Marcela Lagarde: “Debemos dejar la rivalidad a un lado para avanzar como género”
Karla Barquero karlabarquero.asesora@larepublica.net | Martes 14 noviembre, 2017
La sororidad es la alianza que se forma por la amistad y reciprocidad entre mujeres que comparten el mismo ideal y trabajan por alcanzar un mismo objetivo.
Esta es indispensable para alcanzar la igualdad y por eso sugiere dejar atrás la rivalidad y ver a quien esté a mi lado como compañera.
Se trata de descubrir que el éxito de una mujer no es prueba del fracaso de otra, sino tomarlo como ejemplo y ver que es posible alcanzarlo.
Lea más: Primera empresa obtiene Sello de Igualdad de Género
Marcela Lagarde, antropóloga y feminista mexicana, visitó el país para conversar sobre este tema en el décimo aniversario de la asociación Alas. LA REPÚBLICA conversó con ella.
¿Por qué insistir en la sororidad?
Hay una necesidad muy grande de intervenir de una forma positiva en las relaciones entre mujeres porque estamos en muchos espacios en los que hay que desarrollar habilidades importantes y lograr metas: desde la escuela hasta la universidad, el trabajo, el salario, la productividad; esos elementos hacen que compitamos muchísimo por el espacio, por el trabajo, por la amistad de una persona y más la tradicional competencia de “ser la mejor mujer, mamá o esposa” en relación con otras y eso crea un ambiente propicio a la rivalidad entre mujeres.
En este contexto, ¿la rivalidad es negativa?
La rivalidad entre mujeres hace que se beneficien las estructuras del poder patriarcal, los machistas y las mujeres y hombres misóginos.
Procuro y recomiendo no hacer relaciones rivales, sino aprender una nueva ética de apoyo, respeto y concordancia para estar mejor en las relaciones con mujeres y sacar provecho.
Hay que hacer consciencia de lo complicado que es entrarle a un conflicto permanente con otras. Lo indeseable que es, lo que nos daña y recorremos esos espacios y vemos sufrimiento de mujeres por las relaciones conflictivas con otras: jefas que son nefastas con sus colaboradoras, o trabajadoras o colegas que son una constante molestia para las relaciones de cooperación que deberían prevalecer.
Entonces, ¿cuál es la propuesta?
La propuesta feminista es desmontar ese afecto rival por nosotras, ese pensamiento propiciado contra las demás y buscar un proceso de reeducación afectiva e intelectual, ir cambiando nuestras opiniones hacia las demás, verlas como compañeras, entender que son mujeres como nosotras, que enfrentan dificultades familiares, conyugales y laborales.
Lea más: ¿Para qué tener un Sello de Igualdad de Género?
Pero, ¿cómo se puede aplicar la sororidad en el ámbito laboral?
Lograr ser una buena trabajadora capaz de apoyar a las compañeras; si es jefa tratar de ser una entrañable, que será recordada siempre por la capacidad incluyente de reconocer el trabajo, de felicitarlas, de favorecerlas cuando tienen algún tipo de problema; o sea, un liderazgo y una jefatura laboral que no explote a las mujeres, sino que favorezca su buen desarrollo laboral, su crecimiento personal, su capacidad formativa y desde luego apoyar su desarrollo profesional.
¿Qué se consigue con esta alianza?
Tiene que ver con mejorar la vida laboral, que es clave en la sociedad contemporánea y es clave para las mujeres porque tenemos doble jornada de trabajo: sostenemos el trabajo doméstico y el cuidado de los menores y de enfermos, y que son tareas complicadísimas y si no lo entendemos, no comprenderemos por qué están cansadas a media jornada, por qué hablan por teléfono y dirigen su casa desde la oficina.
Necesitamos desarrollar una gran comprensión de las mujeres, una empatía, ponernos en los pies de la otra y entenderla para dejar de la rivalidad y ver en qué la podemos ayudar, crear mecanismos de convergencia, de sintonía, de sinergia entre las mujeres.