atractivos para los independientes. Y los votantes que todavía no están decididos son muy escépticos respecto de Trump y no suelen considerarlo presidenciable.
Trump, ex conductor de un reality show que pretende llegar al cargo electivo más alto del país, fue nominado oficialmente el martes como candidato del Partido Republicano a la presidencia, el mismo título que ostentaron figuras históricas como Abraham Lincoln, Teddy Roosevelt y Ronald Reagan.
La convención que se está desarrollando en torno a su aspiración a la Casa Blanca hasta ahora no ha dado una clara respuesta sobre qué significa la candidatura de Trump para el partido que ha perdido el voto popular en cinco de las últimas seis elecciones nacionales y no revela abiertamente qué dirección tomará la campaña en los últimos meses antes de la elección.
El director de campaña de Trump, Paul Manafort, que ha dicho que el multimillonario “le cambió la cara al Partido Republicano”, prometió una convención centrada en Trump que catapultaría a su candidato al primer puesto. “Esta elección pasa por Donald Trump”, señaló.
La segunda noche de la convención no pasó por Trump. La mayoría de los oradores se dedicó a atacar a Clinton que aceptará la candidatura presidencial de su partido en la Convención Nacional Demócrata la semana entrante-, mientras la multitud coreaba “¡Enciérrenla!”.
Hasta el gobernador de Nueva Jersey Chris Christie, uno de los primeros seguidores y de los más firmes defensores de Trump, ocupó casi todo el tiempo que estuvo sobre el estrado en preguntarle al público si Clinton era culpable de diversos cargos. La multitud rugía pero todavía está por verse si el camino a la victoria depende más de impulsar a Trump que de derribar a Clinton.
En una noche que supuestamente iba a dar prioridad a la economía tema que, según el equipo de campaña, es un eje fundamental para atraer a más votantes de las minorías, no se habló mucho de qué harán el partido o Trump para que “Estados Unidos vuelva a trabajar”.
Ryan Williams, portavoz del candidato republicano Mitt Romney en la campaña 2012, destacó que, a diferencia de lo que ocurría con su antiguo jefe, las opiniones sobre Trump están profundamente arraigadas.
Trump está detrás de Clinton por 62 puntos entre los hispanos, 77 puntos entre los negros y 15% entre las mujeres, según una encuesta de NBC/Wall Street Journal/Telemundo dada a conocer el lunes.