Limón arrastra décadas de abandono y pobreza
Natasha Cambronero redaccion@larepublica.net | Martes 03 febrero, 2009
Región atlántica crece a paso de tortuga a pesar de contar con el puerto más importante del país
Limón arrastra décadas de abandono y pobreza
• Yerros en empleo, infraestructura y pobreza sumergen a la provincia caribeña
• Pago de prebendas estipuladas en la convención colectiva dejan a Japdeva sin fondos para buscar el desarrollo de la provincia
Natasha Cambronero
ncambronero@larepublica.net
La llegada de la Junta de Administración Portuaria y de Desarrollo Económico de la Vertiente Atlántica (Japdeva) en los años 60 a Limón se vislumbró como una esperanza para hacer crecer a la provincia caribeña.
El propósito era claramente promover “el desarrollo socioeconómico integral, rápido y eficiente de la Vertiente Atlántica de Costa Rica”.
Sin embargo, el calendario ya ha dado 46 vueltas y un cambio en el desarrollo socioeconómico en la provincia todavía no se da. Las estadísticas no mienten, y más bien son un fiel reflejo del estancamiento de la zona.
A pesar de que Limón cuenta con el puerto más importante del país, por donde circula cerca del 80% de la mercadería que se exporta e importa, el desarrollo parece darle la espalda pues la pobreza sigue azotando a la provincia.
Actualmente el 19,9% de la población que vive en esa región lo hace en pobreza, condición que en lugar de mejorar, crece. En 1987 solo el 18,8% de los ciudadanos de la región caribeña estaba bajo esa condición.
La situación se agrava pues el índice de pobreza de Limón sobrepasa al promedio del país en más de un 5%, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
Entre los problemas que se presentan en la zona está el de la población desocupada. Al menos el 59% de los limonenses no forma parte de la fuerza laboral de la provincia. Ello se agudiza en razón de que más del 50% de la población inactiva es mayor de 12 años.
Entre lo destacable, en el campo de la educación durante los últimos 21 años se logró incrementar el nivel de escolaridad entre sus habitantes. En 1987 el 18% no tenía ningún grado académico y esa cifra llegó a ser del 11% durante el año pasado.
Sin embargo, en la región se concentra el 16% de los tugurios del país y se calcula que unas 70 mil viviendas se encuentran en mal estado o apenas regular. A ello se suma que el desarrollo en la provincia crece a menor ritmo con relación a otras zonas del país, aseveró el XIII informe del programa Estado de la Nación.
“Son varios los yerros que tienen sumergida a la provincia de Limón, destacan la insuficiente inversión en capital humano (educación y salud) y físico (carreteras, infraestructura portuaria de calidad internacional), y la relativa alta vulnerabilidad de la región a fenómenos naturales, principalmente inundaciones”, aseguró Alberto Franco, economista.
Los dirigentes sindicales reconocen sus culpas, pero consideran que la responsabilidad mayor es de los gobiernos que, uno tras otro, han olvidado a Limón y solo la han utilizado de botín político.
Al igual que en el ámbito social, en la parte de infraestructura portuaria también existen dificultades.
Los 20 años que tenía Japdeva sin dragar sus puertos le están pasando la factura, ya que muchos importadores de granos y exportadores de frutas prefieren embarcar su mercadería por los muelles del Pacífico y desembolsar más dinero que atracar en Moín y Limón. La situación ha beneficiado a los puertos de Caldera, pues en los últimos dos años han incrementado el transporte de carga en al menos un 40%.
“La extensión de la travesía termina incrementando los costos en casi $400 mil por viaje, pero es mejor ir a la segura. La solución a los problemas que se presentan en Limón es algo que pedimos a gritos”, manifestó Antonio Echeverría, presidente de la Cámara Nacional de Avicultores.
En medio de este panorama, el Ejecutivo está tramitando una concesión de los puertos limonenses con el sector privado para buscar el desarrollo de la provincia y detener el estancamiento.
“La concesión de los puertos es vital para la modernidad del país, para mejorar la competitividad y generar más empleo en una ciudad y una provincia que lo necesitan; me cuesta entender a los pocos que creen que con amenazas Limón saldrá adelante. Eso no es así”, afirmó Rodrigo Arias, ministro de la Presidencia.
De igual forma, los acuerdos de la denominada Convención Colectiva de los empleados de Japdeva, es otra de las piedras en el zapato, pues al menos el 55% de su presupuesto anual (¢28 mil millones) se invierte en el pago de salarios y prebendas.
