Los rostros de la Liga
Luis Fernado Rojas lrojas@larepublica.net | Sábado 03 mayo, 2014
Los rostros de la Liga
Alajuelense impone el ritmo según sus necesidades, a veces alcanza, a veces no
Dejar actuar a la “presa”, esperar y lanzarle el zarpazo cuando menos lo espera, irla minando a juego lento o írsele encima para liquidarla son en cierta forma las estrategias de un Óscar Ramírez, técnico rojinegro, que está acostumbrado a ganar campeonatos con más cálculo que vistosidad.
Herediano ha sido la principal víctima en una ya larga lista de frustraciones en instancias finales ante la Liga. Saprissa lo probó el año pasado, cuando la ventaja deportiva decidió que Alajuelense iba a la final y los morados quedaban fuera.
La fórmula para ver surgir a la Liga ofensiva que muchos prefieren es cuando recibe un gol; sucedió el miércoles ante Herediano, aunque tiene variantes cuando los manudos están contra la pared en un mismo partido, de cuando están perdiendo, pero pueden planificar su estrategia de un juego a otro.
En la semifinal del torneo pasado Saprissa venció a la Liga 1 a 0 en la ida, en el Ricardo Saprissa. En ese juego Ramírez utilizó dos contenciones, dos volantes rápidos como Guevara y Venegas apoyados por Alonso y Ariel Soto en las bandas y un punta, Palacios. Cautela, velocidad y sorpresa, el propósito.
En el partido de vuelta, con el marcador en contra “El Macho” mostró otro rostro. Sumó a Alpízar en la línea de gol; adelantó a Alonso ubicándole por detrás a Sancho y en el lugar de Guevara jugó con Porfirio López por la izquierda y con ciertas licencias, y de hecho él fue quien les dio el pase, igualando la serie 1-1.
Cambio de algunos hombres, otra disposición, pero siempre buscando un elemento primordial para Ramírez, el equilibrio.
Las fórmulas que utiliza Ramírez no siempre le dan resultado, aunque en fases finales en el Campeonato Nacional hasta el momento son un éxito para Óscar. Tiene un mínimo de dos jugadores de buen nivel por puesto, y más de un sistema para armar su rompecabezas.
Igual se acomoda a jugar con un punta, con dos o con tres, como lo hemos visto en casos en los que su equipo requiere desesperadamente anotar.
Ramírez niega y se enoja de que digan que juega defensivo, como en la conferencia de prensa del miércoles pasado, luego del triunfo ante Herediano y dice que tampoco amarra a su equipo. Lo cierto es que “El Macho”, principalmente en los partidos trascendentales, es cauto en el arranque; se arma desde atrás, apuesta al error del rival, analiza el panorama en el medio campo, y cuando el mismo está complicado trata de saltárselo con balonazos a sus puntas; tiene a Palacios que le puede servir de pivote para sus volantes, de cabeceador y depredador del área, y a McDonald que le da velocidad y fuerza para romper la defensa rival; con sus medias puntas siempre podrá manejar opciones con Venegas o Sánchez, Alonso o Guevara, entre otros, e igual en la contención con Valle, Ariel, Guzmán o Davis; además para casos difíciles, la experiencia de Alpízar, o el deseo de hacer goles y figurar de Ortiz o Alejandro Aguilar serán sus alternativas.
Atrás, tres porteros de nivel, una zaga que la puede hacer rígida o elástica, que puede brincarse la media cancha, o atravesarla por los laterales con carrileros como Salvatierra, Soto o Matarrita. En cuanto a centrales tiene a Palma, Acosta, Porfirio y Kenner, que ubica de acuerdo con el sistema.
Hay que aceptar que sin bien dice el refrán que todos los caminos llevan a Roma, Ramírez tiene muchas formas de llegar, y que sea más bonita o eficaz, o no, dependerá siempre de las circunstancias.
Óscar es un técnico frío y no pasional; cuando cae un gol de su equipo piensa en lo que sigue, más que en celebrar; prefiere ser un bocho que se transforma en Fórmula 1, que un Mercedes que termina en bicicleta. Así son las cosas para Ramírez y su Liga, hay veces resultan y otras no.
Luis Rojas
lrojas@larepublica.net
@La_Republica