Las irrefutables ventajas del libre comercio con China
José Pablo Rodríguez Cordero y Marco Vinicio Ruiz Gutiérrez redaccion@larepublica.net | Lunes 09 septiembre, 2024
Por José Pablo Rodríguez Cordero
y Marco Vinicio Ruiz Gutiérrez
Luego de la publicación en La Nación del artículo titulado: “El lado oscuro de los TLC con China”, el pasado 30 de agosto, solicitamos respetuosamente este espacio en La República para contrastar algunas de las opiniones de los analistas de CADAL.
Lo primero es desmentir que en la región fuimos seducidos por lo que ellos llaman: la mitología del “milagro chino”. Lo correcto sería indicar que el mundo entero ha aprovechado las oportunidades que el impresionante ascenso económico chino ha ofrecido. No hay país pobre, en desarrollo o rico, que no haya aprovechado las enormes ventajas que presenta el comercio internacional con China, especialmente a raíz de su ingreso a la OMC en el 2001. También creemos cuestionable la segunda parte de esa opinión, pues el milagro chino no es ninguna “mitología”. Es ampliamente aceptado que gracias al milagro económico chino, cientos de millones de chinos salieron de la pobreza. China hoy, es la segunda potencial económica y la número uno en comercio internacional, representa un 19% del PIB global y sigue siendo la “fábrica del mundo”.
Tampoco es cierto eso de que varios gobiernos latinoamericanos “se echaran en los brazos del gigante”, ni que el establecimiento de relaciones diplomáticas entre Costa Rica y China y la firma de un TLC fuera “una ficha del efecto domino que aisló diplomáticamente a Taiwán en la subregión”. La realidad es que una gran cantidad de países del mundo tomó la correcta decisión de reconocer plenamente la República Popular China a partir de la década de los 70´s, cuando China recobró su asiento en la ONU en octubre de 1971. Más países siguieron, luego del establecimiento de relaciones diplomáticas entre China y los Estados Unidos el 1 de enero de 1979. Más bien Costa Rica tomó una decisión extemporánea esperando hasta el 2007 para establecer lazos con Pekín, en un acto de realismo político y económico del expresidente Óscar Arias Sánchez. Insinuar que la región es una suerte de dominó y que las decisiones de San José delimitan las de otras capitales del Istmo, sería de alguna forma menospreciar a dichas naciones al pensar que no tienen soberanía ni control decisorio alguno sobre las riendas de su política exterior.
Empero, lo más importante es contrastar la base teórica del artículo de CADAL. Y es que los múltiples beneficios que resultan del comercio internacional y de la especialización que este provoca, están ampliamente documentados. Hoy día ni los más fervientes activistas anti-comercio son tan obstinados como para negarlos. El comercio internacional genera importantes ganancias para los países que participan en este. Costa Rica comprende esos hechos y ha seguido por décadas una política comercial exterior que promueve activamente la apertura comercial y la participación e inserción de nuestro país en la economía mundial.
Costa Rica es un país pequeño, con solamente 5 millones de habitantes. No producimos ni podríamos soñar nunca producir todo lo que consumimos y deseamos consumir. Por suerte, el país se beneficia ampliamente de la existencia de un sistema internacional de comercio que permite a las sociedades, incrementar su bienestar por medio del intercambio con economías altamente eficientes y sofisticadas que producen todo tipo de bienes de alta calidad y a un precio competitivo. Economías como la alemana con sus automóviles de alta gama, la japonesa con sus electrónicos o la china, con miles de productos de buena calidad y a un precio inmejorable. Finalmente, los países terminan enfocándose en la producción en sectores o industrias en las que poseen una ventaja competitiva. Esto depende en parte de la disponibilidad en factores de producción seleccionados.
La visión de CADAL, se fundamenta en la teoría de la Dependencia, en boga en los años 60´s (con fuertes raíces en la escuela marxista) ideada por el argentino Raúl Prebisch. El visualizaba el sistema económico global bajo un esquema determinista que simplemente nos ubica en una “periferia” de la cual nunca podríamos salir, debido a la supuesta dependencia que existe con los países del “centro”, que no hacen más que empobrecernos y arrebatarnos nuestros recursos naturales para procesarlos y hacerse ricos a costa de los pobres países de la periferia global.
