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Lucha frontal contra el desempleo

Jonathan Prendas jonathan.prendas@gmail.com | Lunes 11 mayo, 2020

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Ya hay hambre en Costa Rica. Pero el discurso vacio del presidente este 4 de mayo no ofreció ni una sola solución al enorme problema del desempleo que aqueja a miles de costarricenses, y menos una ruta clara de reactivación económica.

Su presentación ante el Congreso reafirmó la incapacidad del gobierno para implementar una estrategia de cómo solucionar los problemas nacionales, desafíos omnipresentes en las administraciones PAC pero empeorados por el Covid-19.

Las cifras de cuánta gente no tiene trabajo en Costa Rica pueden ser discutidas, aumentadas o minimizadas, pero nadie en su sano juicio podrá negar que hoy por hoy es una de los principales dificultades y preocupaciones de la gente.

La semana pasada, en conferencia de prensa, los números de la ministra de Trabajo dejaban entrever un aproximado de 433 mil personas sin trabajo; Román Macaya, presidente de la Caja, estimó que más de 500 mil personas dejarán de aportar las cuotas obreras, en otras palabras , habrán perdido su fuente de ingresos.

El estudio “Estimación de los efectos del COVID-19 sobre la economía costarricense”, del Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas (IICE) de la UCR, calculó que alrededor de 400 mil costarricenses perderán su empleo durante estos meses, esto significa , un 24% de los trabajadores ocupados.

Más recientemente, el jueves, el INEC dio a conocer sus datos del primer trimestre del año, que no toman en cuenta los efectos de la pandemia. El estudio revela que el desempleo abierto subió a un 13,7%, es decir, afectaba en marzo a casi 315 mil personas, sin inlcuir la categioria que el PAC llama “los desalentados” , que son aquellas personas que se cansaron de buscar empleo infructuosamente.

Aparte de la innegable huella de la pandemia, el país sufre por las malas políticas de la administración PAC, que incluyen proteccionismo ideológico en detrimento de los sectores productivos, rechazo a las alianzas público – privadas en la construcción de infraestructura, altas cargas impositivas y la incapacidad de crear las condiciones para que la economía crezca de manera tal que pueda absorver a toda la gente que año tras año se integra a la fuerza laboral.

El país requiere un cambio de rumbo para obtener los resultados que todos esperamos. En este momento, no necesitamos más impuestos, pues los tributos reducen la inversión y esto tiene efectos negativos en el empleo; lo que se ocupa es orden en Hacienda.

Es fundamental reactivar a las pymes, que antes de la pandemia habían sido severamente golpeadas: en el 2018, el INEC registró 46 mil pequeñas empresas menos, lo que representó una caída del 13%.

Es también necesario mejorar el clima de negocios y simplificar trámites para que las grandes inversiones privadas favorezcan la producción nacional. El problema no es nuevo, pero merece atención inmediata: Costa Rica perdió por segundo año consecutivo lugares en el índice Doing Business, elaborado por el Banco Mundial, pues descendió del puesto 67 al 74 en un estudio que mide la facilidad para abrir una empresa, el financiamiento y las regulaciones de operación.

Si el gobierno no da señales claras de reactivación y logra transmitir confianza en la gente y los mercados, será difícil poner a caminar al país. La tarea es urgente, porque estas tasas de desempleo tan altas deteriorarán aún más las condiciones socioeconómicas, es decir, provocarán más pobreza y desigualdad.

Jonathan Prendas

Diputado

Nueva República


Más que discursos, necesitamos acciones del Ejecutivo. Ya no se debe esperar más ni patear la bola para adelante, sin sentido, porque ya hay hambre en Costa Rica.






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