La guerra de los drones
| Lunes 12 enero, 2015
La guerra de los drones
Como suele pasar con los grandes inventos del hombre, no pasó mucho tiempo para que los drones brincaran desde el campo de guerra hasta los cielos de las grandes ciudades del mundo.
Un “drone” o zángano, por su traducción del inglés, es un vehículo aéreo no tripulado, es decir, una aeronave que vuela sin tripulación a bordo, cuyo uso puede ser de tipo militar o civil.
En un inicio, el término se utilizaba para los dispositivos con forma de avión, pero hoy tienen cualquier forma imaginable: con hélices, alas, cohetes, unos con cámaras y otros con sensores, la mayoría controlados desde una computadora, tableta o teléfono inteligente, aunque existen algunos con autonomía.
Los drones han sido utilizados por países como Estados Unidos e Inglaterra en conflictos bélicos como la Guerra del Golfo, de Bosnia y Afganistán, donde han cumplido desde labores de reconocimiento y seguimiento de objetivos hasta su destrucción, ya que pueden equiparse con misiles y bombas.
Sin embargo, los de uso civil realizan tareas más nobles como brindar acceso a Internet, crear mapas, gestionar cultivos, medir la atmósfera, control de obras, seguridad fronteriza y se preparan a cumplir otras muy prometedoras, como la entrega de paquetes de la tienda en línea Amazon.com.
De momento, el uso que más se le da a los drones dirigidos al consumo masivo tiene que ver con la toma de fotografías y grabación de video, como se pudo observar en el Mundial de Brasil 2014, o las recientes erupciones del volcán Turrialba.
Al igual que sucedió con el radar, la visión nocturna o infrarroja, el sistema de posicionamiento global (GPS) e Internet, los drones fueron creados con motivos bélicos, pero alguien encontró una excelente oportunidad de hacer dinero con ellos en la vida cotidiana.
Hoy cualquier persona con más de $1.000 puede ir a una tienda o adquirirlos e Internet y pilotearlos sin mayor problema, aunque ya algunos países han comenzado a ver la amenaza que la proliferación de estos dispositivos y su mal uso pueden ocasionar.
Es por ello que trabajan en el desarrollo de nuevas leyes o reglamentos que protejan la privacidad, así como la seguridad e integridad tanto de las personas en tierra como la de pilotos de aviones y helicópteros.
Costa Rica es un ejemplo, en donde el Ministerio de Seguridad Pública y Aviación Civil estudian reglamentar el uso de estos dispositivos, de forma que sus dueños deban registrarse en una base de datos e informar acerca de sus planes de vuelo, con el fin de evitar un accidente aéreo o en tierra.
Johnny Castro
jcastro@larepublica.net