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La pasión derritió el hielo

Luis Fernado Rojas lrojas@larepublica.net | Lunes 14 abril, 2014


La individualidad morada le costó a la zaga rojinegra. Hanzel Arauz trata de evadir la marca de Ariel Rodríguez y Porfirio López. www.imagenesencostarica.com/La República


La pasión derritió el hielo

La Liga llegó a hurtadillas y salió arrodillada del Ricardo Saprissa

Con una victoria merecida y en un escenario esperado desde hace mucho rato por la afición morada, Saprissa derrotó 3 a 1, a un Alajuelense que termina una semana fatídica y con las manos vacías.

El partido, de mucho roce, se decidió en la bola muerta, pero no porque le faltaran acciones de gol a los morados, sino porque Pemberton le dijo no a Daniel Colindres, Hansel Arauz y Heiner Mora, en la primera parte tras jugadas que ahogaron el grito de gol en la gradería.
Óscar Ramírez llegó a plantear lo suyo; un partido táctico, a ponerle hielo al volcán morado, a cambiarle la velocidad a un juego que Saprissa quería conducir en el auto de Sebastián Vettel, pero que la Liga intentaba manejarlo en “Vocho”. González buscó generar mucho fútbol y opciones, colocando tres hombres (Colindres, Arauz y Saucedo) entre la línea de cuatro manuda, mientras Ramírez se mantuvo libreto en mano, planteando las opciones exactas para tratar de sacar una victoria del Ricardo.
El encuentro pareció acomodarse al “Machillo”, cuando a los 15 minutos en bola muerta la zaga morada descuida a Johan Venegas que recibe solo, centra de cabeza y cierra en el área chica Kenner Gutiérrez para anotar.
No obstante, había mucho que escribir todavía sobre ese pergamino, y Saprissa iguala con una jugada, que fue en la que más trabajó Alajuelense toda la semana para evitarla, pero sucedió; David Guzmán de tiro de esquina y el “Señor de los Cielos”, Kendall Waston en las alturas.
Después de eso, y salvo una clara opción de Armando Alonso que voló sobre el horizontal, el resto fue un Saprissa ansioso de victoria ante una Liga, preocupada por mantener el equilibrio, llevar el partido por el sendero del empate esperando la sorpresa o que la táctica fija les devolviera la ventaja.
No obstante, los manudos, el sábado, pecaron mucho atrás, antes del empate ya Arauz le había cantado las “mañanitas” a Acosta y Porfirio, madrugándolos, pero Saucedo no pudo definir. Luego una acción de penal de Acosta sobre Saucedo, que el mismo boliviano definió excelente y la cereza sobre el pastel de Bustos Golobio, tras un córner en el que toda la defensa de la Liga fue sobre Waston, Juan recibió solo, no la pegó bien, pero eso más bien descontroló porque la pelota picó y se le hizo imposible a Pemberton. Al final la bronca de rigor y dos expulsiones innecesarias de Palacios y Machado.

 

Luis Rojas
lrojas@larepublica.net
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