Ni con llave maestra se abrieron los candados del “Machillo”

La ausencia de Celso Borges, jugador clave en el esquema del Alajuelense, obligó a Óscar Ramírez a replantear la formación que utilizaría para enfrentar a Puntarenas en el juego de ida de la semifinal.

El técnico manudo mantuvo la línea de cuatro titular: Martínez, Van der Putten, Gamboa y Oviedo y se decidió por una línea de cinco en la cintura, con tres volantes centrales: Villalobos, Bran y Parkins y dos mediocampistas por los costados, Lucumi y Campos que flanquearan al ariete Toril a la hora de pasar al ataque.

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Lo que sucedió fue que no hubo tiempo de que la Liga pasara al ataque, porque apenas al minuto 11, expulsaron a Toril por una plancheta innecesaria que le cometió a Kliver Gómez y entonces, muy temprano el estratega manudo se apuntó a uno de sus sistemas tácticos preferidos, el reforzamiento de la retaguardia y como consecuencia casi lógica, el abandono del ataque.

Alajuelense se atrincheró, construyó un bosque de piernas concentrado, ordenado, escalonado y sacrificado y los pupilos de César Alpízar en todo lo largo que le quedaba al partido, no hallaron los trillos que pudieran inquietar el marco de Washington Ortega.

Curiosamente, la ocasión más clara de gol y casi la única de todo el trabado partido, la tuvo Alejandro Bran, quien con el marco a su disposición remató de cabeza, pero los reflejos felinos de Leonel Moreira impidieron la anotación.

Los Tiburones no se cansaron de atacar, los tiros libres y de esquina en piernas de Ulises Segura eran rosario. Gómez y John Paul Ruiz subían por los costados, pero los gestores de los pases de la muerte como Dariel Castrillo y Raheem Cole no estuvieron finos.

Miguel Sansores y Anthony Hernández en la segunda parte, recibieron escasa munición para disparar, de ahí que Ortega tuvo poco trabajo y el “Machillo”, supo refrescar a su sacrificada retaguardia con los ingresos escalonados de Daniel Chacón, Fernando Piñar y Aarón Salazar para que los candados no se aflojaran.

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Alajuelense, sin Toril, jugó al 0-0 y lo consiguió, confiado quizá de que esta noche en La Catedral, podrá inclinar la semifinal a su favor. Sin embargo, Puntarenas es un equipo de absoluto respeto, su nómina es valiosa, tiene capacidad de sobra para dar un golpe de efecto, de manera que la serie está abierta, aunque el entorno, el regreso de Celso, la localía, proyectan al León como favorito.

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