La opinión de CADAL es además neomercantilista, cuando indican que Costa Rica, Perú y Chile somos víctimas de una China que solo quiere “innundarnos con sus productos”, llevarse el “cobre, hierro y otros minerales”, como si los chinos llegasen a nuestros países armados a robar nuestros recursos o a forzarnos a comprar sus productos. Según esa visión neomercantilista, nuestros países se benefician menos que China de ese intercambio y por ende, los Tratados de Libre Comercio tienen “un lado oscuro”.
Esa visión añeja que retoma nuevamente fuerza en esta nueva oleada proteccionista de los últimos años, siempre es temerosa de importar más de lo que se exporta, siempre busca acumular más reservas de oro y de divisas. Esa vertiente de análisis de la economía política no se alinea con la visión costarricense de buscar el mayor beneficio para la sociedad a travez de su participación en el comercio internacional ¿Y qué importa si un país importa más de lo que exporta? ¿No será más bien de gran beneficio tener acceso a mayor cantidad de bienes chinos que elevan nuestro bienestar como sociedad? ¿Por qué es un problema para Costa Rica importar más bienes chinos que los que exportamos a ese mercado?
Los distintos gobiernos costarricenses desde los años 90´s hasta la fecha, han tenido claro que las visiones dependentistas, proteccionistas, aislacionistas, mercantilistas y marxistas, no son el camino a seguir como país. Todo lo contrario. Si Costa Rica quiere seguir avanzando por el camino del incremento sostenido del bienestar para la sociedad, debe redoblar esfuerzos para promover una visión liberal del intercambio en la economía global. No solo Costa Rica, el mundo entero tiene mucho que ganar del comercio con países como China, que poseen condiciones inigualables para la producción y exportación de miles de tipos de bienes y servicios en condiciones que otros países no pueden siquiera igualar, mucho menos mejorar.
Si de comparaciones se trata, a pesar del déficit comercial costarricense que tanto “preocupa” a CADAL, Costa Rica exportó a China, aproximadamente $83 per capita en 2023. China por el contrario, exportó a Costa Rica solamente $2.4 per capita en el mismo periodo. Todo en esta vida depende del lente con que se mire. Si se trata de poner las cosas en perspectiva, ¿cuál será entonces el equilibrio perfecto en la balanza comercial de dos naciones tan distintas, una con 5 millones de población y la otra la segunda más poblada del planeta?
Nuestro criterio es más bien que los analistas de CADAL tienen todo al revés y que tal y como lo ha explicado el afamado economista Paul Krugman, muchos académicos y periodistas pasan su vida escribiendo sobre la economía global sin comprender realmente por qué es que el comercio mejora la situación de las sociedades. En 2023, 150 de 181 países, es decir, cinco sextas partes, mantenían déficit comercial con China. Eso habla del gran beneficio que ha brindado China al mundo entero con sus exportaciones. Por eso, insistimos en que las ventajas del libre comercio entre Costa Rica y China, así como las ventajas del comercio internacional de China con el mundo entero, son irrefutables.
José Pablo Rodríguez Cordero, es Director Regional en Asia de la Promotora del Comercio Exterior de Costa Rica (PROCOMER). Cuenta con un Máster en Gerencia y Negociaciones Internacionales de la Universidad Estatal a Distancia (UNED). Ha vivido y trabajado en Asia por más de 20 años y habla fluido el chino mandarín.
Marco Vinicio Ruiz Gutiérrez fue Ministro de Comercio Exterior de Costa Rica entre 2006 - 2010, precisamente durante el establecimiento de relaciones diplomáticas con la República Popular China. Promovió la negociación del Tratado de Libre Comercio entre Costa Rica y China. Además, fue Embajador costarricense en China en el periodo 2010 - 2014.