Los trabajadores de esa entidad reciben incentivos por, entre otras cosas, laborar durante jornadas de ocho horas en vez de seis.
“La falta de fondos y la ley que nos prohíbe endeudarnos con más de ¢1 millón no nos deja modernizarnos, solo alcanza para cubrir los costos de mantenimiento. Al final del presupuesto solo nos queda el 15% que se distribuye entre todas las municipalidades de Limón, pues el resto se va en salarios, mantenimiento y el pago del muelle taiwanés que no hemos podido equipar por falta de recursos”, dijo Francisco Jiménez, presidente ejecutivo de Japdeva.
Esa escasez de fondos para invertir en el desarrollo socio-económico de Limón, producto del pago de salarios y prebendas, es uno de los factores principales que impiden un desarrollo más rápido en la región.
“Lo ideal sería que el grueso de los recursos públicos que se canalizan a través de Japdeva se dedicaran a mejorar la calidad de la educación y salud en la zona y a invertir en obras que contribuyan al desarrollo del comercio, de la producción y del turismo. Un cambio en la distribución del presupuesto de Japdeva en estas líneas contribuiría a mejorar los indicadores de desarrollo social y económico de esta región”, añadió Franco.
Si bien la región atlántica sufre un pobre desarrollo socioeconómico, la culpa del estancamiento no solo recae en Japdeva, ni en los acuerdos de la convención colectiva, sino que es producto del desamparo que sufre Limón por parte del Gobierno, considera el Sindicato de Trabajadores de Japdeva.
“La convención colectiva ha sido muy satanizada, poco a poco hemos reducido las prebendas que estipulaba el acuerdo. Al final de cuentas dejan a Japdeva sola, los ministerios deben co-ayudar pero lo que hacen es muy poco, de ahí que es casi insuficiente ese 15% que se destina al desarrollo de la provincia”, dijo Ronaldo Blear, secretario del sindicato.
“Estamos sin maquinaria y sufrimos de una poca modernización portuaria debido a las bajas tarifas que se cobran en el muelle más importante de Centroamérica, abonado a eso Japdeva siempre ha sido un botín para los políticos en donde la gente solo viene con aspiraciones políticas sin ganas de hacer algo por la región”, agregó.
Limón arrastra décadas de abandono y pobreza
• Yerros en empleo, infraestructura y pobreza sumergen a la provincia caribeña
• Pago de prebendas estipuladas en la convención colectiva dejan a Japdeva sin fondos para buscar el desarrollo de la provincia
Natasha Cambronero
ncambronero@larepublica.net
La llegada de la Junta de Administración Portuaria y de Desarrollo Económico de la Vertiente Atlántica (Japdeva) en los años 60 a Limón se vislumbró como una esperanza para hacer crecer a la provincia caribeña.
El propósito era claramente promover “el desarrollo socioeconómico integral, rápido y eficiente de la Vertiente Atlántica de Costa Rica”.
Sin embargo, el calendario ya ha dado 46 vueltas y un cambio en el desarrollo socioeconómico en la provincia todavía no se da. Las estadísticas no mienten, y más bien son un fiel reflejo del estancamiento de la zona.
A pesar de que Limón cuenta con el puerto más importante del país, por donde circula cerca del 80% de la mercadería que se exporta e importa, el desarrollo parece darle la espalda pues la pobreza sigue azotando a la provincia.
Actualmente el 19,9% de la población que vive en esa región lo hace en pobreza, condición que en lugar de mejorar, crece. En 1987 solo el 18,8% de los ciudadanos de la región caribeña estaba bajo esa condición.
La situación se agrava pues el índice de pobreza de Limón sobrepasa al promedio del país en más de un 5%, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
Entre los problemas que se presentan en la zona está el de la población desocupada. Al menos el 59% de los limonenses no forma parte de la fuerza laboral de la provincia. Ello se agudiza en razón de que más del 50% de la población inactiva es mayor de 12 años.
Entre lo destacable, en el campo de la educación durante los últimos 21 años se logró incrementar el nivel de escolaridad entre sus habitantes. En 1987 el 18% no tenía ningún grado académico y esa cifra llegó a ser del 11% durante el año pasado.
