La sorpresa de una oportunidad
Candilejas candilejas.cultura@gmail.com | Viernes 20 noviembre, 2015
Marielos y Róger cayeron dentro de esa categoría que alguien en algún momento llamó los “nini” (ni estudian ni trabajan).
¿Es que eligieron estar ahí? No. Diferentes circunstancias en sus vidas los llevaron a esa situación. Róger, de una familia de clase media – media, comenzó a sentirse desmotivado, aburrido en el colegio.
Empezó a sacar malas notas. No había nada que lo estimulara, que lo inspirara para que naciera en él el deseo de estudiar, de investigar, de saber más cosas. Así, empezó a faltar a clases para juntarse con otros de su edad
que tampoco hacían nada.
Marielos, hija de una familia de muy bajos recursos, sabía que no habría dinero para pagar sus estudios pero conoció a una persona que le señaló un posible camino.
Ambos le dieron un giro completo a sus vidas y a su futuro al darse cuenta que existía una institución en donde podrían entrar directamente a formarse en alguna carrera técnica que les gustara y que además la formación era gratuita.
El caso de estos dos jóvenes no es más que un ejemplo de como el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA), que acaba de cumplir sus 50 años de acertada y exitosa existencia, cambia la vida de sus estudiantes y por extensión la de sus familias y de la sociedad costarricense. Crea una nueva cultura educativa, originada en una necesidad muy sentida de la población.
En estos días el INA ha sido noticia en los medios, por el éxito logrado en el país y en el exterior con su programa de Olimpiadas.
Lo que no es tan visible, quizás, es la forma en que esta entidad pionera se va insertando en el siglo XXI, que trae consigo nuevas formas de producción, a partir de lo que la ciencia y la tecnología han aportado para ese salto de grandes proporciones que hay que dar.
Los avances en la educación a través de Internet, la alta de- manda de servicios y los nuevos requerimientos de los procesos de enseñanza-aprendizaje, así lo exigen y conducen al INA hacia la ampliación y modernización de la oferta académica virtual.
“Como respuesta creamos el Centro Virtual de Servicios de Capacitación y Formación Profesional (INA Virtual) con el que se refuerza la oferta de cursos en línea, la cobertura en zonas rurales y la atención de la población estudiantil que enfrenta obstáculos de índole personal o laboral, para asistir a las lecciones presenciales”, explica Minor Rodríguez Rodríguez, Presidente Ejecutivo del INA.
Las empresas, que requieren de colaboradores muy bien capacitados en las diferentes áreas técnicas de la producción, tienen claro el papel que está jugando este centro de formación. “Si le hablo de la categoría nuestra sí hemos recibido mucha ayuda del INA. Hay alianzas con el empresariado para preparar técnicos en administración de negocios o contadores Lo que falta aún son algunas carreras técnicas como la relacionada con los aires acondicionados u otras y el perfeccionamiento del inglés, explica Clemencia Palomo, Gerente General de Spoon.
Candilejas analiza hoy esta realidad porque es actuando, más que hablando como se dan pasos hacia el nuevo modelo de producción y de sociedad.
“En estos 50 años, el INA ha marcado la diferencia en la calidad de vida de miles de personas. La juventud costarricense ha tenido la oportunidad de crecer, desarrollarse y jugar un papel fundamental en nuestro país. Es esta una institución que ha democratizado la educación y ha hecho un cambio radical en nuestra forma de vida”, en nuestra cultura, asegura Lorena Sibaja, Asesora de Comunicación de la institución.
Un cambio que tiene que darse en muchos otros espacios de formación para sacar el mayor provecho a las nuevas tecnologías y entrar a la nueva cultura de producción.
Carmen Juncos y Ricardo Sossa
Editores jefes
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