Sin embargo, en la región se concentra el 16% de los tugurios del país y se calcula que unas 70 mil viviendas se encuentran en mal estado o apenas regular. A ello se suma que el desarrollo en la provincia crece a menor ritmo con relación a otras zonas del país, aseveró el XIII informe del programa Estado de la Nación.
“Son varios los yerros que tienen sumergida a la provincia de Limón, destacan la insuficiente inversión en capital humano (educación y salud) y físico (carreteras, infraestructura portuaria de calidad internacional), y la relativa alta vulnerabilidad de la región a fenómenos naturales, principalmente inundaciones”, aseguró Alberto Franco, economista.
Los dirigentes sindicales reconocen sus culpas, pero consideran que la responsabilidad mayor es de los gobiernos que, uno tras otro, han olvidado a Limón y solo la han utilizado de botín político.
Al igual que en el ámbito social, en la parte de infraestructura portuaria también existen dificultades.
Los 20 años que tenía Japdeva sin dragar sus puertos le están pasando la factura, ya que muchos importadores de granos y exportadores de frutas prefieren embarcar su mercadería por los muelles del Pacífico y desembolsar más dinero que atracar en Moín y Limón. La situación ha beneficiado a los puertos de Caldera, pues en los últimos dos años han incrementado el transporte de carga en al menos un 40%.
“La extensión de la travesía termina incrementando los costos en casi $400 mil por viaje, pero es mejor ir a la segura. La solución a los problemas que se presentan en Limón es algo que pedimos a gritos”, manifestó Antonio Echeverría, presidente de la Cámara Nacional de Avicultores.
En medio de este panorama, el Ejecutivo está tramitando una concesión de los puertos limonenses con el sector privado para buscar el desarrollo de la provincia y detener el estancamiento.
“La concesión de los puertos es vital para la modernidad del país, para mejorar la competitividad y generar más empleo en una ciudad y una provincia que lo necesitan; me cuesta entender a los pocos que creen que con amenazas Limón saldrá adelante. Eso no es así”, afirmó Rodrigo Arias, ministro de la Presidencia.
De igual forma, los acuerdos de la denominada Convención Colectiva de los empleados de Japdeva, es otra de las piedras en el zapato, pues al menos el 55% de su presupuesto anual (¢28 mil millones) se invierte en el pago de salarios y prebendas.
Los trabajadores de esa entidad reciben incentivos por, entre otras cosas, laborar durante jornadas de ocho horas en vez de seis.
“La falta de fondos y la ley que nos prohíbe endeudarnos con más de ¢1 millón no nos deja modernizarnos, solo alcanza para cubrir los costos de mantenimiento. Al final del presupuesto solo nos queda el 15% que se distribuye entre todas las municipalidades de Limón, pues el resto se va en salarios, mantenimiento y el pago del muelle taiwanés que no hemos podido equipar por falta de recursos”, dijo Francisco Jiménez, presidente ejecutivo de Japdeva.
Esa escasez de fondos para invertir en el desarrollo socio-económico de Limón, producto del pago de salarios y prebendas, es uno de los factores principales que impiden un desarrollo más rápido en la región.
“Lo ideal sería que el grueso de los recursos públicos que se canalizan a través de Japdeva se dedicaran a mejorar la calidad de la educación y salud en la zona y a invertir en obras que contribuyan al desarrollo del comercio, de la producción y del turismo. Un cambio en la distribución del presupuesto de Japdeva en estas líneas contribuiría a mejorar los indicadores de desarrollo social y económico de esta región”, añadió Franco.
Si bien la región atlántica sufre un pobre desarrollo socioeconómico, la culpa del estancamiento no solo recae en Japdeva, ni en los acuerdos de la convención colectiva, sino que es producto del desamparo que sufre Limón por parte del Gobierno, considera el Sindicato de Trabajadores de Japdeva.
“La convención colectiva ha sido muy satanizada, poco a poco hemos reducido las prebendas que estipulaba el acuerdo. Al final de cuentas dejan a Japdeva sola, los ministerios deben co-ayudar pero lo que hacen es muy poco, de ahí que es casi insuficiente ese 15% que se destina al desarrollo de la provincia”, dijo Ronaldo Blear, secretario del sindicato.
“Estamos sin maquinaria y sufrimos de una poca modernización portuaria debido a las bajas tarifas que se cobran en el muelle más importante de Centroamérica, abonado a eso Japdeva siempre ha sido un botín para los políticos en donde la gente solo viene con aspiraciones políticas sin ganas de hacer algo por la región”, agregó.